Noche de euforia en el estadio Calder¨®n
El atletismo vivi¨® ayer una noche m¨¢gica. Su propia felicidad se combin¨® con la infelicidad ajena, la de su odiado madridismo, en un c¨®ctel tan dulce como para que su paladar se olvidara de sus muchos sinsabores en una temporada que, precisamente, apenas la Recopa puede salvar. Los dos goles de Manolo y el de Alfaro, aun si¨¦ndolo con estruendo, no fueron mucho m¨¢s festejados que los de Ginola, Valdo y Kombouar¨¦ (el de Weah se hab¨ªa celebrado de camino al estadio). El nombre del Saint Germain lleg¨® a ser coreado en los grader¨ªos con un entusiasmo similar al que prendi¨® en el de sus seguidores parisienses. El triunfo del Atl¨¦tico no habr¨ªa hecho vibrar el Calder¨®n con semejante ardor si no hubiese estado emparejado con la derrota del Real Madrid. Era, s¨ª, el desquite ansiado.La euforia, entre olas y al grito de "?que bote Jes¨²s Gil", se desbord¨® hasta el extremo de que los aficionados rojiblancos perdonaron los m¨²ltiples errores de un Atl¨¦tico que, a pesar de la tempranera ventaja que le proporcion¨® la buena visi¨®n de Manolo y la descolocaci¨®n de Mirtsos, se mostr¨® muy tenso e impreciso y que s¨®lo pudo respirar gracias a la inspiraci¨®n del joven Alfaro avanzado ya el segundo periodo. Lo ¨²nico que les importaba era la sensaci¨®n de que estaban protagonizando unos papeles invertidos. El gusto era suyo. El disgusto, de sus vecinos.
La verdad, sin embargo, es que un equipo con m¨¢s calidad y recursos que el Olympiakos podr¨ªa haber puesto en evidencia las flaquezas del Atl¨¦tico. Los jugadores griegos, que part¨ªan, conste, con la eliminatoria perdida por el valor doble de los goles en campo contrario en caso de empate, desecharon los malos modos reiterados en Atenas y se afanaron en empujar el bal¨®n con mejor o peor estilo hacia el ¨¢rea de Abel. Mitsibonas ya no se distra¨ªa dando cabezazos a Soloz¨¢bal, ni Tsalughidis insultando a Schuster, ni Savidis golpeando a Aureliano Cachadi?as, ese probo masajista. Sus compa?eros y ellos s¨®lo pretend¨ªan desarrollar un f¨²tbol con posibilidades y, a ratos, lo desarrollaron ayudados por las dudas de sus adversarios.
El campe¨®n griego no permiti¨® que el primer zarpazo de Manolo le desmoronase. (continu¨® aplic¨¢ndose con digno tes¨®n y supo forzar suficientes ocasiones como para que Abel pudiera exhibir de nuevo su seguridad de anta?o y reconciliarse con el larguero de su porter¨ªa, que le sali¨® al quite en un trallazo de Savidis. Lo que le sucedi¨® es que, aun estir¨¢ndose, no da demasiado de s¨ª. Hizo lo que pudo y... basta.
Ese basta lo pronunci¨® Alfaro. Omar Pastoriza decidi¨® recurrir a ¨¦l cuando comprob¨® que el bullicioso, pero poco efectivo esta vez, Moya no era capaz m¨¢s que de acertar a la madera con un cabezazo en la mism¨ªsima boca del gol en los compases iniciales de la segunda parte. Un relevo afortunado. S¨ª, porque el prometedor delantero, deshaci¨¦ndose de las telara?as de su larga condici¨®n de suplente, atin¨® a hallar un fil¨®n de oro para su lucimiento y el destino positivo del Atl¨¦tico en el pobre Jantzidis.
Apenas llevaba Alfaro tres minutos sobre el c¨¦sped cuando, escorado a la izquierda de su ataque, rompi¨® la cintura de su presunto marcador y proporcion¨® a Manolo un pase bien aprovechado y que parec¨ªa sentenciar la porf¨ªa. No obstante, la suerte hizo revivir de rebote al Olympiakos a los 60 segundos. ?Podr¨ªa truncarse una noche tan festiva? ?Podr¨ªan resurgir las pupas? No. All¨ª estaba Alfaro para variarle la faena a Jantzidis y delinear un remate precioso, de rosca y con intenci¨®n, al que Mirtsos no lleg¨®. El j¨²bilo del atletismo se elev¨® entonces a su en¨¦sima potencia. No era para menos.
Victoria del Spartak
El Spartak de Mosc¨², que super¨® ayer al Feyenoord por 3-1 (1-0 en la ida), el Amberes y el Parma son los otros conjuntos en las semifinales, cuyo sorteo se realizar¨¢ hoy en Ginebra.
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