La oleada de refugiados
En 1991 hab¨ªa 17.000.000 -s¨ª, 17 millones- de refugiados en el mundo, seg¨²n Sadako Ogata, alto comisario para Refugiados de Naciones Unidas. Los grupos individuales m¨¢s grandes los constitu¨ªan los cinco millones de afganos (tres millones en Pakist¨¢n y dos millones en Ir¨¢n) y unos seis millones en ?frica, sobre todo en Somalia y Etiop¨ªa, en el Cuerno de ?frica. ?Cu¨¢ntos m¨¢s habr¨¢ en 1992? En la antigua Yugoslavia ya hay m¨¢s de 1.200.000 personas desplazadas. Si se produjeran enfrentamientos ¨¦tnicos en Asia central, o en alguna otra rep¨²blica de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, como Armenia y Azerbaiy¨¢n, ?cu¨¢ntos millones m¨¢s de personas sufrir¨ªan la desgracia de perder sus hogares y encontrarse en tierras extra?as -si es que consiguen entrar- hambrientos y sin hogar?Los refugiados son individuos que huyen de un r¨¦gimen que amenaza con matarles, como en Camboya, o que huyen de guerras civiles, como en el caso de Vietnam, o que son arrancados de sus hogares y expulsados de su pa¨ªs, como es el caso de la espeluznante limpieza ¨¦tnica que tiene lugar en la actualidad en la antigua Yugoslavia. Pero ?c¨®mo se puede definir a los millones de individuos que pretenden en la actualidad abandonar sus pa¨ªses a causa del desempleo y el hambre y cruzar la frontera, si pueden, para ir a otro pa¨ªs? Como los 20.000 albanos que se api?aron en barcas, apretados como sardinas, con la pretensi¨®n de entrar en Italia, pero que fueron rechazados. O como los miles de haitianos que atraviesan las traicioneras aguas del Caribe en peque?as barcas que hacen agua con la intenci¨®n de entrar en Estados Unidos y solicitar asilo pol¨ªtico, pero que son rechazados porque son s¨®lo individuos sin empleo que abandonan Hait¨ª en busca de oportunidades econ¨®micas. O como los miles de gitanos rumanos que han inundado Alemania, y que el Gobierno alem¨¢n est¨¢ devolviendo ahora a Rumania con dinero en efectivo para que Rumania los acoja.
Son s¨®lo extra?os que no tienen ciudadan¨ªa ni derechos, que son el producto de econom¨ªas fracasadas o de grandes aumentos demogr¨¢ficos repentinos, y que pretenden huir. El capital puede moverse libremente por todo el mundo, pero la gente no.
Hasta el a?o 2000, o incluso despu¨¦s, pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses industrializados avanzados, salvo posiblemente Jap¨®n, tendr¨¢n que enfrentarse a la oleada de inmigrantes o extranjeros ilegales que pretendan entrar en esos pa¨ªses. Hasta 1990, pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses desarrollados aceptaban inmigrantes. Durante el reasentamiento masivo de refugiados indochinos, Estados Unidos acept¨® a m¨¢s de un mill¨®n. Jap¨®n acept¨® a un n¨²mero limitado de personas, pero financi¨® la mitad de los gastos del presupuesto de Naciones Unidas para los refugiados indochinos. En la actualidad, casi todos los pa¨ªses del mundo se niegan a aceptar a los refugiados pol¨ªticos o a los que emigran por razones econ¨®micas y que est¨¢n llamando desesperadamente a sus puertas. Di hecho, como en Europa, se est¨¢n alzando pro testas populares contra los inmigrantes y los partidos de derechas se benefician progresiva mente de ello (aproximadamente un 20% de los votos en Ale man¨ªa, Austria y Francia).
Las razones b¨¢sicas son sencillas: todas estas naciones atraviesan un periodo de recesi¨®n econ¨®mica, y el desempleo en estos pa¨ªses es elevado. Alegan, y es comprensible desde su punto de vista, que no pueden permitirse aceptar inmigrantes. Francia, Reino Unido, Alemania y Holanda han cerrado sus puertas y mantienen rigurosos controles, permitiendo la entrada s¨®lo a las mujeres e hijos de los trabajadores ya establecidos o a personas muy cualificadas. Alemania y Reino Unido siguen concediendo asilo pol¨ªtico, pero, despu¨¦s de investigarlas, rechazan m¨¢s del 80% de las solicitudes. ?Qu¨¦ pasa con el resto? ?Qu¨¦ se puede hacer?
