Pobre m¨²sica
HAY TEMORES fundados de que la nueva programaci¨®n de Radio 2 consista en su desaparici¨®n como instrumento de uso de la cultura musical. Hubo temores con Radio 3, otra forma de expresi¨®n radiof¨®nica, y se cumplieron; hoy se dice, incluso, que en el futuro podr¨ªa hacerse una fusi¨®n de la 2 y la 3, como un desv¨¢n de olvido. La cuesti¨®n es saber si el frenes¨ª de rentabilidad que ha atacado a este tipo de empresas, y muy gravemente a RTVE, es l¨®gico.Lo cierto es que el equivalente a Radio 2 es algo que existe en todos los pa¨ªses a cuyo modelo aspiramos, muchas veces con emisoras duplicadas y triplicadas, y generalmente con otras situadas en los Estados, regiones o provincias.
La "tormenta de cerebros" a que alude la direcci¨®n actual de Radio 2 ha funcionado, sin duda, en el sentido de buscar la cuadratura del c¨ªrculo de una audiencia mayoritaria, alguna publicidad y, al mismo tiempo, dar una impresi¨®n cultural: un barniz. Es un sue?o que ya fracas¨® en Televisi¨®n Espa?ola, pero al menos consigue la mayor audiencia nacional, aunque eso no sea un timbre de gloria dentro de un pa¨ªs desculturizado y retrasado en educaci¨®n general, ni sea ¨¦sa probablemente su misi¨®n. En Radio 2 puede suceder lo contrario: que al quitar programas que antes los aficionados esperaban en aras de una audiencia m¨¢s amplia, se quede sin unos y sin otros.
El Ente, y el Gobierno que le estimula, saben perfectamente que no es cierta la frase de Goebbels de que ante la palabra libertad haya que llevarse la mano a la pistola, a menos que uno sea GoetIbels y tenga deseo de aniquilar al enemigo. Hay muchos otros medios para llenar el pa¨ªs de culturilla media y vulgarizada, y hasta de tonter¨ªa pura y simple, con rentabilidad econ¨®mica e incluso pol¨ªtica; pero ello no es raz¨®n para agotar los medios modestos que complacen a las personas deformadas por la cultura. La modestia de Radio 2 se hab¨ªa percibido ya en la anulaci¨®n de programas, en la supresi¨®n de retransmisiones internacionales de tradici¨®n mundial como Bayreuth o Salzburgo -sustituidas por diferidos-, o la anulaci¨®n repentina de conciertos cuyos protagonistas ped¨ªan aqu¨ª sus derechos habituales en lugar de considerar un honor el que les retransmitieran gratis. Un empobrecimiento m¨¢s y dejar¨¢ de tener cualquier inter¨¦s.
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