El a?o de Hern¨¢ndez Pijuan
Cuando todav¨ªa es posible visitar la retrospectiva de los ¨²ltimos 20 a?os de Hern¨¢ndez Pijuan en el Museo Nacional Reina Sof¨ªa, de Madrid, tenemos la oportunidad de contemplar otra selecci¨®n (de 1990 hasta hoy), acertada aunque no descubra tremendas novedades. Recu¨¦rdese que el a?o pasado se pudo ver tambi¨¦n, en la Tecla Sala de L'Hospitalet de Llobregat, otra antol¨®gica distinta a la madrile?a, que cubr¨ªa empero los mismos 20 a?os de producci¨®n paisaj¨ªstica de Hern¨¢ndez Pijuan. La muestra que nos ocupa incluye piezas muy bellas como Ornamental blanc y las de la serie Sobre blanc pero resulta algo as¨ª como un ep¨ªlogo al actual reconocimiento oficial del artista. Enti¨¦ndaseme bien, era dif¨ªcil sorprendernos reci¨¦n vistas exposiciones m¨¢s completas de su obra que se extend¨ªan hasta pr¨¢cticamente hoy.Hern¨¢ndez Pijuan, en todo caso, se encuentra en un buen momento creativo, y nos anuncia nuevas series de trabajo dentro de su muy individualizada l¨ªnea de investigaci¨®n pict¨®rica como forma de conocimiento personal. En su labor ¨²ltima retoma los mismos niveles objetivos de calidad que han sido m¨¢s o menos constantes en su que hacer art¨ªstico desde los a?os setenta.
Hern¨¢ndez Pijuan
Galer¨ªa Joan Prats. Rambla deCatalunya, 54. Barcelona. Hasta mediados de abril.
Pijuan es un artista sensorial antes que intelectual, cuya obra responde a una identificaci¨®n emocional con el paisaje que rodea su casa de campo. Sus ¨²ltimos cuadros se caracterizan por la abundancia y la opacidad de la materia; los colores intensos, matizados por la misma forma de su aplicaci¨®n; y la concentraci¨®n en la tensi¨®n entre fondo y figura, asumiendo el dibujo valor estructural. Su trabajo reh¨²ye toda posibilidad de expresi¨®n, para concentrarse en un particular entendimiento de la propia visi¨®n como instrumento epistemol¨®gico. Sus series de nubes, con todo, enlazando con otras que realizara de 1986 a 1991 (casas, c¨ªrculos y cipreses), resultan ambigua o involuntariamente ir¨®nicas y son, en mi opini¨®n, algo insustanciales, al ceder, en parte, a lo meramente decorativo.
Es en los cuadros de mallas y redes, aunque compartan la misma carga did¨¢ctica que los anteriores -en ¨²ltimo t¨¦rmino nos invitan a reflexionar qu¨¦ y c¨®mo vemos-, en donde reconocemos al Hern¨¢ndez Pijuan que a finales de los setenta se convirti¨® en un pintor indiscutible en el panorama nacional pero tambi¨¦n una puerta cerrada en s¨ª misma en el terreno de lo formal. Pijuan defiende que cada uno pinte lo que vea, y dos miradas dificilmente ser¨¢n id¨¦nticas.
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