La nueva 'fontaner¨ªa' del coraz¨®n
6.000 espa?oles fueron intervenidos de problemas coronarios sin cirug¨ªa en 1992
Ochenta de cada 100.000 espa?oles sufren cada a?o problemas coronarios, una enfermedad propia de los pa¨ªses que comen bien. La acumulaci¨®n de grasas estrecha las arterias del coraz¨®n hasta impedir el paso de la sangre. Frente a la cirug¨ªa tradicional, desde hace dos d¨¦cadas se intenta simplemente desatascar la tuber¨ªa. Sin bistur¨ª, sin posoperatorio, toda una serie de microinstrumentos han sido dise?ados para limar, aplastar, cortar o vaporizar la placa de ateroma que obstruye la circulaci¨®n. En 1992, 6.000 espa?oles fueron operados con estos sistemas.
La ¨²ltima innovaci¨®n en esta l¨ªnea terap¨¦utica, denominada angioplastia por radiofrecuencia, ya se aplica en Espa?a en el hospital La Paz de Madrid. Como explica Jos¨¦ Luis L¨®pez Send¨®n, jefe de secci¨®n de la Unidad Coronar¨ªa de La Paz y secretario de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa, cuando la luz de las arterias coronar¨ªas se cierra, el primer tratamiento siempre es un medicamento que consiga reducir el consumo de ox¨ªgeno del coraz¨®n.El segundo, hasta ahora, someter al paciente a una complicada intervenci¨®n quir¨²rgica, no exenta de riesgos durante y despu¨¦s de ser efectuada, por la que se sustituye la arteria da?ada por una vena procedente de la pierna del propio paciente. El m¨¦todo es conocido como by pass. Durante 1992, entre 10.000 y 12.000 intervenciones de este tipo se realizaron en los hospitales espa?oles.
Pero desde que en la d¨¦cada de los setenta un m¨¦dico suizo empez¨® a utilizar la angioplastia, este tratamiento se perfila como alternativa.
Desde la ingle
El enfermo se tiende en el quir¨®fano s¨®lo con anestesia local. Desde la arteria femoral, a la altura de la ingle, se le introduce un cat¨¦ter que viaja por el sistema arterial hasta el vaso da?ado del coraz¨®n. Por su interior circulan peque?¨ªsimos instrumentos destinados a volver a abrir la, luz de la arteria oclu¨ªda por la placa de ateroma, bien rasp¨¢ndola, cort¨¢ndola o aplast¨¢ndola. En Estados Unidos, de las 600.000 intervenciones coronar¨ªas que se efect¨²an cada a?o la mitad ya se hace por angioplastia. El enfermo puede abandonar el hospital apenas dos d¨ªas despu¨¦s de haber sido intervenido.El problema que plantea este m¨¦todo en la actualidad es que el propio tratamiento supone alguna agresi¨®n para el tejido del vaso. La reacci¨®n inflamatoria de la pared arterial puede terminar por ocluir de nuevo el calibre arterial que se acaba de restituir. "Esto tiene que saberlo la poblaci¨®n. Entre un 35% y un 40% de los pacientes intervenidos responde con una cicatriz que ocupa el espacio de lo que antes era la placa de ateroma", comenta Nicol¨¢s Sobrino, jefe de secci¨®n de Hemodin¨¢mica y Cardiolog¨ªa Intervencionista del hospital La Paz de Madrid.
Los cardi¨®logos est¨¢n dispuestos a realizar una segunda intervenci¨®n, pero no la tercera, para la que ya se recurre a la cirug¨ªa abierta cl¨¢sica. Por este motivo, la investigaci¨®n contin¨²a en todo el mundo en busca de perfeccionamiento.
La ¨²ltima innovaci¨®n, que combina el cateterismo con una fuente de calor, apenas se ha empezado a utilizar en algunos pa¨ªses, entre ellos Espa?a. Nicol¨¢s Sobrino ha intervenido en 1992 a 62 pacientes con esta t¨¦cnica en La Paz de Madrid, el ¨²nico centro espa?ol en el que se realiza, de momento. Este n¨²mero de intervenciones es la mayor realizada en el mundo. Jap¨®n contabiliza unos 20 casos y Estados Unidos una treintena, seg¨²n Nicol¨¢s Sobrino.
Se denomina angioplastia por radiofrecuencia porque el cat¨¦ter traslada, adem¨¢s, hasta la zona lesionada un electrodo unipolar conectado a una fuente de energ¨ªa. Mediante una placa met¨¢lica, situada en la espalda del paciente, se genera un circuito el¨¦ctrico que produce calor en el vaso oclu¨ªdo y, con ello, una plasticidad en la pared arterial que permite casi remodelar el vaso para cualquier manipulaci¨®n. "Cabe esperar que el proceso de cicatrizaci¨®n no sea tan exuberante y se produzcan menos reca¨ªdas", explica Sobrino.
Esperar seis meses
La corta experiencia hasta ahora -hay que esperar seis meses para evaluar el ¨¦xito de la intervenci¨®n- permite, sin embargo, confirmar mejores resultados que con otras t¨¦cnicas. "Por el momento podemos decir que no tenemos complicaciones inmediatas y que conseguimos di¨¢metros de la luz de los vasos mejores que con la angioplastia cl¨¢sica", afirma.El calor tiene tambi¨¦n la virtud de desnaturalizar determinadas prote¨ªnas relacionadas con la coagulaci¨®n sangu¨ªnea, lo que evita que se generen trombos capaces de cerrar en el acto la misma arteria que se acaba de desatascar segundos antes.
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