Dulce Mar¨ªa Loynaz: "Me he sentido libre en todas partes"

Rodeada de amigos y estudiosos de su obra, la poetisa cubana Dulce Mar¨ªa Loynaz, de 91 a?os, entr¨® ayer con paso breve en la sala de actos del Ministerio de Cultura, donde la esperaban periodistas y escritores. Antes se hab¨ªa asegurado de que nadie la viera en una silla de ruedas. Orgullosa, con la mente clara y una respuesta r¨¢pida, la menuda mujer respondi¨® con la misma decisi¨®n sobre pol¨ªtica y poes¨ªa, hasta bromear con la diaria tarea de redactar un men¨² de cocina o reconocer que detesta la m¨¢quina de escribir.

La poetisa cubana Dulce Mar¨ªa Loynaz, Premio Cervantes 1992, luc¨ªa como ¨²nico aderezo unos discretos peinecillos antiguos de concha que apenas le sosten¨ªan las hebras canas. Su primera respuesta fue: "Siempre me he sentido libre en todas partes". Una vez mas de negro, con las manos juntas y unas gafas de escasa transparencia, comenz¨® a contestar con lentitud: "No me dejan calentar los in¨¦ditos; como ya casi he perdido la vista y no s¨¦ valerme de otro instrumento que no sea la pluma, me parece que todo lo que podr¨ªa escribir, que es bastante, no podr¨¦ hacerlo".Junto a ella se encontraban el subsecretario de Cultura, Santiago de Torres, y Federico Ib¨¢?ez, director general del Libro. Intervinieron en el acto el periodista Santiago Castelo, y Teodosio Fern¨¢ndez, catedr¨¢tico de Literatura hispanoamericana de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, quien dijo: "Este premio nos ayuda a recuperar una escritora profundamente nuestra, y que durante d¨¦cadas cre¨ªamos perdida".

La autora dijo estar muy contenta de hallarse entre periodistas. "Mi vida ha estado siempre ligada a la prensa. Mi padre era tambi¨¦n, entre otras cosas, periodista; como mi marido; y yo tambi¨¦n, en cierto modo, lo he sido, aunque espor¨¢dicamente. Siempre me ha atra¨ªdo la letra de molde del peri¨®dico, que, como dije una vez, est¨¢ escrita con tinta de historia sin secar". A continuaci¨®n a?adi¨®: "El poeta quiz¨¢s tenga una doble vida: la vida diaria, llana y vulgar, y la vida que ¨¦l mismo se fabrica, con mayor o menor ¨¦xito: la de su letra. He vivido las dos vidas, y creo que las he vivido con honradez. Cuando he escrito en verso, lo he hecho porque as¨ª lo sent¨ªa; y cuando en mi casa dispongo el men¨² diario con la cocinera -que ha veces es bastante dif¨ªcil-, al redactarlo no puedo estar pensando en las mariposas. Las mariposas no se comen".

Haciendo un giro no exento de iron¨ªa, y preguntada por el bloqueo norteamericano a Cuba, y si firmar¨ªa un documento para pedir su fin, contest¨®: "Yo nunca suscribir¨ªa nada p¨²blico, pues tengo mis propios sentimientos y les doy su valor; generalmente no los comparto. Yo no creo tanto -y esta es una opini¨®n que tal vez no deba dar- en ese bloqueo. Creo que no tenemos bastante dinero para importar. El problema no est¨¢ fuera, sino en nosotros mismos".