El gran deseo de cambiar

( ... ) No era un misterio para nadie ( ... ) que los italianos iban a votar s¨ª, incluso aquellos que no entend¨ªan muy bien qu¨¦ sentido ten¨ªa reformar las reglas electorales del Senado y no las de la C¨¢mara baja o la eliminaci¨®n del Ministerio de Agricultura justo cuando se desencadenan batallas europeas sobre protecci¨®n agr¨ªcola. ( ... ) No se necesitaba un gran talento pol¨ªtico para entender ( ... ) que lo que est¨¢ pasando en nuestro pa¨ªs tiene muchas caracter¨ªsticas en com¨²n con una revoluci¨®n, aunque incruenta. ( ... )Creo que el razonamiento elemental de los que han dicho s¨ª ha sido ¨¦ste: a m¨ª, los intereses de algunos partidos me importan un bledo, yo voto por lo que me parece un paso hacia adelante ( ... ), un avance en la eliminaci¨®n de una ley electoral que ha creado monstruos como el clientelismo y la doble financiaci¨®n de los partidos. ( ... )

Pero no es el cambio de la ley electoral del Senado, al que esperamos que siga el de la C¨¢mara baja, lo que nos da seguras garant¨ªas de reforma. Las leyes por s¨ª solas ( ... ) no hacen que un pa¨ªs sea civil. Lo hacen los ciudadanos cuando finalmente se despiertan de un sopor y de una resignaci¨®n que ha durado, por lo menos, diez a?os. ( ... ) Lo m¨¢s importante de este plurirrefer¨¦ndum es la demostraci¨®n del rechazo popular ( ... ) a la pol¨ªtica como profesi¨®n y no como servicio, y a los pol¨ªticos que para defender la profesi¨®n hoy dicen una cosa y ma?ana otra ( ... )

21 de abril