Par¨ªs exhibe obras de la ¨¦poca m¨¢s fecunda de Henri Matisse
El Centro Pompidou muestra las obras m¨¢s importantes del artista franc¨¦s
Quiz¨¢ sea la ¨²ltima vez que el p¨²blico europeo pueda ver algunas de las telas m¨¢s fr¨¢giles del mejor periodo de Henri Matisse (1869-1954). Al menos eso es lo que afirman los comisarios de la gran retrospectiva consagrada por el parisiense Centro Pompidou a las obras pintadas por Matisse entre 1904 y 1917. Una refrescante exposici¨®n para estos tiempos de crisis, puesto que el pintor franc¨¦s s¨®lo tuvo una religi¨®n: la felicidad.
Henri Matisse regres¨® a su Par¨ªs natal tras haber recibido el homenaje del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) en una gran retrospectiva de toda su obra. Esta vez, el p¨²blico s¨®lo podr¨¢ ver parte de su trabajo, el realizado en lo que Dominique Fourcade, uno de los comisarios de la muestra del Centro Pompidou, califica de "el periodo m¨¢s fecundo" de su existencia. Y si en Nueva York 900.000 personas se rindieron al genio del pintor que, junto a Picasso, m¨¢s ha contribuido a forjar la mirada de nuestro siglo, en Par¨ªs se espera una avalancha semejante.La exposici¨®n, abierta hasta el pr¨®ximo 21 de junio, ha costado a?o y medio de preparaci¨®n y 400 millones de pesetas entregados por la Fundaci¨®n Elf`. Re¨²ne 130 pinturas y lo esencial de las esculturas del periodo en cuesti¨®n. Entre las obras maestras presentadas figura un Autorretrato que no hab¨ªa sido expuesto en Par¨ªs desde 1914. Y un total de 30 cuadros no presentados en Nueva York y pertenecientes a coleccionistas privados que han anunciado que no volver¨¢n a cederlos para una muestra p¨²blica. Matisse, explica Fourcade, "no tomaba demasiadas precauciones t¨¦cnicas, y sus lienzos son muy fr¨¢giles".
Cuando un periodista norteamericano le pregunt¨® c¨®mo se ve¨ªa a s¨ª mismo, Matisse respondi¨®: "Diga que soy un hombre normal, un marido y un padre feliz, que tengo tres hijos hermosos, que voy al teatro, monto a caballo, tengo una casa confortable y un jard¨ªn repleto de flores que adoro; diga que soy como cualquier otro ser humano". Su vida era tan apacible que ha suscitado much¨ªsimas menos biograf¨ªas que la de Picasso.
Nada en sus cuadros reflej¨® los sufrimientos que, "como cualquier otro ser humano", padeci¨®. Por ejemplo, la detenci¨®n por los nazis de su mujer y su hija. "?Por qu¨¦ mi obra no alude a mis preocupaciones, mis dificultades, mis desgracias y mis dolores? Porque siempre he preferido guardarlos para m¨ª, y no ofrecer a los otros m¨¢s que la belleza del universo y mi alegr¨ªa de pintar".
Arrastrado por el color
La exposici¨®n del Centro Pompidou comienza en el momento en que Matisse se deja arrastrar por el color, en concreto por los tres colores del c¨¦lebre cuadro consagrado a la danza: el azul del cielo mediterr¨¢neo, el verde de los pinos y el rojo de la carne. Este franc¨¦s del Norte tiene en ese momento 35 a?os y acaba de descubrir el Mediterr¨¢neo, y m¨¢s en concreto el Mediterr¨¢neo ¨¢rabe.Oriente es para Matisse una revelaci¨®n. Lo hab¨ªa intuido en las cer¨¢micas musulmanas del Louvre y en los zocos reconstruidos por los pabellones marroqu¨ª, turco, persa y egipcio en la Exposici¨®n Universal de 1900; y le enamorar¨¢ a partir de sus viajes a Argelia, Espa?a y, Marruecos. Matisse confirmar¨¢ que el tapiz ¨¢rabe es ese "jard¨ªn de la felicidad" descrito en el Cor¨¢n. Y, a partir de entonces, cuando se le pregunte si cree en Dios, responder¨¢: "S¨ª, cuando trabajo".
Matisse no va a ser el ¨²nico protagonista de la primavera. pict¨®rica parisiense. Hasta el pr¨®ximo 23 de mayo, el museo de Orsay presenta una exposici¨®n destinada a celebrar la, Europa de la libre circulaci¨®n de las ideas. La muestra 1893, la Europa de los pintores es una, especie de sal¨®n ideal que re¨²ne casi un centenar de cuadros pintados o expuestos ese a?o, por autores de 18 nacionalidades diferentes. Entre ellos , los franceses Manet y Renoir, los espa?oles Casas, Rusi?ol y Regoyos, el ruso Serov, el alem¨¢n Liebermann y el noruego Munch.
A finales del siglo pasado, subrayan los organizadores de la muestra del museo de Orsay, Par¨ªs era el centro del mundo art¨ªstico, pero Barcelona, Berl¨ªn, Londres, Mil¨¢n, Praga, Viena, M¨²nich y Bruselas empezaban a tomar el relevo. 1893, la Europa de los pintores es quiz¨¢ la primera exposici¨®n que intenta, en una especie de corte geol¨®gico ", mostrar la multitud de tendencias y la unidad de esp¨ªritu de los artistas europeos de un tiempo ya pasado.
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