La piqueta, acaba con la ermita de los milagros
El poder humano super¨® a los supuestos designios divinos, y la orden del alcalde de Navalcarnero (10.000 habitantes), el socialista Jos¨¦ Luis Adell, se ejecut¨® sin compa si¨®n. Esta vez ni un milagro, evit¨® que el Ayuntamiento derribara la ermita que el curandero Manuel Miranda edific¨® sin licencia en unos terrenos r¨²sticos. Escoltada por medio centenar de guardias civiles, una pala excavadora destroz¨® en media hora el templo en medio de las l¨¢grimas de dolor de decenas de devotos. Cada domingo acud¨ªan al lugar cientos de ellos para que el agua de Miranda les curase de sus dolencias.
El curandaro no cede, sin embargo, en su lucha contra la corporaci¨®n local, y anunci¨® ayer que ya ha comprado material para montar semanalmente una iglesia ambulante de quita y pon.Nada ni nadie consigui¨® ablandar el coraz¨®n del alcalde de Navalcarnero. Agotados los recursos administrativos, las plegarias y las s¨²plicas de los feligreses de la ermita de los milagros no pudieron paralizar el derribo de la ermita, que estaba anunciado a las diez de la ma?ana de ayer.
Los seguidores de Miranda hab¨ªan anunciado que opondr¨ªan una resistencia tenaz y prometieron frenar la demolici¨®n, incluso con sus propios cuerpos. El Ayuntamiento respondi¨® al desaf¨ªo trasladando a la ermita a medio centenar de agentes de las fuerzas de seguridad. Hasta los mismos pies de la capilla lleg¨® una docena de furgonetas de la Guardia Civil y tres veh¨ªculos de la Polic¨ªa Local de Navalcarnero. Todo para garantizar que el templo erigido por Miranda -m¨¢s bien, una nave industruial- quedaba reducido a escombros.
Las fuerzas de seguridad se quedaron perplejas en un primer momento al observar la estrategia defensiva montada por los ac¨®litos de Miranda. En la puerta de la ermita, un cami¨®n con remolque -m¨¢s de 25 metros de longitud- les cerraba el paso. M¨¢s atr¨¢s, una imagen de Cristo crucificado hac¨ªa las veces de barrera. A su vera, otras im¨¢genes de santos intentaban detener a los agentes. Adem¨¢s, por si fallaba la intercesi¨®n divina, los devotos sembraron el terreno de clavos para pinchar las ruedas de los veh¨ªculos policiales y de la excavadora.
Castigo de Dios
A las 10.30 surgieron los primeros enfrentamientos verbales, cuando la Guardia Civil exigi¨® tener v¨ªa libre hasta la ermita. Escoltado por los agentes, el secretario del Ayuntamiento de Navalcarnero present¨® a Miranda una orden de derribo acompa?ada por el mandato judicial que les facilitaba la entrada al recinto. Tras la primera negativa del curandero -sus fieles se preparaban ya para una carga policial-, Miranda decidi¨® rendirse. "Est¨¢ bien, no quiero que ninguno de los m¨ªos sufra, acataremos la orden del alcalde. Esto es un castigo de Dios que me pone a prueba, pero yo demostrar¨¦ que sigo teniendo fe", proclam¨®, al tiempo que ordenaba el desalojo de la ermita y que todos los objetos, bancos, im¨¢genes y flores fuesen sacados al campo.Durante el traslado, los apenados devotos pidieron castigo para el alcalde y para el cura de Navalcarnero, Sabino Fern¨¢ndez. Encama, embarazada de tres meses y que aseguraba que se cur¨® de un tumor tras sus visitas a la ermita , afirm¨® conmovida que la culpa de todo la ten¨ªa el sacerdote de la localidad, porque ten¨ªa envidia de Miranda.
"Lo que el alcalde destruye, Dios lo construye", afirm¨® Rosa Bernab¨¦, vecina de Alcorc¨®n, que visita desde hace siete a?os al curandero. Anastasia Bah¨®n, desahuciada a causa de un c¨¢ncer, mantiene tambi¨¦n la esperanza y espera que, con ayuda de alguna instituci¨®n, pronto puedan construir otra ermita donde reunirse bajo la mirada atenta del Santo Custodio.
A las 12.30, una gran pala excavadora penetr¨® en la finca. Antes, con la ayuda de los t¨¦cnicos municipales, se hab¨ªa desmontado el altar, las vidrieras y otros adornos de la iglesia. En poco m¨¢s de media hora, la excavadora arras¨® la nave. A petici¨®n de Miranda, se dej¨® en pie una caseta de ladrillo instalada a la entrada de la finca, donde guardar¨¢n a partir de ahora las im¨¢genes religiosas retiradas del templo.
Terreno r¨²stico
Ni el alcalde, Jos¨¦ Luis Adell, ni los concejales de Navalcarnero presenciaron la operaci¨®n de derribo. Un portavoz municipal asegur¨® que el Ayuntamiento se hab¨ªa limitado a cumplir la ley, ya que la nave se hab¨ªa edificado sin licencia en un terreno r¨²stico. Despu¨¦s advirti¨® que no hab¨ªa posibilidad de regularizar una infracci¨®n urban¨ªstica como la cometida por Miranda. Hasta la finca tambi¨¦n se trasladaron tres responsables de la Comunidad de Madrid, que dieron su conformidad a la orden de derribo del Ayuntamiento de Navalcarnero.El abogado de Miranda, Jacinto Garc¨ªa Quintas, anunci¨® que hoy va a presentar un recurso para solicitar al Ayuntamiento que construya de nuevo la nave e indemnice al curandero por los destrozos cometidos. Al final de la jornada, Manuel Miranda asegur¨® que confiaba en Dios y adelant¨® que el pr¨®ximo domingo va a montar una iglesia de campa?a, con varios toldos, donde colocar¨¢ las im¨¢genes y celebrar¨¢ el rezo del rosario.
El curandero de Navalcarnero dej¨® claro que no quer¨ªa culpar a nadie por el derribo: "Dios da a cada uno lo suyo, y al final todos nos vemos las caras".
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