Hay dos razones b¨¢sicas para esta situaci¨®n con la que el mundo se enfrenta. Una son las guerras civiles en algunos pa¨ªses y regiones. La otra es un gran desequilibrio demogr¨¢fico: la mayor¨ªa de los pa¨ªses del Tercer Mundo tiene una poblaci¨®n predominantemente joven, mientras que las sociedades avanzadas, en especial Jap¨®n, tienen una poblaci¨®n envejecida. Cada una de estas situaciones por s¨ª sola resultar¨ªa muy dif¨ªcil de controlar para el mundo. Juntas forman una oleada insuperable y abrumadora.
Consideremos el alcance de la primera situaci¨®n. En la guerra del Golfo, cinco millones de personas se convirtieron en refugiados, en tres oleadas. Como consecuencia de la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait, m¨¢s de un mill¨®n y medio de personas huyeron de la zona del Golfo. Entre ellas, 700.000 egipcios, 380.000 kuwait¨ªes, 250.000 palestinos y m¨¢s de 350.000 asi¨¢ticos, en su mayor parte de Sri Lanka, Pakist¨¢n, Bangladesh y Filipinas (eran trabajadores invitados extranjeros empleados en los campos de petr¨®leo o en los otros puestos de trabajo del sector de servicios de la regi¨®n). En Bangladesh, m¨¢s de un mill¨®n de familiares depend¨ªan de los 110.000 banglades¨ªes que trabajaban en Kuwait e Irak. Los paquistan¨ªes enviaban a sus hogares entre 1.000 y 2.000 millones de d¨®lares al a?o. Ahora, casi todo esto se ha perdido.
En la segunda oleada, aproximadamente un mill¨®n de yemen¨ªes regres¨® a su pa¨ªs desde Arabia Saud¨ª, donde su presencia causaba temor. En la tercera oleada, como el r¨¦gimen de Sadam Husein segu¨ªa en el poder m¨¢s de un mill¨®n y medio d kurdos, seg¨²n funcionarios de Naciones Unidas, huyeron de Irak -en seis d¨ªas- con destino a Turqu¨ªa e Ir¨¢n. Adem¨¢s, cerca de 800.000 musulmanes shi¨ªes, temiendo las persecuciones de Sadam, huyeron tambi¨¦n a Ir¨¢n.
La prensa internacional olvid¨® r¨¢pidamente casi todo esto, porque son zonas remotas y pueblos sin voz. Pero ahora el problema es Yugoslavia, una guerra civil que ha destrozado una naci¨®n europea y que ha conducido al implacable bombardeo de Sarajevo, una bella ciudad rodeada de colinas, donde se celebraron los Juegos Ol¨ªmpicos de invierno hace s¨®lo unos a?os, y comparable, pongamos por caso, a Kioto cuando fue bombardeada por artilleros desde las colinas que la rodean.
Yugoslavia es una entidad artificial, creada en 1918 de las ruinas de los imperios austro-h¨²ngaro y otomano y que ahora tiene unos 24 millones de habitantes. Serbia y Croacia, las dos regiones m¨¢s grandes, comparten un mismo idioma (el serbocroata), pero utilizan diferentes alfabetos: el cir¨ªlico, la escritura rusa, en el caso de los serbios, y el romano, la escritura latina, en el de los croatas. Los eslovenos hablan un idioma que los dem¨¢s no entienden. Los serbIos son cristianos ortodoxos orientales, mientras que los croatas y eslovenos son cat¨®licos romanos, una divisi¨®n que se remonta a hace mil a?os, cuando las dos corrientes de la cristiandad se escindieron entre Roma y Bizancio. En Bosnia y Kosovo, un enclave dentro de Serbia, hay amplias poblaciones musulmanas; no son musulmanes ¨¢rabes, sino eslavos que abrazaron la fe musulmana hace siglos. Es una tierra dividida por la pertenencia a una etnia, por el idioma, por la religi¨®n y por un nivel distinto de desarrollo socioecon¨®mico.
