Las zancadas de Claudia Schiffer
Claudia Schiffer no es una mujer bomba, sino un bomb¨®n de mujer. Victorio & Lucchino tampoco es una marca italiana, sino una pareja de bailaor-cantaor que puede ponerle manto a la Macarena. En cuanto al p¨²blico, ?conven¨ªa disfrazarlo para el gran paso de la pasarela? El p¨²blico se visti¨® de penitente y se maquill¨® con l¨¢grimas. Es cierto. Muchos sollozaban con hipo hist¨¦rico porque el sal¨®n estaba lleno y no les dejaban entrar.Dentro hab¨ªa m¨¢s de 200 c¨¢maras apostadas en el margen derecho del r¨ªo y en cuanto esta alemana de 22 a?os y dimensiones perfectas asom¨® la nariz hubo fogonazos al un¨ªsono. Lo hizo un m¨¢ximo de cuatro veces. Al parecer, recaud¨® 250.000 pesetas por cada 20 zancadas.
Hay que decir que las zancadas largas y firmes eran de enorme categor¨ªa y belleza. Tambi¨¦n resultaba fascinante su forma de abrirse como una mariposa al borde del precipicio para ense?ar los forros de cada modelo. Daba la impresi¨®n de que en cualquier momento su esqueleto de animal magn¨ªfico fuera a desarmarse. Mov¨ªa las patas mejor que los caballos de alta doma de la Escuela de Equitaci¨®n de Viena. Su boca, sus crines y la redondez de su trasero eran insuperables. ?C¨®mo pudo Arman? comparar sus andares con los de su mec¨¢nico? El p¨²blico la trituraba con ojos de cron¨®metro. Sin embargo, Claudia miraba siempre al tendido como el torero al darse la vuelta. Y daba vueltas de batidora.
Lo curioso es que, aun siendo muy veloces sus cuatro pases, la magia de esas r¨¢fagas fue tan intensa que produjo un efecto multiplicador. Detr¨¢s de ella ven¨ªa la Masc¨®, una sabrosa butifarrita catalana, seguida de una saludable mulata con cuerpo de zanahoria. Varios ceros las separaban de Claudia.
Es igual la suma que pagara Antena 3 por llevar a la modelo a los estudios. ?Tres millones? ?Por qu¨¦ no m¨¢s? Sin duda, fue una inversi¨®n rentable si de lo que se trataba era de sentar a Claudia Schiffer con pantalones blancos en un sof¨¢ rojo para que Nieves Herrero, con gritos de pastelera y montada en zancos, vaciara una bandeja de filigranas de nata sobre la pechuga de la modelo.
-?Perd¨®n, Claudia, perd¨®n, perd¨®n! -segu¨ªa gritando Herrero como si a¨²n se encontrara en el pueblo de Alc¨¢sser.
-No tiene importancia -balbuce¨®, comprensiva y sonriente, la entrevistada.
-?Quieres ser una princesa? -volvi¨® al ataque Nieves Herrero.
-No, no tengo ning¨²n inter¨¦s en ser una princesa.
-?Te importa ponerte de pie para que nuestros telespectadores vean qu¨¦ alta eres?
-Bueno -dijo Claudia.
Al lado de la Herrero con tacones, Claudia era muy alta.
Para endulzar el encuentro con otra golosina period¨ªstica, la entrevistadora quiso saber todav¨ªa si Claudia Schiffer estaba dispuesta a aceptar un papel que exigiera el desnudo. La modelo fue rotunda. En el cine nunca se desnudar¨ªa.
Babelia
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