Un nuncio con mando en plaza
Roma quiere recuperar en meses la influencia que perdi¨® en M¨¦xico hace m¨¢s de un siglo
Divide y vencer¨¢s. ?sta parece ser la t¨¢ctica del combativo y pol¨¦mico nuncio apost¨®lico Girolamo Prigione, representante del Papa en M¨¦xico, quien, con una velocidad arrolladora, trae en jaque a obispos, diplom¨¢ticos, pol¨ªticos e incluso a la masoner¨ªa. Esta ¨²ltima acaba de pedir su expulsi¨®n del pa¨ªs por entrometerse en cuestiones pol¨ªticas. A Prigione, de nacionalidad italiana, le ha llamado al orden el Gobierno mexicano. No s¨®lo ha conseguido, despu¨¦s del reciente restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre M¨¦xico y el Vaticano, ponerse al frente de la Iglesia local, rebajando el protagonismo de sus obispos, sino que quiere que ¨¦sta, en s¨®lo unos meses, recupere lo que desde 1.859 perdi¨® en este pa¨ªs: el mando fuera de los templos.Prigione lleg¨® a M¨¦xico en 1979 como delegado apost¨®lico del Papa y fue testigo excepcional de los preparativos del restablecimiento de relaciones entre este pa¨ªs y el Vaticano, que concluyeron felizmente el pasado a?o. Pero Prigione, representante hasta entonces de la Iglesia en un pa¨ªs que no la reconoc¨ªa, continu¨® en el puesto y es hoy su nuncio apost¨®lico.
La antig¨¹edad es un grado, piensa Prigione, y ni corto ni perezoso se ha lanzado por el decanato del cuerpo diplom¨¢tico, que cree le corresponde, no s¨®lo ya por veteran¨ªa, que es como se regula este cargo honor¨ªfico en M¨¦xico, sino porque en otros pa¨ªses, entre ellos Espa?a, los representantes del Vaticano adquieren autom¨¢ticamente por el procedimiento oficial esta doble circunstancia. Mientras tanto son considerados pronuncios.
El actual decano es el embajador cubano, Jos¨¦ Fern¨¢ndez de Coss¨ªo, que lleg¨® a M¨¦xico en 1984, y Prigione, uno de los muchos mitrados italianos que mand¨® Juan Pablo 11 a Am¨¦rica Latina para sofocar la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, se ha tomado tan a pecho esta batalla que parece que no s¨®lo persigue ese cargo, a todas luces protocolario, sino derribar de ¨¦l a un comunista declarado, como es el representante de La Habana.
La Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores le ha dado un leve tir¨®n de orejas a Prigione y le ha recomendado "acatar leyes y usos", ya que en los ¨²ltimos tiempos, en declaraciones p¨²blicas, se ven¨ªa erigiendo como decano diplom¨¢tico. La guinda la ha puesto la Confederaci¨®n Mas¨®nica, que, a trav¨¦s de su presidente, Carlos V¨¢zquez Rangel, le ha recordado que hasta hace seis meses fue primero un turista y despu¨¦s un portavoz del Papa.
Pero esto no deja de ser una an¨¦cdota en cuanto a la velocidad con que Prigione penetra en la sociedad mexicana. Hace unos meses pidi¨® en persona el registro de la Iglesia cat¨®lica en la nueva Ley de Culto. No s¨®lo suplantaba a la Conferencia Episcopal Mexicana, sino que lo hac¨ªa como ciudadano extranjero, lo que cre¨® otro revuelo.
Los obispos mexicanos han optado por callar, pero no les gusta que les mande un extranjero, pese a que lleve tambi¨¦n mitra. A Prigione esto no le importa, porque la Iglesia en M¨¦xico, que arrastra al 95% de la poblaci¨®n, est¨¢ ya bajo su control, que es el del Vaticano. Lo importante es controlar ahora lo que pasa fuera de ella.
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