"Soy contrario a la pena de muerte"
Mantiene la postura oficial, contraria a la ordenaci¨®n de la mujer y a favor del celibato. Sostiene que la eutanasia es un homicidio, como se?ala el nuevo catecismo universal, y abundar¨¢ la pr¨®xima semana una publicaci¨®n del Comit¨¦ Pro Vida del episcopado. Adelantar la muerte de un enfermo terminal de c¨¢ncer acelerando el goteo de la morfina es un homicidio, sentencia Yanes.Pregunta. ?Cree usted que debe haber una ¨¦tica civil, no fundamentada en la cristiana?
Respuesta. Creo que es conveniente. Desde la teolog¨ªa cat¨®lica siempre se ha pensado que el hombre no creyente es perfectamente capaz de tener una conducta moralmente recta.
P. ?Podr¨ªan formar parte de la ¨¦tica civil la ley del divorcio, la despenalizaci¨®n del aborto, la pr¨®xima regulaci¨®n de la eutanasia? Son leyes que nacen de los ciudadanos que depositan su voto en un partido que tiene un programa de gobierno.
R. Me parece que es muy importante distinguir entre ¨¦tica y sociolog¨ªa. La gran tentaci¨®n de los pol¨ªticos de nuestro tiempo es la de sustituir la ¨¦tica por la sociolog¨ªa. Y, entonces, lo que dice el pueblo es norma ¨¦tica. Eso es muy discutible desde el punto de vista filos¨®fico. A la hora de condenar el aborto no lo hacemos solamente porque somos creyentes. Creo que hay razones importantes y s¨®lidas para sostener que eso es un acto inmoral, incluso aunque no se sea creyente. La ¨¦tica civil no puede ser una ¨¦tica de puro consenso en la que nos atenemos a la media estad¨ªstica o la rebajamos a unos m¨ªnimos en que todos vamos a estar (le acuerdo.
P. Usted establec¨ªa la diferencia entre estar contra el divorcio estar contra una ley de divorcio. Estas leyes otorgan unos derechos, que no obligan. a nadie a acogerse a ellos. ?Por qu¨¦ no ha mantenido el episcopado este mismo criterio ante otras le es?
R. No s¨¦ si esa expresi¨®n recoge mi pensamiento; yo no tengo conciencia de haber evolucionado en esto. Particip¨¦ muy directamente en los documentos; que public¨® la Conferencia Episcopal sobre estos temas en su. d¨ªa. El tema es complejo y, si no recuerdo mal, nuestra posici¨®n es la de defender la estabilidad de la familia como un valor importante. Una de las carencias, uno de los puntos oscuros de la democracia es, sin duda, la falta de una pol¨ªtica seria de protecci¨®n a la familia,, c¨¦lula b¨¢sica de la sociedad.
P. Tambien ha se?alado como otra carencia de la democracia la tendencia a implantar un "totalitarismo doctrinal".
R. Mi impresi¨®n, que igual ayuda a la reflexi¨®n, es que tenemos que esforzarnos para hacer que nuestra democracia sea m¨¢s aut¨¦ntica, y para eso hace falta ser conscientes de sus deficienclas. Yo abogo para que se promueva el mayor protagonismo de la sociedad; pienso en la importancia que tiene la vida asociativa. Un segundo factor que a m¨ª me parece que es importante es la informaci¨®n; una sociedad desinformada no es democr¨¢tica, creo que se puede mejorar en hacer llegar a . toda la sociedad una informaci¨®n m¨¢s completa y m¨¢s amplia. Y luego, ya en la misma evoluci¨®n del Estado espa?ol, no deja de ser preocupante toda la cuesti¨®n de la divisi¨®n de poderes. ?Hasta qu¨¦ punto es satisfactoria? Y luego, la tendencia un poco estatista que hay en Espa?a de concederle al poder pol¨ªtico un influjo que puede ser excesivo . Es una tendencia en la que el Estado va invadiendo la capacidad de iniciativa de la sociedad. No pongo en duda que no sea una democracia de verdad, pero puede mejorar.
P. Tambi¨¦n hay voces en la Iglesia que reivindican el pluralismo, m¨¢s democracia interior, y denuncian un cierto totalitarismo doctrinal de la jerarqu¨ªa.
R. Hay una diferencia fundamental entre la Iglesia y la sociedad civil. Y es que la Iglesia como sociedad, justamente se define por la comuni¨®n de fe. Quien rompe con esa regla, en cierto modo rompe con la Iglesia. Cabe un pluralismo de tendencias teol¨®gicas, de preferencias pastorales que es leg¨ªtimo siempre que no rompa la unidad de fe. Aqu¨ª, palabras como dictadura no tienen ning¨²n sentido porque el creer es libre.
P. Usted ha criticado el transfuguismo pol¨ªtico y la deslealtad de los representantes del pueblo con respecto a los programas con que fueron elegidos. ?Ser¨ªa partidario de que los electores pudieran denunciar a los pol¨ªticos que incumplieran durante su mandato su contrato electoral?
R. A mi juicio, ¨¦ste es uno de los puntos que tendr¨ªamos que modificar, creo que por inter¨¦s de todos. Ahora, en Arag¨®n, tanto en el Ayuntamiento como en el Parlamento, las decisiones para aprobar los presupuestos dependen de una persona que ha dejado su propio partido. No creo que la opini¨®n p¨²blica pueda apoyarle.
P. En las negociaciones con el Gobierno quedan pendientes asuntos como la asignaci¨®n tributaria. Tambi¨¦n ha recuperado usted el tratamiento de la ense?anza de la asignatura de Religi¨®n y Moral Cat¨®lica, que parec¨ªa cerrado con la LOGSE.
R. En el campo de la ensefianza, que es el que me preocupa m¨¢s, la legislaci¨®n que tenemos no se puede considerar muy satisfactoria. Nos parece que habr¨ªa que lograr soluciones que de manera m¨¢s clara garantizaran los derechos de los padres de familia y de los alumnos cat¨®licos. Se ha resuelto mal.
P. ?Pero ser¨ªa reabrir la negociaci¨®n cerrada con la promulgaci¨®n de la LOGSE?
R. Yo no s¨¦ qu¨¦ posibilidades hay, pero hablar de imposibles en el campo de la pol¨ªtica me parece que no es razonable.
P. Con respecto a la financiaci¨®n de la Iglesia, ?es partidario, como ha propuesto el Gobierno, de suplir la asignaci¨®n tributar¨ªa por la donaci¨®n directa de los fieles, que desgravar¨ªa?
R. La desgravaci¨®n nos parece muy compleja y nada f¨¢cil. Las propuestas que yo conozco hasta ahora no resultan satisfactorias. Pero ¨¦se es un di¨¢logo abierto.
P. La tragedia de Alc¨¢sser desat¨® un veredicto popular: pena de muerte para los presuntos asesinos de las tres ni?as. ?Comparte esta petici¨®n?
R. Yo, personalmente, soy contrario a la pena de muerte; eso no quiere decir que todos los cat¨®licos est¨¦n obligados a compartir este punto de vista. Es posible defender a la sociedad de este tipo de delitos sin recurrir a esta pena.
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