Par¨¢bola

Veamos. Par¨¢bola.Juanito me ofrece un pastel de chocolate. Me interesa y se lo encargo. Discretamente observo sus tejemanejes en la cocina, y aunque me parece que los ingredientes y la manera de mezclarlos no son del todo adecuados, permanezco sin abrir la boca m¨¢s que en un par de ocasiones y le dejo seguir con confianza (yo dir¨ªa que de all¨ª m¨¢s bien parece que va a salir un destornillador, pero bueno).

Al cabo de un tiempo es patente que aquello es verdaderamente un destornillador, eso s¨ª, con churretones de chocolate. Me pide opini¨®n de nuevo y, ahora ya, un poquito mosca, le digo que aquello no me interesa y que voy a buscar quien me cocine mi pastel de chocolate. Salgo euf¨®rico a la calle, oteo el horizonte y me encamino con paso firme... a una ferreter¨ªa.

Parecer¨ªa que ¨¦sta es la postura de un electorado espa?ol desencantado al que se le prometi¨® una pasada por la izquierda. A la vista de los votos, por aquellos entonces ello deb¨ªa coincidir bastante con la intenci¨®n del personal. Despu¨¦s, el socialismo ha brillado por su ausencia, y con una pol¨ªtica de derechas (con perd¨®n por un an¨¢lisis tan simpl¨®n) se ha ido llegando a este desastre. Es el momento de volver a abrir la boca, y tras otear el horizonte parecemos estar dispuestos a... cambiar de ideas.

A lo mejor en la sinraz¨®n est¨¢ la verdad y en una ferreter¨ªa me hacen un pastel; pero si ya nos han dado muestras de ad¨®nde conduce este tipo de pol¨ªtica, ?por qu¨¦ optar por m¨¢s de lo mismo?

Dej¨¦monos de alternancias en el poder, de votos de castigo y de cabreos, y busquemos una aut¨¦ntica izquierda si es que queremos que sea por ah¨ª por donde pase el pa¨ªs.-