Antes de la II Guerra Mundial, un monarca serbio manten¨ªa unida Yugoslavia, y Serbia dominaba el pa¨ªs. Los nazis derrocaron al rey y crearon un Estado croata independiente bajo un r¨¦gimen t¨ªtere. Estall¨® una feroz guerra de exterminio, en la que serbios y croatas se mataban entre s¨ª, al mismo tiempo que los propios serbios se divid¨ªan en dos fuerzas, una a las ¨®rdenes de Tito, prorruso, y la otra, bajo el mando del general
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La oleada de refugiados
Viene de la p¨¢gina anteriorMijailovic, que era proserbio y que m¨¢s tarde ser¨ªa ajusticiado, acusado falsamente de colaborar con los alemanes. Todo esto sembr¨® la semilla de una amarga divisi¨®n fratricida.
Tito, un croata, unific¨® el pa¨ªs despu¨¦s de la II Guerra Mundial, pero, aunque rompi¨® con los rusos por razones nacionalistas, elimin¨® a todos los l¨ªderes liberales de las distintas rep¨²blicas. La principal dificultad era econ¨®mica. La planificaci¨®n no pod¨ªa funcionar, y Tito se vio obligado a pedir importantes pr¨¦stamos a Occidente, que le apoy¨® por razones pol¨ªticas. En 1980, el pa¨ªs estaba al borde de la bancarrota. Una vez m¨¢s, lleg¨® la ayuda externa, como tambi¨¦n llegaban las remesas de yugoslavos que hab¨ªan ido a trabajar a Europa y que enviaban dinero a su pa¨ªs. La muerte de Tito puso fin a toda autoridad responsable y la econom¨ªa del pa¨ªs empez¨® a caer en picado. En 1989, la inflaci¨®n era del 2.500%.
Eslovenia y Croacia, las dos regiones m¨¢s desarrolladas, intentaron separarse. Eslovenia consigui¨® la independencia, pero cuando Croacia se dispon¨ªa a seguir sus pasos, los serbios, que dominaban el Ej¨¦rcito federal, comenzaron a atacar. Al principio, Estados Unidos era proserbio, con el fin de mantener la estabilidad. Pero Alemania reconoci¨® la independencia de Croacia (ya que hab¨ªa formado parte del antiguo imperio austro-h¨²ngaro) y estall¨® la violencia, en la que se vio envuelto todo el pa¨ªs.
Loque ha hecho dif¨ªcil cualquier soluci¨®n es que no hay demarcaciones claras de poblaci¨®n en toda la antigua Yugoslavia. La partici¨®n, una soluci¨®n te¨®rica, resulta imposible. Hay importantes minor¨ªas de serbios, croatas y musulmanes dentro de cada una de las rep¨²blicas. De ah¨ª que el Ej¨¦rcito serbio dominante se haya dedicado a lo que ellos han llamado limpieza ¨¦tnica, es decir, a expulsar a musulmanes y otras minor¨ªas para que las regiones serbias sean puras.
A finales de octubre ya hab¨ªa cerca de un mill¨®n y medio de personas desplazadas dentro de las viejas fronteras de Yugoslavia. Unas 650.000 han encontrado refugio en Croacia, barridas de las actuales zonas serbias. No obstante, la animosidad y el miedo son tan grandes que Croacia ahora se niega a aceptar a los refugiados musulmanes de Bosnia, cuyos pueblos han quedado destruidos. En la zona bosnia de Sarajevo, m¨¢s de 600.000 personas han sido calificadas de poblaci¨®n vulnerable por Naciones Unidas, ahora que se echa encima el crudo invierno. Cerca de 400.000 personas desplazadas de las antiguas rep¨²blicas yugoslavas han huido a Europa occidental y ahora est¨¢n refugiadas temporalmente all¨ª. Y ¨¦ste es el nuevo problema.
En los a?os siguientes a la II Guerra Mundial, las naciones de Europa occidental, que sufr¨ªan una escasez de trabajadores que hicieran los -trabajos sucios de la industria (desde las fundiciones a la recogida de basuras) y de los servicios, importaron un gran n¨²mero, de trabajadores del exterior. Alemania ten¨ªa sus trabajadores invitados turcos, que ocupan ahora enormes guetos en Berl¨ªn y M¨²nich; los brit¨¢nicos acogieron a los negros de las Indias occidentales brit¨¢nicas y a los paquistan¨ªes e hind¨²es que hab¨ªan sido expulsados del este de ?frica (por ejemplo, de Uganda) durante una campa?a racista cuando las nuevas ¨¦lites africanas se hicieron con el poder (todos ellos pertenecientes al gremio mercantil y al servicio civil de sus pa¨ªses a finales de la d¨¦cada de los cincuenta). En Francia eran magreb¨ªes procedentes de los antiguos territorios franceses del norte de ?frica (Argelia, Marruecos y T¨²nez). Esto sucedi¨® durante el periodo de gran expansi¨®n econ¨®mica. Pero tras las crisis del petr¨®leo de 1973 y 1976, esa expansi¨®n se interrumpi¨® bruscamente. Y todas estas naciones empezaron a establecer controles de inmigraci¨®n.
