Entre ca?as y ca?adas
Los participantes de la, carrera brit¨¢nica Hash beben todos los domingos 100 litros de cerveza
Tras una hora de ejercicios y despu¨¦s de recorrer 12 kil¨®metros, los 100 marchadores dan cuenta de buenas jarras de cerveza al calor (le la charla. Se trata de la carrera Hash, organizada cada fin de semana desde hace una d¨¦cada, entre ca?adas, valles y veredas, por la agrupaci¨®n deportiva madrile?a Hash House Harriers. La fiesta se cierra con una ceremonia donde todos cantan mientras reciben premios o castigos por las haza?as y disparates, cometidos.
"Para participar en esta prueba hay que ser un amante del campo, ser deportista, un aficionado a beber cerveza y estar un poco chiflado", as¨ª define Treacy, una de las participantes, el perfil que deben reunir los atrevidos que cada fin de semana acuden a la desafiante llamada del club social de la triple H.
Para Chris Bell, presidente del club, los integrantes de la prueba son conocidos como bebedores de cerveza que corren y disfrutan del aire libre. Aurelio Castro, maratoniano y participante en la prueba, considera que los corredores de la Hash son los t¨ªpicos anglosajones enamorados de la practica del deporte que disfrutan a la vez del l¨ªquido dorado. Sin embargo, Arantxa, otra de las pocas espa?olas participantes, piensa que el club est¨¢ formado por un c¨ªrculo cerrado de gente inglesa que acepta de buen modo a los espa?oles.
Una semana antes de la prueba, se eligen los parajes donde se va a desarrollar la marcha y se dise?a el trazado. El domingo por la ma?ana, dos liebres marcan las pistas por donde los corredores tendr¨¢n que pasar. La pareja encargada de se?alar va derramando montoncitos de harina cada 10 metros. A lo largo del trazado se dibuja un punto, check point, donde surgen tres caminos. Los dos err¨®neos se prolongan hasta que se cortan por tres puntos de harina.
La prueba de ayer discurri¨® por el monte de San Pedro, pr¨®ximo a Guadalix de la Sierra. Para evitar despistes y retrases, la marcha se inici¨® a la una de la tarde. Durante el trayecto, los corredores gritaban constantemente "On-on" para guiar al resto por la ruta exacta.
En cabeza se sit¨²an los m¨¢s preparados, y detr¨¢s se colocan los menos entrenados, que completan el camino a un ritmo m¨¢s suave o andando. A lo largo del recorrido surgen obst¨¢culos como rocas, precipicios, pendientes, vacas y vallas que dan m¨¢s aliciente a cada etapa. Asimismo, como en la cacer¨ªa del zorro, para orientar a los m¨¢s despistados, un corredor hace sonar continuamente una trompeta llamada horm.
Al final de la prueba, todos los participantes se re¨²nen y distribuyen unos 100 litros de cerveza. A continuaci¨®n se celebra un curioso ritual por el que desfilan los que no han cumplido con los mandamientos de la prueba: obedecer al gran maestro, pagar las deudas, no hacer necesidades, gritar "on-on", extraviar a los dem¨¢s o da?ar a la naturaleza. A todos aquellos que no respetan el reglamento se les obliga a beber m¨¢s cerveza o a ech¨¢rsela encima si ya no aguantan m¨¢s. Mientras despachan el l¨ªquido, los presentes cantan el himno del Hash y hacen gestos propios de una pel¨ªcula c¨®mica.
Premios honor¨ªficos
Tambi¨¦n hay premios especiales para quienes completan un n¨²mero determinado de pruebas, entre 50 y 100, a los cuales se les obliga a beber unas jarras de cerveza de mayor tama?o.
Existen, adem¨¢s, dos condecoraciones honor¨ªficas: la picha y la caca de la semana. Los galardonados reciben la tapa de una taza de retrete y un consolador de madera que se cuelgan en el cuello.
Por si eso no bastase para inculcar un car¨¢cter l¨²dico entre los corredores, todos los habituales reciben un mote, por sus acciones en la carrera. Los m¨¢s conocidos son Foxy Lady, The Dead Animals y Fine Young Cannibals
Curiosamente, la carrera del Hash, de marcado car¨¢cter brit¨¢nico, fue una ocurrencia de un catal¨¢n, Antonio Gispert, que en 1938 estaba enrolado en la colonia brit¨¢nica de Malasia.
Gispert, junto con un grupo de aburridos europeos que frecuentaban el restaurante Hash House, decidieron celebrar carreras por el campo en sus ratos de ocio. Las pruebas las complicaron con pistas que pon¨ªan por diferentes puntos de la maleza.
La idea se difundi¨® r¨¢pidamente, y en la actualidad existen 1.200 clubes en m¨¢s de 130 pa¨ªses. Los beneficios anuales se entregan a entidades ben¨¦ficas, como Cruz Roja.
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