"No sobrevaloro el fen¨®meno neonazi"
"No creo que el radicalismo de derechas ni el fascismo tengan la m¨¢s m¨ªnima posibilidad en Europa", asegura quien ha agitado el fuego de la xenofobia mientras gui?aba un ojo c¨®mplice a la extrema derecha. J?rg Haider, de 42 a?os, el gran protagonista de la pol¨ªtica austriaca de los ¨²ltimos a?os, rechaza la etiqueta de ultraderechista; es el nuevo modelo de l¨ªder del populismo europeo. Un pol¨ªtico h¨¢bil, bien preparado e inteligente, capaz, incluso, de calificar p¨²blicamente de "eficiente" la pol¨ªtica laboral de Adolf Hitler.
Joven, guapo y con dinero. Seductor y con pocos escr¨²pulos. Se hizo con el viejo Partido, Liberal (FPOE), y con grandes dosis de demagogia, basada claramente en la xenofobia, lo llev¨® hasta un 17% de votos en las ¨²ltimas elecciones. Los acontecimientos de esta semana, como el relativo fracaso de su iniciativa contra los extranjeros o la escisi¨®n de su partido, indican que podr¨ªa haber tocado techo.Pregunta. Se le acusa de organizar la iniciativa sobre los extranjeros con fines electorales y de agitaci¨®n, porque, de hecho, los puntos de su programa ya estaban asumidos por el Gobierno.
Respuesta. S¨ª, pero la realidad nos muestra que el Gobierno dict¨® leyes policiales, pero no leyes sociales. Nuestro principio en la petici¨®n popular con respecto a la inmigraci¨®n es que s¨®lo es posible aceptar inmigrantes en la medida en que se les pueda asegurar un puesto de trabajo, una vivienda y la integraci¨®n social de los ni?os en las escuelas.
P. ?No cree que algunos puntos de su programa, como la exigencia de una identificaci¨®n para los extranjeros, abren el camino a la discriminaci¨®n?
R. No, porque los 12 puntos del programa los hemos extra¨ªdo de los programas electorales de los partidos del Gobierno. La diferencia es que la coalici¨®n no los ha puesto en pr¨¢ctica, raz¨®n por la que hemos movilizado a la poblaci¨®n. La obligaci¨®n de los extranjeros de llevar el documento de identificaci¨®n o la cl¨¢usula del m¨¢ximo de 30% de ni?os extranjeros en las escuelas son iniciativas de los partidos del Gobierno, que no llegaron ni a debatirlo en el Parlamento.
P. ?Por qu¨¦ pretende introducir en la Constituci¨®n que: Austria no es un pa¨ªs de inmigraci¨®n?
R. Se trata de una reacci¨®n causada por la comparaci¨®n con la conducta que en este campo siguen nuestros vecinos. Suiza, en el ¨²ltimo medio a?o, ha cambiado completamente su pol¨ªtica de inmigraci¨®n. Franceses y brit¨¢nicos aplican tambi¨¦n medidas restrictivas. Los alemanes han puesto el freno, los polacos han cerrado sus fronteras, los h¨²ngaros expulsaron en 1992 a 800.000 extranjeros. Nosotros tenemos que reaccionar. Vivimos todos en un espacio com¨²n y no podemos solucionar el problema permitiendo que en Europa del Este, todos los que no est¨¢n satisfechos con su situaci¨®n econ¨®mica, vengan a Occidente pensando que aqu¨ª van a obtener trabajo y vivienda, porque no lo tenemos para d¨¢rselo. Hasta que no se desarrolle este concepto tenemos que imponer medidas restrictivas para que en Austria no suceda lo que pas¨® en Alemania.
P. ?Cree usted que existen las condiciones para que se produzca una explosi¨®n de violencia como en Alemania?
R. Naturalmente. Si seguimos aceptando emigrantes y no tenemos viviendas, van a vivir 20 personas en 50 metros cuadrados. Esto es indigno y es la base para el desarrollo de barrios marginales, para la explosi¨®n de conflictos sociales y para la criminalidad. La segunda parte es que nosotros, como vecinos de la antigua Yugoslavia, somos el lugar m¨¢s propicio para la llegada de refugiados de guerra. Para absorberlos tenemos que ser restrictivos con la inmigraci¨®n. Somos el pa¨ªs que m¨¢s refugiados tiene por habitante. No se le puede pedir a Austria que deje entrar a todo el mundo cuando fuera todos est¨¢n cerrando sus fronteras.