No obstante, quedaba una salida. Durante la guerra fr¨ªa, refugiados y personas que alegaban ser v¨ªctimas de persecuciones pol¨ªticas recibieron asilo en los pa¨ªses occidentales. Alemania, consciente de su pasado, incluy¨® estas garant¨ªas en su Constituci¨®n. Pero en los ¨²ltimos tres a?os, sobre todo a causa de la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, miles de personas de origen ¨¦tnico alem¨¢n procedentes de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, polacos, rumanos y, ahora, ex yugoslavos, han inundado el pa¨ªs. Cada d¨ªa, m¨¢s de mil personas entran en Alemania en busca de asilo. Se calcula que a f¨ªnales de a?o 450.000 solicitar¨¢n refugio. Seg¨²n la ley, todas tienen derecho a ropa, comida y cuidados a cuenta del Gobierno hasta que se examinen sus solicitudes -un tr¨¢mite que casi siempre lleva un a?o-, y la mayor¨ªa es rechazada. Seg¨²n el Gobierno alem¨¢n, cada refugiado le cuesta a los contribuyentes alemanes 15.000 marcos al a?o.
Ahora hay unos ocho millones de extranjeros que no pertenecen a la comunidad residiendo legalmente en pa¨ªses de la Comunidad Europea, y quiz¨¢ otros 10 millones de ilegales. La situaci¨®n ha provocado una reacci¨®n de la derecha, que, corno ya he se?alado, ha conseguido un 20% de los votos en Alemania, Francia, Austria e Italia. En Francia, esto supone una amenaza Para el Gobierno de Mitterrand. En Italia ha provocado presiones para conseguir la separaci¨®n de la Italia del porte del resto del pa¨ªs.
Estos son problemas pol¨ªticos. Su soluci¨®n -si es que alguna es posible- depende de particiones o asentamientos, o de la reorganizaci¨®n de las l¨ªneas nacionales sobre bases m¨¢s homog¨¦neas. Dentro de Europa, dependen en gran parte de una recuperaci¨®n econ¨®mica que reduzca las cargas fiscales de los Estados nacionales. Pero, por encima de todas estas amenazas, asoma un problema mayor, y quiz¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de solucionar: la demograf¨ªa, los desequilibrios cada vez mayores entre la poblaci¨®n mundial.
La poblaci¨®n del mundo se ha duplicado con creces en los ¨²ltimos 40 a?os, pasando de 2.500 millones de personas en 1950 a m¨¢s de 5.000 millones en nuestros d¨ªas. El ¨ªndice de crecimiento est¨¢ disminuyendo, pero los n¨²meros absolutos continuar¨¢n subiendo hasta superar los 6.000 millones de habitantes para el a?o 2000.
Sin embargo, el principal problema no es el n¨²mero total de personas, sino el desequilibrio entre poblaciones j¨®venes y viejas. Si nos fijamos en la proporci¨®n de personas j¨®venes de menos de 15 a?os de edad, en el a?o 2000 constituir¨¢n, aproximadamente, el 20% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses industrializados. En los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, representan el 44% de la poblaci¨®n.
Analic¨¦moslo con m¨¢s detalle. En 1990, la poblaci¨®n joven -entre 15 y 24 a?os- eran m¨¢s de 1.000 millones de personas, de las que m¨¢s del 80% viv¨ªa en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Aunque ?frica tiene el ¨ªndice de natalidad m¨¢s elevado, el ¨ªndice de mortalidad infantil es alto; la mayor proporci¨®n de j¨®venes que sobreviven se da en Asia, aproximadamente un 20,5%. Si nos atenemos a su poblaci¨®n, India y China por s¨ª solas est¨¢n empezando a dominar el mundo. China ha intentado aminorar el crecimiento de su poblaci¨®n (el ¨ªndice de natalidad pas¨® de un 6,5% en 1965 a un 2,5% en 1990); India ha tenido menos ¨¦xito (de 6,2% en 1965 a 4% en la actualidad).
