"Aunque ganemos las elecciones, no tendremos el poder"
Joe Slovo, presidente del Partido Comunista Surafricano (SACP), naci¨® en 1926 en Lituania, de donde sus padres emigraron a Sur¨¢fr¨ªca cuando ¨¦l ten¨ªa nueve a?os. Se afili¨® al partido al los 16 y lleg¨® a ser secretario general desde 1986 a 1991. Tambi¨¦n es miembro de la direcci¨®n del Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela. Slovo public¨® a finales del pasado a?o un escrito en el que reconoc¨ªa que el movimiento negro de liberaci¨®n "no est¨¢ tratando con un enemigo derrotado militarmente". El documento conten¨ªa principios tan innovadores como el compartir el poder con el actual Gobierno del presidente Frederik W. de Klerk, y ayud¨® a catalizar un proceso negociador que est¨¢ a punto de entrar en, su recta final.
El despacho de Joe Slovo est¨¢ en el d¨¦cimo piso de la sede central del ANC, en el centro de Johanesburgo. Adornan las paredes un peque?o Gernika, carteles de propaganda, un par de litograf¨ªas y una foto de un Nelson Mandela en loor de multitud. Durante muchos a?os, Slovo fue el enemigo p¨²blico n¨²mero uno del r¨¦gimen de Pretoria. Su mujer muri¨® al estallarle en 1982 un paquete bomba cuando ambos viv¨ªan exiliados en Maputo, la capital de Mozambique.Pregunta. El pr¨®ximo fin de semana se reanudan las negociaciones multipartidarias sobre el futuro de Sur¨¢frica. ?Cu¨¢nto se ha avanzado en las conversaciones exploratorias entre Gobierno y ANC mantenidas en las ¨²ltimas semanas?
Respuesta. Est¨¢ decidido que las elecciones se celebren o a finales de este a?o o antes de que concluya el primer trimestre del a?o que viene. El r¨¦gimen ya no puede dar marcha atr¨¢s. Pero las elecciones dependen de otras cosas.
P. ?Cu¨¢les son las cuestiones que a¨²n est¨¢n en el aire?
R. Todo depende del obst¨¢culo que nos ha separado desde que comenzaron las negociaciones, que es el de qui¨¦n elabora la Constituci¨®n. En teor¨ªa, todos han aceptado que debe elegirse una Asamblea Constituyente, pero el r¨¦gimen sigue intentando que ese proceso tenga menos sentido del que debiera. Intenta que se decida lo m¨¢ximo posible sobre el futuro ordenamiento regional del pa¨ªs, y con car¨¢cter vinculante, antes de que lo haga la Constituyente. Hay una gran diferencia tambi¨¦n entre lo que ellos llaman "compartir el poder" y nosotros Gobierno de unidad nacional.
P. ?Cu¨¢l es exactamente la diferencia entre lo uno y lo otro?
R. Hay una tensi¨®n entre el concepto de Gobierno de la mayor¨ªa, de que el partido que consigue m¨¢s votos deber¨ªa tener el papel dominante en el futuro Ejecutivo, y la necesidad de acomodar a los grupos minoritarios durante un periodo de transici¨®n. El r¨¦gimen querr¨ªa un Ejecutivo con igual poder piara todos sus miembros, independientemente del n¨²mero de votos conseguidos en las elecciones.
P. Eso suena a poder de veto.
R. Exacto. El Gobierno quiere conservar lo que era su posici¨®n de partida [en las anteriores negociaciones], como mantener una presidencia rotatoria. Tambi¨¦n desea que la Carta de Derechos, que es casi la mitad de la Constituci¨®n, sea elaborada ahora con car¨¢cter vinculante no por la Asamblea Constituyente sino por la conferencia multipartidista, que no es democr¨¢tica.
P. ?Cree usted que el ciudadano blanco ha asumido lo qu¨¦ va a ocurrir, la inevitable p¨¦rdida de sus privilegios?
R. No todos, desde luego. Pero hay m¨¢s gente dispuesta a afrontar la realidad que antes de febrero de 1990 [cuando el presidente De Klerk puso en marcha el proceso que ha de concluir con la democratizaci¨®n de Sur¨¢frica]. Creo que la mayor¨ªa de los blancos es consciente de que el pa¨ªs ir¨¢ al caos si no hay un acuerdo realista que suponga una transformaci¨®n.
P. ?Son suficientes esos cinco a?os de Gobierno de uni¨®n nacional que ha ofrecido el ANC para dar paso a un Gobierno de la mayor¨ªa?
