El imperio lucha por sobrevivir
IBM aborda una inevitable transformaci¨®n cambiando de presidente
El nombramiento de Louis Gerstner al frente de IBM, la mayor compa?¨ªa de inform¨¢tica del mundo, se considera el punto de partida de un proyecto de transformaci¨®n de la empresa, que el a?o pasado present¨® p¨¦rdidas de 5.000 millones de d¨®lares (unos 590.000 millones de pesetas): demostraci¨®n de que ha sido incapaz hasta ahora de asumir el gran desaf¨ªo tecnol¨®gico planteado por las nuevas generaciones de ordenadores.
En varios sentidos, la crisis de IBM, la quinta mayor multinacional, no es m¨¢s que un ejemplo de lo que desde hace media d¨¦cada le viene ocurriendo a otras empresas norteamericanas igual de sobredimensionadas: los mercados y las tecnolog¨ªas se han desarrollado m¨¢s deprisa de lo que estos gigantes eran capaces de reaccionar. Los problemas de IBM no son, por tanto, muy diferentes a los que un poco antes ha tenido que hacer frente la General Motors, desbordada por coches japoneses m¨¢s peque?os, m¨¢s baratos y de menor consumo, o los grandes almacenes Sears, superados por cadenas de menor tama?o pero con mucha m¨¢s capacidad de acercamiento al cliente.En ese sentido, IBM est¨¢, simplemente, pagando las consecuencias del crecimiento insospechado del mercado de inform¨¢tica. Cada a?o aparecen centenares de modelos de peque?os desktop y labtop de asequible y r¨¢pido acceso al p¨²blico con los que el gigante estadounidense no ha sido capaz de competir.
El imperio de IBM se construy¨® en los a?os sesenta, cuando el mercado de ordenadores estaba limitado a los Gobiernos y a poderosas empresas capaces de adquirir los grandes sistemas que la famosa compa?¨ªa fabricaba. La firma fue creciendo y aumentando su plantilla hasta alcanzar en 1986 la cifra r¨¦cord de 406.000 empleados.
A partir de ese a?o la compa?¨ªa empez¨® a disminuir beneficios ante la creciente presencia en los mercados de las marcas japonesas. IBM, no obstante, no lleg¨® a presentar p¨¦rdidas hasta 1992, el mismo a?o en que dej¨® su plantilla reducida a los 300.000 empleados.
Desde hace meses, una de las preguntas que circulaban entre las publicaciones especializadas en temas empresariales era la de por qu¨¦ IBM no hab¨ªa reaccionado antes a su retroceso en el mercado, como s¨ª lo hicieron, por ejemplo, las empresas automovil¨ªsticas.
Excesiva dependencia
El semanario The Economist menciona la versi¨®n de que la dependencia de IBM con el Gobierno norteamericano y otros Gobiernos -que eran sus principales clientes- era tan grande que la compa?¨ªa se resist¨ªa a afrontar planes de reestructuraci¨®n que da?asen la fuerza laboral de aquellos pa¨ªses en los que est¨¢ introducida.Ahora que ese tipo de dependencia ya resulta innecesaria, porque hasta la computadora m¨¢s complicada, la que puedan utilizar la CIA o la NASA, se puede encontrar en la tienda de la esquina, IBM tiene que asumir el reto de competir sin protecci¨®n en el mercado de los peque?os computadores si quiere sobrevivir. Ese es un ¨¢rea al que se espera que se dediquen gran parte de los esfuerzos de Louis Gerstner.
El nuevo presidente y consejero delegado, un hombre de 51 anos con fama de trabajar a largo plazo, ha advertido que nadie puede esperar una soluci¨®n de los problemas de IBM en unas pocas semanas. "Mi labor no va a ser de corto plazo. Trabajar¨¦ para obtener buenos resultados de manera sostenida", dijo.
Louis Gerstner es un caso m¨¢s de la guerra de ejecutivos que se ha declarado en las empresas norteamericanas desde que comenzaron a soplar los vientos de crisis en Estados Unidos. IBM no ha revelado el salario que percibir¨¢ Gerstner, pero se sabe que en Nabisco gan¨® m¨¢s de 450 millones de pesetas el a?o pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.