Pero en todo el mundo -especialmente en el norte de ?frica, en el ?frica subsahariana (a pesar del sida, que podr¨ªa afectar a un 10% de la poblaci¨®n en las pr¨®ximas d¨¦cadas) y en Latinoam¨¦rica- aumentar¨¢n estas alzas de la poblaci¨®n joven y su presi¨®n sobre el mercado laboral y el desempleo. L¨®gicamente, s¨®lo se pueden hacer tres cosas: acoger como inmigrantes a estos pueblos; comprar sus productos y de esta forma proporcionales trabajo, aunque muchas veces con salarios bajos, o darles capital para su desarrollo econ¨®mico. Hoy nadie quiere acoger inmigrantes. Comprar sus bienes proporciona alguna ayuda (sobre todo en As¨ªa y Latinoam¨¦rica), pero significa una p¨¦rdida de puestos de trabajo en el propio pa¨ªs y una reacci¨®n a favor del proteccionismo. Y darles capital es un problema todav¨ªa mayor, puesto que la mayor¨ªa de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo est¨¢n todav¨ªa endeudados a causa de pr¨¦stamos anteriores. Muchos de ellos no saben c¨®mo emplear el capital de manera eficiente, y en la actualidad hay una crisis de capital cada vez mayor en todo el mundo. ?Qu¨¦ se puede hacer? ?Lo sabe alguien?
En el otro extremo de la escala est¨¢ el problema del envejecimiento de la poblaci¨®n. Jap¨®n es el principal ejemplo. En 1990, aproximadamente el 11% de la poblaci¨®n japonesa estaba por encima de los 65 a?os de edad. Para el a?o 2010 -y teniendo en cuenta que Jap¨®n se ha convertido en el pa¨ªs con mejor salud y menor ¨ªndice de natalidad-, quiz¨¢ el 20% de la poblaci¨®n tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os.
En Jap¨®n no hay baby boom. Cerca de la mitad de los trabajadores tienen entre 35 y 55 a?os de edad. La seguridad social japonesa ha sido baja, pero, hacia el a?o 2010, aproximadamente un 25% del PIB japon¨¦s ir¨¢ a la seguridad social. Y cada trabajador en el mercado laboral tendr¨¢ que mantener a m¨¢s familiares ancianos. Jap¨®n podr¨ªa importar m¨¢s trabajadores extranjeros -ya hay un n¨²mero cada vez mayor de trabajadores ilegales en Jap¨®n-, pero, teniendo en cuenta las experiencias de otros pa¨ªses, es muy poco probable que lo haga. Puede aumentar la producci¨®n con recursos externos y fuera de sus fronteras, como lo est¨¢ haciendo ya en la manufacturaci¨®n. Pero esto fortalecer¨ªa a otros pa¨ªses, como Corea y Tailandia, que despu¨¦s empezar¨ªan tambi¨¦n a exigir no s¨®lo puestos de trabajo rutinarios y mal pagados, sino tambi¨¦n tecnolog¨ªa avanzada. ?stos son los dilemas a los que se enfrenta Jap¨®n.
Todo esto constituye un pron¨®stico pesimista para la ¨²ltima d¨¦cada antes del a?o 2000. Vemos las oleadas de inmigrantes pol¨ªticos y econ¨®micos, y ambas se han entremezclado. Pero, como dijo Sadako Ogata, la sensata persona que encabeza la Comisi¨®n para Refugiados de Naciones Unidas y el m¨¢s alto representante de Jap¨®n en cualquier instituci¨®n internacional, en una conferencia ante la sociedad de Jap¨®n de Nueva York en octubre de 1991, la ayuda humanitaria para proporcionar refugio a individuos pol¨ªticos que se ven obligados a abandonar sus pa¨ªses a causa de guerras civiles es de extrema importancia. Y aunque tambi¨¦n es comprensible la dif¨ªcil situaci¨®n de los inmigrantes por razones econ¨®micas que buscan un puesto de trabajo, las soluciones pasan necesariamente por la armonizaci¨®n de los problemas econ¨®micos mundiales para restaurar la prosperidad de los pa¨ªses.
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