Ahora, Andreotti
LAS INVESTIGACIONES judiciales sobre la corrupci¨®n pol¨ªtica en Italia, que est¨¢n poniendo patas arriba todas las jerarqu¨ªas y estructuras de los partidos pol¨ªticos, acaban de dar un salto espectacular. Con la apertura de sumarios contra Giulio Andreotti por los jueces de Palermo y contra Antonio Gava por los de N¨¢poles se llega al meollo m¨¢s profundo de lo que han sido las fuerzas dirigentes de la pol¨ªtica italiana en los ¨²ltimos 40 a?os.Andreotti ha sido ministro sin interrupci¨®n durante 45 a?os y siete veces jefe de Gobierno. Gava ha encabezado el centro de la, Democracia Cristiana (DC) y, por tanto, el sector que ejerce el papel hegem¨®nico en el partido. Andreotti y Gava eran los monstruos sagrados. Ahora se ha pedido el levantamiento de su inmunidad para que sean procesados. En el caso de Andreotti -y es un dato esencial- no es por participar en actos de Corrupci¨®n, sino por algo mucho m¨¢s grave: por "actividad mafiosa". La fiscal¨ªa de Palermo entiende que Andreotti favoreci¨® los intereses de la Mafia con normas y disposiciones dictadas por sus sucesivos Gobiernos.
Es curioso el itinerario geogr¨¢fico que ha tenido la denuncia de la corrupci¨®n en. el mundo pol¨ªtico italiano. Empez¨® en Mil¨¢n, y muy, especialmente en el partido socialista, con Bettino Craxi como inculpado m¨¢s afamado. Se trataba de delitos de tipo moderno, las llamadas tangentes -cantidades de dinero que los partidos cobran de las empresas a cambio de facilitarles contratos de obras p¨²blicas o de adoptar medidas administrativas que favorezcan a ¨¦stas-. Luego, la investigaci¨®n lleg¨® a Roma, vinculada a hombres de la DC, como el presidente del club de f¨²tbol Roma, Giuseppe Ciarrapico, pr¨®ximo a Andreotti. Ahora se inicia en N¨¢poles y Sicilia la etapa meridional, y aqu¨ª se pone en primer plano no ya el cobro de sumas ?legales, sino la cooperaci¨®n o complicidad con la Camorra y la Mafia. Un delito mucho m¨¢s antiguo, con ra¨ªces en el mundo rural, y en el que hay muchos cad¨¢veres encerrados en los armarios. En realidad, resultaba extra?o que, cuando cientos de pol¨ªticos italianos eran acusados de actos delictivos, Andreotti quedase fuera. Siempre se sospech¨® de las relaciones entre Andreotti y la Mafia. Con la decisi¨®n de los magistrados de Palermo de abrir un sumario, su conducta ser¨¢ rigurosamente examinada.
La nueva dimensi¨®n que ha tomado la acci¨®n judicial tiene serias consecuencias pol¨ªticas: con las principales figuras de la Rep¨²blica Italiana acusadas, desde Andreotti hasta Craxi y los secretarios de los partidos gobernantes, es obvio que la renovaci¨®n pol¨ªtica, imprescindible tiene que ser amplia y radical. No se trata de retoques. S¨®lo se podr¨¢ frenar una corriente antidemocr¨¢tica si aparecen partidos defensores del sistema que no sean los que est¨¢n metidos en la corrupci¨®n. En ello se basan quienes piden la necesidad de una Segunda Rep¨²blica. El Gobierno de Amato es un intento peculiar de renovaci¨®n porque se apoya en los mismos partidos que encarnan la corrupci¨®n. Por eso se est¨¢ desgastando a ojos vista: cinco de sus ministros han tenido que dimitir en los ¨²ltimos dos meses, envueltos en actos delictivos.
No parece que, en estas condiciones, los referendos de abril sean una soluci¨®n. El m¨¢s importante debe reformar el sistema de elecci¨®n del Senado. Pero hoy parece insoslayable que el pueblo pueda expresar su opini¨®n en unas elecciones generales. Que se mejore en. lo posible el sistema electoral; pero que se d¨¦ la palabra al pueblo.
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