R¨¢bulas y tartufos
LA ACLARACI?N de las responsabilidades jur¨ªdicas, pol¨ªticas y econ¨®micas de las inversiones del grupo, KIO en Espa?a sigue su tortuoso camino, trufado de mascaradas, actitudes propias de Tartufo y maniobras de diversi¨®n. Pero lo que es fundamental, prosigue. La comparecencia del ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso aport¨® el martes una novedad significativa sobre el modus operandi de los antiguos gestores hispano-kuwait¨ªes de la agencia inversora: hasta final del a?o pasado, ¨¦stos presentaban sus expedientes de inversi¨®n a trav¨¦s de dos sociedades holandesas y que dec¨ªan responder a intereses totalmente privados. El pasado 22 de diciembre, el secretario del Grupo Torras inform¨® que esas instrumentales holandesas est¨¢n "sujetas actualmente al control efectivo del Gobierno de Kuwait".La diferencia no es balad¨ª. Si eran empresas privadas de un pa¨ªs comunitario, dependientes de capital extracomunitario privado, sus inversiones en Espa?a entre 1990 y 1992 no deb¨ªan someterse a la autorizaci¨®n previa del Consejo de Ministros. Si estaban sometidas a control de Estados o entidades p¨²blicas extranjeras, deb¨ªan pasar por dicho tr¨¢mite. Con raz¨®n, y con tardanza, Solchaga ha abierto una investigaci¨®n para dilucidar esa contradicci¨®n entre control p¨²blico y privado, y comprobar si de ella se derivan indicios de falsedad en documento p¨²blico y fraude de ley, para pasar en su caso el asunto al fiscal general.
Resultar¨ªa parad¨®jico que el examen jur¨ªdico-penal de este inmenso conflicto econ¨®mico -en el que se ha evaporado medio bill¨®n de pesetas y peligran 100.000 empleos e importantes sectores industriales- surgiera (tras la inadmisi¨®n de la querella de KIO contra sus antiguos gestores) de un asunto jur¨ªdicamente menor, una presunta falsedad en documento p¨²blico. Parad¨®jico, en efecto, pero no ins¨®lito en el mundo del derecho. Casos ha habido en que un delgado hilo -por ejemplo, el delito fiscal- ha conducido al ovillo de responsabilidades descomunales.
La revelaci¨®n de Solchaga se produjo como parte de la defensa de la actuaci¨®n del Gobierno ante las pol¨¦micas inversiones del grupo kuwait¨ª. En este ¨¢mbito, el nuevo dato aportado sobre las sociedades holandesas permite concluir, salvo otras novedades, que el Gobierno cumpli¨® la letra de la ley sobre inversiones extranjeras (sociedades privadas comunitarias que respond¨ªan a intereses privados, seg¨²n hab¨ªan declarado) y el esp¨ªritu de la misma en cuanto a su impronta liberalizadora. As¨ª, en el orden jur¨ªdico habr¨ªa poco que rascar en cuanto a responsabilidades del Gobierno. Es m¨¢s: si lo hubiera, el asunto entrar¨ªa m¨¢s en el ¨¢mbito de lo contencioso-administrativo que en el de lo penal, mal que le pese al PP, que sigue empecinado en agitar el espantajo, de tina querella criminal contra el presidente del Gobierno en vez de acudir directamente a los tribunales, como sena su obligaci¨®n.
Pero una cosa es la responsabilidad jur¨ªdica y otra la pol¨ªtica. Resulta pr¨¢ctica de r¨¢bulas leguleyos ampararse en el cumplimiento formal de la letra de la ley para esquivar su mandato material y conculcar as¨ª su esp¨ªritu. ?Ignoraba el Gobierno que aquellas compa?¨ªas instrumentales privadas holandesas obedec¨ªan al mandato del Estado de Kuwait?, ?que constitu¨ªan el instrumento preparado por su gestor en Espa?a, Javier de la Rosa, el mismo al que acertadamente el Gobierno negaba su papel de interlocutor oficial dado su curr¨ªculo en otros desastres financieros? Si las, sociedades eran instrumento del Estado kuwait¨ª, sus inversiones deb¨ªan ser autorizadas por el Consejo de Ministros. Pues si el Gobierno lo ignoraba, es que ni tan s¨®lo le¨ªa los peri¨®dicos. Y aun dando por buena tanta ignorancia, ?c¨®mo explica los contactos ministeriales con el Gobierno de Kuwait para salvar lo salvable de las inversiones de Torras-KIO?
Todos esos interrogantes merec¨ªan los desvelos de una. buena comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria sobre las responsabilidades pol¨ªticas en el control del asunto, cuya constituci¨®n, lamentablemente, ha impedido el PSOE. Pero una investigaci¨®n multidireccional. ?Por qu¨¦ raz¨®n el PP ha tardado tanto en interesarse por el esc¨¢ndalo de KIO? Vale para el primer partido de la oposici¨®n el mismo recordatorio que para el Gobierno: los interrogantes sobre la trayectoria profesional de Torras-KIO encabezada por Javier de la Rosa est¨¢n planteados desde hace muchos meses en la prensa -cierto que no en toda; ha habido monumentales y ruidosos silencios, cuando no vergonzosas alabanzas a un empresario supuestamente modelo- Esa tardanza y esa concentraci¨®n de artiller¨ªa dial¨¦ctica sobre el Gobierno suena a tartufismo cuando procede del PP: fue desde el despacho de Javier de la Rosa desde donde se tejieron durante muchos a?os las candidaturas populares en Catalu?a.
Todas estas prestidigitaciones de ministros-r¨¢bulas, opositores-tartufos y medios de comunicaci¨®n desmemoriados tienden a tejer una cortina de humo sobre el fondo de la cuesti¨®n -la responsabilidad de los gestores hispario-kuwait¨ªes en la mayor suspensi¨®n de pagos de la historia espa?ola- y sobre las responsabilidades pol¨ªticas -de control- que de ella se derivan. Pero al mismo tiempo es una cortina que se teje con nuevos datos significativos y se desteje, dejando flecos de inter¨¦s. Ah¨ª est¨¢n las imputaciones realizadas ayer -siempre tard¨ªas, pero ah¨ª est¨¢n- por el presidente de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores acerca del presunto incumplimiento de la normativa sobre OPA por Torras-KIO. O las distintas acciones judiciales interpuestas. De espesura en espesura es posible que se llegue al final a la claridad a la que tiene derecho la ciudadan¨ªa espa?ola.
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