Una comprobaci¨®n
Cabaret
De Joe Masteroff, canciones de Fred Ebb, m¨²sica de John Kaner; basado en la obra de John van Drutten, sobre narraciones de Cristopher Isherwood. Versi¨®n en castellano y direcci¨®n: J¨ºrome Savary. Int¨¦rpretes: Nina, Silvia Tortosa, Marc Mart¨ªnez, Ovidi Montllor, Mireia Ros, Victor Pi , Michel Dussarat. Escenograf¨ªa: Michel Lebois. Vestuario: Michel Dussarat. Iluminaci¨®n: Alain Poisson.
Teatro Madrid, 4 de febrero.
Un jovenc¨ªsimo aspirante a escritor americano llega a Berl¨ªn al comenzar 1930 y encuentra, a su casta e ingenua mirada, dos horrores, dos corrupciones: las de costumbres sexuales y la del nazismo que arranca y que llegar¨¢ a lanoche de cristal contra los jud¨ªos. Prefiere lo que a sus ojos es corrupci¨®n moral que esa rebeli¨®n de los puros atroces con la esv¨¢stica al frente de la violencia. La obra de teatro, luego el musical de Broadway -que es el que vemos aqu¨ª-, fueron superados por Bob Fosse, que hizo una pel¨ªcula a la que ya se puede llamar hist¨®rica.
Ampliaciones y abandonos
Fosse ampli¨®, pienso, el tenia obsceno del nazismo y de la persecuci¨®n jud¨ªa, el n¨²mero de personajes, las historias de amor mezcladas; quiz¨¢ abandon¨® un poco otros factores de la cr¨®nica, como la indiferencia de la poblaci¨®n, el desd¨¦n general por la pol¨ªtica, la incredulidad en que el pueblo alem¨¢n pudiera convertirse tan r¨¢pidamente en una mayor¨ªa de asesinos.
La comparaci¨®n entre la pel¨ªcula y el musical es, naturalmente, temible: y es imposible no percibirla, a pesar de la excelencia de este montaje. Tanto m¨¢s dif¨ªciles para algunos de los artistas como que est¨¢n obligados a repetir tipos creados por otros, como el del famoso maestro de ceremonias, que aqu¨ª hace Michel Dussarat con una calidad que le convierte en protagonista, o con el papel que en la pel¨ªcula hacia Liza Minelli: y Nina lo representa muy bien, sobre todo en las canciones, para las que tiene voz, adem¨¢s de un aspecto f¨ªsico excelente. Podr¨ªa decirse que el reparto, sobre todo con Silvia Tortosa y Ovidi Montllor, que tuvo su ¨¦xito propio, pasan por esos mismos problemas de los tipos previamente creados, y los resuelven bien.
Suena bien la orquesta, en el escenario, y quedan muy aceptables el decorado y sus luces, las canciones, una cierta rapidez en el desarrollo del tema. Lo que queda de incoherencia, probablemente como consecuencia de cortes considerables -hay d¨ªas de dos representaciones-, lo suple el espectador con su conocimiento de la obra y hasta con su inter¨¦s pol¨ªtico por el nazismo, al que algunos ven renaciente: algo tiene todo esto de did¨¢ctico.
Tambi¨¦n pone mucho inter¨¦s el espectador en comprobar el teatro, en rememorar en vivo lo que vio en el cine o la televisi¨®n, y premia con los aplausos a la creaci¨®n escenogr¨¢fica por haberlo conseguido.
La obra tiene previsto estar en cartel hasta el pr¨®ximo d¨ªa 28: la demanda de localidades es enorme, y ¨¦se es un buen s¨ªntoma.
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