Sesenta 'monos' en el 'talego'
Debate entre los presos toxic¨®manos de la c¨¢rcel de Carabanchel
Participar en un programa de desintoxicaci¨®n en la c¨¢rcel de Carabanchel es un privilegio que s¨®lo pueden alcanzar 130 de los 2.500 reclusos. Durante los tres o cuatro meses que pasan all¨ª -es la media que permanece recluido un preso de Carabanchel antes de salir o de ser trasladado a otra prisi¨®n- redactan revistas, fabrican cer¨¢micas, les ense?an oficios y, sobre todo, aprenden c¨®mo han de prevenir el sida y en qu¨¦ centros pueden desintoxicarse cuando salgan. En las terapias de grupo, sentados en c¨ªrculo, con ch¨¢ndal, pepsi-cola de lata, zapatillas, vaqueros y cigarrillos, intercambian experiencias, consejos y advertencias. Muy bonito, pero nada id¨ªlico.Las cr¨ªticas al sistema -pertitenciario y administrativo en general- suenan de forma contundente a poco que se escuche a los presos de Carabanchel. Un redactor de este peri¨®dico asisti¨® a una terapia en la que dialogaron durante m¨¢s de media hora 15 reclusos. Despu¨¦s se sumaron otros 15 y el periodista tuvo la oportunidad de plantearles algunas preguntas. Sillas con pupitre incorpora do, como unas veinte; encima de ellas, otros tantos ch¨¢ndales y vaqueros, con papel y boli para apuntar la asistencia que ofrece el Estado a los enganchados a la droga. Copian las palabras de Isidro, el moderador y psic¨®logo, que abre el turno para que cada uno cuente qu¨¦ centros de rehabilitaci¨®n prefiere.
Un preso, locuaz, con barba de tres d¨ªas:
-A m¨ª me gust¨® mucho el de Proyecto Hombre [asociaci¨®n vinculada a la Iglesia cat¨®lica] -Pues a m¨ª no -espeta uno delgado, barba de cinco d¨ªas- Salen con un coco muy raro. En vez del Proyecto Hombre parece el Proyecto Madre. Te ven por ah¨ª despu¨¦s, habiendo sido colegas, y no te saludan, como si te los fueras a comer, y tampoco es as¨ª, hombre.
-Pero eso me parece bien, colega -de nuevo el locuaz ole barba de tres d¨ªas-. Y me ocurri¨® con mi mejor compadre. Estuvo un tiempo en Proyecto Hombre, despu¨¦s me lo encontr¨¦ en el metro con su madre, fui a saludarle y el t¨ªo pas¨® de m¨ª. Me sent¨® muy mal, ?no? Pero al cabo de cinco a?os, el chaval,ya curado, vino a casa y me explic¨® por qu¨¦ lo hab¨ªa he cho. Y yo lo comprend¨ª, co?o.
Otro, con un gorro en la cabeza.
-Pero llega un momento, tronco, en el que si t¨² no est¨¢s con Dios o con el rollo, ?qu¨¦ haces all¨ª?La ayuda de DiosIsidro quiere que un rubio andaluz de metro noventa, hombros anchos, piernas cruzadas, cuente su experiencia con los evangelistas.
-Psss -el rubio- Yo, ?qu¨¦ quieres que te diga? -Tenues sonrisas de los dem¨¢s- Entr¨¦ all¨ª sin ganas, y me sirvi¨® de mucho. Estuve 11 meses, ahora he tenido que pagar [cumplir con dena] una cosa y la palabra de Dios me est¨¢ sirviendo.
-Claro,es que tienes que poner de tu parte.. -dice el locuaz, mientras otro, con bigote, le responde.
-Esc¨²chame, haz el favor.
-Es que si no...
-?Me quieres escuchar?
-insiste el del bigote.
-Nada vale si no pones voluntad...