R. Depende de si este Gobierno de unidad nacional consigue su objetivo de movilizar un esfuerzo nacional durante este dif¨ªcil periodo que viene. Con el prop¨®sito de salir adelante nos comprometimos a dar a los partidos de la mayor¨ªa hasta cinco a?os para participar en el Ejecutivo. Pero lo que pueda pasar despu¨¦s de esos cinco a?os depender¨¢ de c¨®mo sea la situaci¨®n entonces. Mandela ha repetido hasta la saciedad que si ha de haber una coalici¨®n lo ser¨¢ como en cualquier otro pa¨ªs democr¨¢tico. Y puede que al cabo de ese tiempo veamos que la cosa ha funcionado y que se decida seguir.
P. Hay importantes sectores de la poblaci¨®n negra, que ven esos cinco a?os como una concesi¨®n excesiva y que dicen que cuando la mayor¨ªa ha hecho consesiones ha salido perdiendo.
R. La clave est¨¢ en considerar qu¨¦ es lo que beneficia, a los negros, a los oprimidos. Al d¨ªa siguiente de las elecciones podremos exigir el Gobierno, pero aunque hayamos ganado con el 60% o el 70% de los votos, no tendremos el poder. La econom¨ªa seguir¨¢ en las mismas manos que el d¨ªa antes de las elecciones, lo mismo que el funcionariado, la judicatura, la polic¨ªa o el Ej¨¦rcito. Nuestra tarea ser¨¢ comenzar la transformaci¨®n. Las elecciones no van a traer la transformaci¨®n. Por eso creemos que es beneficioso para nosotros que haya que compartir el poder.
P. Entre los negros ya existe un grupo, el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n de Azania, brazo armado del Congreso Panafricanista (PAC), que mantiene una actividad armada antes incluso de que las expectativas se vean frustradas y cuando todav¨ªa existe gran esperanza en el futuro.
R. Desde luego que hay peligros, pero yo dir¨ªa que el PAC no es una fuerza importante ni pol¨ªtica ni militarmente, pero podr¨ªa ocurrir algo similar a lo que hemos visto con UNITA o con RENAMO, que empezaron muy peque?os y que, debido a la evoluci¨®n de los acontecimientos, han conseguido desestabilizar a sus pa¨ªses. Creemos que el periodo inmediatamente posterior a las elecciones oculta enormes peligros: reacci¨®n de la extrema derecha, desestabilizaci¨®n por parte del empresariado y del capital, reacci¨®n de grupos retr¨®grados, como el Partido de la Libertad Inkatha QFP, zul¨²).
P. ?Es posible crear la nueva Sur¨¢frica sin satisfacer a los zul¨²es que siguen a Mangosuthu Buthelezi, el l¨ªder del IFP9 ?Puede Buthelezi retrasar o paralizar el proceso?
R. Cualquier minor¨ªa puede desestabilizar. Por eso intentamos que el IFP participe en las negociaciones, pero no puede hacerse a cualquier coste, al coste de la transformaci¨®n democr¨¢tica. No podemos permitir que el proceso sea secuestrado por grupos minoritarios. Intentaremos buscar todos los medios para que el IFP no se transforme en una fuerza militar contrarrevolucionaria. Creo que Buthelezi ya se ha dado cuenta de que no puede ser una figura de alcance nacional como Mandela y por eso est¨¢ tratando de consolidar un imperio en Natal [al sureste del pa¨ªs] a partir de un ordenamiento federal de Sur¨¢frica.
P. ?Es posible pensar hoy en una Sur¨¢frica federal?
R. Nosotros reconocemos que este pa¨ªs es muy grande, con diversos grupos, lenguas y comunidades, y que hay una importante parte del poder que habr¨¢ que delegar a las regiones. Deber¨¢ negociarse qu¨¦ poderes se traspasan y cu¨¢les quedan en el centro. Nosotros pensamos que Sur¨¢frica debe ser un Estado unitario y que el Parlamento central ha de tener el poder de controlar lo que ocurra. Pudiera ocurrir que educaci¨®n, lengua, infraestructuras y sanidad fuesen descentralizadas. Desde luego, no la polic¨ªa.
P. ?El suyo debe ser el ¨²nico partido comunista del mundo que est¨¢ creciendo?
R. Contamos con unos 40.000 afiliados, pero no tenemos intenci¨®n de competir con organizaciones de masas, como el Congreso Nacional Africano (ANC). El principal problema que tenemos ahora es conseguir que esa militancia trabaje organizada como debe hacerlo el Movimiento de los Trabajadores.
"Creemos que el periodo posterior a las elecciones oculta enormes peligros, entre ellos una reacci¨®n de la extrema derecha
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