La equilibrada 'Segunda sinfon¨ªa' de Castillo
Merec¨ªa la pena ir a Sevilla para escuchar el estreno mundial (los d¨ªas 25 y 26) de la Segunda sinfon¨ªa, de Manuel Castillo, escrita por encargo de la Orquesta Sinf¨®nica de la ciudad para celebrar el D¨ªa de Andaluc¨ªa. Castillo hab¨ªa compuesto hace 23 a?os su sinfon¨ªa primera, y en estos momentos prepara la que ser¨¢ tercera.
Desde entonces ac¨¢, un largo periodo en el que el gran m¨²sico sevillano ha alcanzado una producci¨®n que roza las 150 partituras, el talento y la t¨¦cnica de Castillo han madurado sin desviarse de unos principios est¨¦ticos que le son caracter¨ªsticos -ni muy modernos ni conservadores- y que hoy resultan m¨¢s actuales que en los a?os de la movida vanguardista.
En sus cuatro tiempos, reflejo, pero no m¨¢s, del esquema tradicional, la sinfon¨ªa nos da un exacto equilibrio entre estructura y expresividad o, para decirlo a la manera de Falla, se nos ofrece, con singular acierto, un ejemplo decisivo de "ritmo interno", esto es, la interdependencia y estrecha fusi¨®n de los diversos factores integrantes del hecho musical: melod¨ªa, armon¨ªa, ritmo, tonalidad e instrumentaci¨®n.
Conviene aclarar: la mel¨®dica no responde al antiguo enfrentamiento de temas y es m¨¢s bien la derivaci¨®n de toda la obra de unos n¨²cleos interv¨¢licos muy significativos.
La tonalidad se aleja de los conceptos fundamentales puestos al servicio de una forma preestablecida, para servir la apretada y coherente continuidad del discurso. Y lo arm¨®nico y lo t¨ªmbrico se conjugan en una s¨ªntesis en la que importa mucho, como resultado principal, el color. Dentro de la diversidad, toda la obra obedece a un pensamiento sonoro cuyas coloraciones se inscriben en una sola y ancha gama.
Un bello 'larghetto'
Artista de expresiones comedidas, Castillo acent¨²a su fondo l¨ªrico en el larghetto, cuya belleza no ser¨ªa tanta de no estar inserta en el cuadro general de la. partitura.La admirable sinfon¨ªa tuvo una igualmente ejecuci¨®n por parte del maestro Viekoslav Sutej y la orquesta sevillana, conjunto de infinitas posibilidades.
Las demostr¨® en una versi¨®n, fuera de t¨®pico, de la obertura 1812, de Tchaikowsky, y en su colaboraci¨®n con el pianista Bashklrov en el fresco, y tan feliz como permanente rubato, concierto de Alexander Scriavin.
Dimitri Bashkirov, desde su poder¨ªo, gran fantas¨ªa y toque exquisitamente matizado, hizo una verdadera creaci¨®n de la obra. El triunfo para todos fue de los grandes y los aplausos se prolongaron durante varios minutos.
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