. -Esc¨²chame te digo. Yo fui a los evangelistas, y me dio una trombosis; se me form¨® un co¨¢gulo en la parte derecha del cerebelo. Me acusaban de que yo no hac¨ªa nada, de que pasaba de todo; y el l¨ªder me dec¨ªa que con la palabra de Dios se me quitaba. Me llevaron a un m¨¦dico del pueblo cuando ya ten¨ªa todo el brazo derecho inmovilizado. Cuando me vio mi mujer se cre¨ªa que me hab¨ªa comido 30 roinones [pastillas]. Y la comida que me daban, no es que estuviera caducada, es que s¨®lo hab¨ªa bizcochos de esos, Mildred, o como se llamen, que abr¨ªas uno y sal¨ªan gusanos. Y a las seis de la ma?ana te sacaban a cantarle a Dios y a la Virgen con la guitarra -menea la mano derecha como si se sacudiera migas y los dem¨¢s se r¨ªen. Alguien introduce el problema de las listas de espera que se encuentra en los organismos dependientes del Ayuntamiento. Otros le apoyan -"Claro, eso ten¨ªa que ser como un ingreso de urgencias"- y el moderador no se rinde.-No estoy de acuerdo. Es lamentable que haya listas de espera, pero no es bueno que os den todo lo que necesit¨¢is urgentemente, porque vosotros os mov¨¦is por esos impulsos, y si en ese momento justo te ofrecen el tratamiento y t¨² no sabes esperar un poco, al otro d¨ªa, si te dicen que te encierres con tus padres en casa, te escapar¨¢s.-No, no... T¨² no te das cuenta porque no has estado enganchado.
Le llega el turno de las preguntas al periodista.
-?Qui¨¦n lleva s¨®lo dos meses en prisi¨®n?
-Yo -responde un recluso melenudo.
-?D¨®nde pillaba droga antes de entrar?
-En los Pies Negros.
-?Cu¨¢nto le costaba un gramo de hero¨ªna?
-Siete mil pesetas.
-?Cu¨¢nto le cuesta aqu¨ª?
-Miradas sonrientes entre ellos, cuchicheos y risas.
-Veinte mil pesetas -responden varios casi al mismo tiempo- Y normalmente te dan menos de un gramo.
-?Y la coca?
-En la calle, 6.000 pesetas el gramo. Aqu¨ª, 15.000.
-?La gente que les reparte droga en las galer¨ªas son los que tienen el poder sobre ustedes? -Silencio y risas- ?Por qu¨¦ se r¨ªen?
-Porque es verdad -responde Jorge.
-?Hay muchas jeringuillas?
-Qu¨¦ va, con una se chuta toda una galer¨ªa, aunque la lavamos con lej¨ªa.
-?C¨®mo pasan el mono?
-Tirados en el patio -cuenta Rogelio- Yo me he pasado 36 horas sin dormir, molestando a otros compa?eros, y s¨®lo me daban pastillas para la cabeza.
Habla otro preso.
-Lo m¨¢s importante no es el mono, porque casi todos nosotros hemos pasado 60 monos. El problema es que hay limitaciones de tiempo. S¨®lo podemos venir un n¨²mero reducido de gente y a la una se acaba todo, vuelves a la galer¨ªa buscando papelinas.
-Venimos aqu¨ª para quitarnos del patio, que ah¨ª lo ¨²nico que haces es pasar fr¨ªo y pensar en pillar droga.
Una asistente indignada pide la palabra.
-Me parece mentira que haya gente que diga eso, cuando ha pedido m¨¢s de cuatro veces nuestra ayuda.
-Hombre, habr¨¢ quien venga por quitarse del patio -interviene otro preso- y habr¨¢ quien lo haga unos d¨ªas por quitarse del patio y otros d¨ªas porque lo necesite de verdad.
Son la una y cuarto de la tarde, un funcionario les avisa de que el comedor lleva abierto 15 minutos y s¨®lo hay tiempo para una pregunta.
-?Cu¨¢ntos de ustedes rezan?
Ocho levantaron la mano. Casi todos ellos hab¨ªan pasado por centros evangelistas.
El mejor m¨¦todo contra la hero¨ªna
Tras media hora de debate sobre cu¨¢l ser¨ªa el mejor sistema para desintoxicarse, el moderador toma la palabra: "Est¨¢ claro que cualquier conversi¨®n grande, ya sea, un partido pol¨ªtico o una religi¨®n, puede servir para desintoxicar. Unos emplean t¨¦cnicas m¨¢s fuertes y otros menos, aunque es cierto que la asistencia m¨¦dica puede ser el punto d¨¦bil ole, casi todos". -Todos respondian que s¨ª, desde luego, que s¨ª, y alguien habl¨® de los centros de atenci¨®n al drogodependiente (CAD, hay siete en Madrid, todos pertenecientes del Ayuntamiento de Madrid).
"El CAD", habla el recluso Jos¨¦ Mar¨ªa, "ser¨ªa lo ideal si no hubiera listas de espera; pero a m¨ª me daban cita para un mes y yo estaba que me mor¨ªa. Es que, de vez en cuando, uno tiene momentos de lucidez, y eso es lo que tienen que aprovechar en estos sitios. Yo fui con el mono, me dieron una charla y me dijeron: 'Ven a las dos horas'. Me march¨¦ a pillar".
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