P. En Europa tiene usted una imagen de extremista de derechas y se le compara con el alem¨¢n Franz Sch?nhuber o el franc¨¦s Jean-Marie Le Pen...
R. La respuesta es relativamente simple. Para impedir que aqu¨ª se desarrollen partidos como los de Sch?nhuber o Le Pen, nosotros, uno de los partidos tradicionales austr¨ªacos, nos hemos dado cuenta a tiempo y nos hemos enfrentado a los problemas, porque si no, existir¨ªa el peligro del desarrollo de fuerzas de extrema derecha. Creo que hemos prestado un aran servicio a la democracia.
P. ?Qu¨¦ piensa del fen¨®meno neonazi?
R. Yo no lo sobrevaloro. Las tendencias que se han dado en Alemania tienen mucho que ver con los problemas econ¨®micos, que a¨²n no han sido solucionados. No tiene por qu¨¦ haber ning¨²n peligro si hay intenci¨®n de solucionar los problemas de la gente. Para una persona joven que no tiene trabajo, que ve c¨®mo llegan permanentemente nuevos refugiados que tampoco tienen ninguna seguridad para su existencia, se crea un clima peligroso. Nosotros estamos en Europa, pero decidimos qui¨¦n entra en nuestro pa¨ªs. En Alemania se trata de un problema temporal que hay que enfrentarlo con una pol¨ªtica econ¨®mica ofensiva y con medidas de confianza para tranquilizar a la poblaci¨®n. Pero no veo que el radicalismo de derechas y el fascismo tengan ninguna posibilidad en Europa, absolutamente ninguna.
P. ?No cree usted que agitar el problema de los extranjeros, no s¨®lo trae malos recuerdos, sino que es muy peligroso?
R. Uno no puede tener miedo de fen¨®menos que ya existen, ni reaccionar s¨®lo cuando ya es necesario correr a apagar las llamas. Hay que impedir desde el primer momento que se produzca el fuego. En la cuesti¨®n de los extranjeros dijimos: inmigraci¨®n en la medida en que tengamos trabajo y vivienda; por eso debemos solucionar antes estos problemas en Austria:, No puedo dejar entrar a 300.000 personas, como sucedi¨® en los ¨²ltimos dos a?os, si hay 250.000 austriacos que buscan casa. Si permitimos eso enfrentamos a extranjeros con austriacos, es una irresponsabilidad.
P. ?No cree que es una agitaci¨®n asegurar que los padres de los alumnos musulmanes quieren quitar los crucifijos de los colegios?
R. Estoy convencido. Si yo viviera en Estambul nadie se imaginar¨ªa que se me ocurriera exigir en el colegio de mi hijo que se cambiara la media luna por una cruz. Si hoy en d¨ªa usted viaja a Arabia Saud¨ª, a Irak o Ir¨¢n de vacaciones, la oficina de turismo le avisa que, si es mujer, debe usar velo, de que tiene que aceptar algunos usos culturales, de que no puede beber alcohol...
P. Pero no son democracias.
R. Eso no es ning¨²n argumento. Hemos luchado por los valores occidentales: la democracia, el Estado de derecho, la tolerancia religiosa o la igualdad de los sexos. Todo eso no existe en el islam. Quienes llegan a nuestro pa¨ªs, a nuestro mundo, deben aceptar los principios b¨¢sicos de nuestra sociedad, de nuestra cultura. Hay que exigirles que se integren. ?Qu¨¦ tipo de sociedad es ¨¦sta? S¨®lo porque en Austria viven ni?os musulmanes no podemos discriminar a las j¨®venes y a las mujeres que quieran hacer gimnasia y obligarlas a ir tapadas con un velo. Creo que esto es una regresi¨®n en el proceso de civilizaci¨®n. Es falso entender por sociedad multicultural que los principios de otras culturas, contra los que ya se ha luchado, penetren ahora por la puerta trasera. ?En qu¨¦ queda entonces la Revoluci¨®n Francesa, que apostaba por la libertad, la igualdad y la fraternidad, si ahora aceptamos la tradici¨®n religiosa y cultural del islam, que quiere exactamente lo contrario? ?sta es mi motivaci¨®n, pero nadie se atreve a decirlo. Porque en Austria la verdad no forma parte del debate. Y cuando uno lo dice es un extremista de derechas o un fascista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.