Una edici¨®n con marcado acento nacional
Con una dr¨¢stica reducci¨®n de relevantes firmas extranjeras y unas pocas p¨¦rdidas significativas de car¨¢cter local, la d¨¦cimo segunda edici¨®n de Arco ha lo grado al menos salir adelante, lo que, dadas las circunstancias, no es poco. En cierta manera, ni estas p¨¦rdidas, ni el re greso a la sede tradicional de la Casa de Campo, ni la disminuci¨®n de metros cuadrados ocupados y del n¨²mero de expositores, o la desaparici¨®n de algunas actividades culturales complementarlas, deben ser interpretadas, en principio, como los s¨ªntomas de una cat¨¢strofe, puesto que la crisis mundial del mercado de arte actual pueden justificar este circunstaricial baj¨®n de la calidad media.Por otra parte, el peso espec¨ªfico de la oferta de Arco hab¨ªa reca¨ªdo siempre sobre las Firmas comerciales nacionales y su mayoritaria apuesta. por los artistas j¨®venes o los consagrados espa?oles, con lo que es posible que no se note tan dram¨¢ticamente las ausencias. Con todo, es obvio que han desaparecido del mapa de Arco casi todas las galer¨ªas relevantes de algunos pa¨ªses clave, como Estados Unidos, Alemania e Italia. Pero permanecen algunos nombres de post¨ªn, como el suizo Bruno Bischofberger, los brit¨¢nicos de Annely Juda, Waddington y Marlborough, el italiano Giorgio Persano, el holand¨¦s de Barbara Farber, el austr¨ªaco de Grita Insam...
Menos justificaci¨®n, y por tanto consuelo, tienen algunas ausencias locales, como las de Theo, La M¨¢quina Espa?ola, Alexander, Weber y Cobo u Oliva Arauna, sobre todo por que en la mayor parte de los casos han, apoyado entusiasma damente el desarrollo de la fe ria madrile?a y no aducen m¨®viles econ¨®micos para justificar su actual renuncia a participar. Arco debe esforzarse al m¨¢ximo para recuperar estas galer¨ªas y, asimismo, debe encarar los problemas de fondo qu¨¦ ,suscitan estos desalientos. Afortunadamente, la respuesta del resto de las galer¨ªas de nuestro pa¨ªs ha sido de signo bien distinto a las antes citadas, y han decidido no s¨®lo participar, sino hacerlo con especial buen, ¨¢nimo, guard¨¢ndose resp¨®nsablemente para s¨ª resquemores y rencillas.
En definitiva, aunque yo no me creo que las crisis y las adversidades sirvan para otra cosa que eventualmente pasarlo mal, no hay que desaprovechar tampoco las lecciones que aportan. Con lo que el ¨¦xito o el fracaso de este Arco, f¨ªsicamente disminuido y moralmente asediado, puede cobrar una importancia estrat¨¦gica mucho mayor que el de apote¨®sicas ediciones anteriores.
Babelia
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