El Deportivo abre las puertas al Madrid
El Deportivo trabaj¨® para el enemigo en Chamart¨ªn. Despu¨¦s de manejar el partido con soltura en la primera parte, abri¨® todas las puertas al Madrid en la segunda. Las concesiones comenzaron con la expulsi¨®n de Claudio y continuaron con el penalti detenido por Buyo. Al Deportivo le traicion¨® el subconsciente: fue un buen equipo, excelente en ocasiones, pero interpret¨® el papel de novato en una de las noches m¨¢s trascendentales de su historia. El Madrid, que ha toreado muchas corridas de esta clase, se enganch¨® al carro ganador con m¨¢s oficio que juego. Por detr¨¢s qued¨® un duelo que reuni¨® casi todos los matices de los partidos buenos: la intensidad, el dramatismo y algunos pasajes brillantes.El pecado del Deportivo estuvo en su avaricia: se reserv¨® todos los papeles. Los buenos y los malos. Cuando jug¨®, lo hizo de veras. Vertebrado en torno a un pu?ado de excelentes jugadores -Djuklc, Mauro Silva, Fran y Bebeto-, aval¨® su candidatura al t¨ªtulo con un f¨²tbol de altura. Fue un equipo s¨®lido en el primer cuarto de hora, cuando el Madrid amenazaba con la avalancha, y actu¨® con autoridad una vez traspasado el meridiano de la primera parte. Se aup¨® entonces sobre el Real Madrid y dej¨® muy claro el rango de su f¨²tbol. Lleg¨® el gol de Claudio y nadie se atrevi¨® a discutir los m¨¦ritos del Deportivo. El partido estaba de su lado, pero se lo entreg¨® al Madrid, que vivi¨® la noche pendiente de las decisiones de su adversario. Recibi¨® el gol cuando lo quiso el Deportivo y gan¨® el encuentro cuando le cedieron la victoria.
Un curso sinuoso
El curso de las cosas fue bastante sinuoso. El Madrid irrumpi¨® con fortaleza en los primeros instantes. Butrague?o sacaba lo mejor de su repertorio en sus paredes y en algunos pases interiores que provocaban graves dificultades en la defensa gallega. En uno de esos episodios lleg¨® la t¨ªpica oportunidad para Hierro. La pelota cruzada al segundo palo, el fallo del portero en la medida y la irrupci¨®n del poderoso centrocampista del Madrid. Sin embargo, Hierro fall¨® aquel cabezazo y se fue del partido.
Djukic, un defensa lleno de clase e inteligencia, inici¨® la recuperaci¨®n del Deportivo. El jugador serbio ofreci¨® todo tipos de recursos para salvar la peque?a crisis de su equipo. Luego lleg¨® el periodo rosa del equipo de Arsenio. El Deportivo apareci¨® con un juego suelto, construido con habilidad y eficacia. Entre Mauro Silva, Bebeto y Fran desbordaron al Madrid. Claudio ofici¨® de puntillero. Y vino el gol. Lo confeccionaron Claudio, Mauro S¨ªlva y Bebeto. Cada uno de ellos estuvo notable en la jugada: el lujo de Claudio frente a Chendo, el pase sencillo de Mauro Silva y el centro venenoso de Bebeto. Claudio complet¨® el c¨ªrculo. Meti¨® el pie muy suave y marc¨®.
El Madrid se qued¨® noqueado. Asumi¨® de repente que su rival era una cosa muy seria, un equipo lleno de recursos y buenos futbolistas. Paralizado y sin capacidad para articular una respuesta, los madridistas pasaron un mal rato en el trecho final del primer periodo. Su juego hab¨ªa sido poco riguroso hasta entonces. El Madrid hab¨ªa abusado de la banda izquierda, pero se encontr¨® con Luis Enrique en lugar de Mart¨ªn V¨¢zquez, y en el cambio sali¨® perdiendo. El callej¨®n derecho hab¨ªa estado clausurado. Michel ten¨ªa problemas de abastecimiento y pasaba inadvertido en el encuentro. Despu¨¦s del gol de Claudio, los s¨ªntomas se hicieron peores.
La segunda parte anunci¨® en seguida el cambio de papeles. Claudio protagoniz¨® el momento decisivo del encuentro. El delantero del Deportivo cerr¨® una jugada intrascendente en el medio campo con un derrote a las piernas de Luis Enrique. Era una entrada innecesaria, pero sobre todo ingenua. Claudio, que hab¨ªa sido amonestado en la primera parte, recibi¨® la segunda y se fue a la ducha. Desde ese punto, el Deportivo cogi¨® la pala y comenz¨® a cavar la tumba.
Un remate tremendo
Con un paisaje m¨¢s favorable, el Madrid actu¨® con precisi¨®n. Apenas dos minutos despu¨¦s de la tonter¨ªa de Claudio, Zamorano anot¨® el empate. Su remate de cabeza fue tremendo, uno de los mejores que se han visto en Chamart¨ªn desde la retirada de Santillana. M¨¢s saltador que cabeceador, el delantero chileno reuni¨® en aquella pelota todos los ingredientes de un gran remate: salt¨® con la potencia de costumbre y cabece¨® mejor que nunca. Todo sobre la espalda de un defensa. El bal¨®n dibuj¨® un arco y sobrepas¨® a Lia?o, que estuvo blando toda la noche.
El corte del encuentro era m¨¢s apropiado para el Madrid. Ten¨ªa ventaja num¨¦rica, hab¨ªa marcado pronto y se jugaba un buen trozo de la Liga delante de su hinchada. Pero el Deportivo contest¨®. De nuevo le sali¨® la vena buena, la del f¨²tbol grande. Y por ah¨ª vino el penalti en una entrada de Lasa a Fran. La jugada tuvo un momento excepcional: el taconazo de Mauro Silva a Fran. Ese brasile?o vale para todo. Ordena la casa, cierra las puertas y saca a la familia de vacaciones. Un fen¨®meno. Pero Djukic: fall¨®.
La carretera cada vez estaba m¨¢s lisa para el Madrid. Ten¨ªa media hora para superar a un equipo bueno, pero condescendiente. Floro puso m¨¢s delanteros sobre la cancha -Esnaider y Llorente- y orden¨® un bombardeo desde las dos bandas. El encuentro alcanz¨® una gran intensidad en esa fase. El Deportivo trataba de cuidar el empate; el Madrid colgaba balones sobre el ¨¢rea de Lia?o. Las faltas se suced¨ªan. La impresi¨®n era que el gol llegar¨ªa. Y as¨ª fue: una jugada preparada, de las que han dado nombre a Floro. Prosinecki amag¨® el centro y sac¨® un pase retrasado. Michel, libre de marcaje, remat¨® con dureza y marc¨®.
El viento del partido hab¨ªa cambiado definitivamente. El Deportivo, que amenaz¨® con un golpe de mano en Chamart¨ªn, sal¨ªa derrotado.
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