John Major lanza una apasionada campa?a europeista
John Major gan¨® las elecciones hace un a?o, y tras anunciar la recuperaci¨®n econ¨®mica y su voluntad de liderar la Comunidad Europea, tropez¨® con los rebeldes euroesc¨¦pticos, el hundimiento de la libra y la persistencia de la recesi¨®n. El jueves concluy¨® uno de los tramos de la aprobaci¨®n de Maastricht en Westminster, y con 'el, paro bajando y el consumo subiendo, se hizo evidente que la econom¨ªa est¨¢ remontando por fin. John Major aprovech¨® el nuevo panorama para volver a la casilla de salida: el primer ministro lanz¨® una apasionada campa?a para retomar el control del Partido Conservador y reconstruir su deteriorada imagen pol¨ªtica, con la vocaci¨®n comunitaria como emblema.Lo de que el Reino Unido deb¨ªa estar "en el coraz¨®n de Europa" fue una frase electoral de Major que, durante el ¨²ltimo a?o de desastres monetarios y titubeos sobre Maastricht, ha sido muy utilizada para ridiculizarle. El jueves por la noche la frase volvi¨®, sin embargo, a los labios del primer ministro.
En unas apasionadas declaraciones a la BBC, Major afirm¨® que el tiempo le ha dado la raz¨®n en su visi¨®n de la CE como una organizaci¨®n descentralizada, presta a acoger nuevos socios, basada en la cooperaci¨®n intergubernamental y no en estructuras federales. El nuevo Gobierno conservador de Francia y la Alemania en recesi¨®n tienen una idea sobre la futura Comunidad parecida a la brit¨¢nica, dijo.
John Major lanz¨® un virulento ataque contra los euroesc¨¦pticos de su partido, encabezados por su antecesora lady Thatcher. Los adversarios de Maastricht, dijo, practican "una grandeur fantasmag¨®rica".
Fue una inequ¨ªvoca declaraci¨®n de guerra a los conservadores rebeldes, basada en su convicci¨®n personal, tal vez demasiado optimista, de que la ratificaci¨®n de Maastricht ha sorteado, ya los peores obst¨¢culos. Faltan a¨²n otro comit¨¦, la tercera lectura despu¨¦s del refer¨¦ndum dan¨¦s del 18 de mayo y la C¨¢mara de los Lores. Y aunque la oposici¨®n laborista y la treintena de conservadores rebeldes muestran s¨ªntomas de agotamiento, no desisten en su com¨²n prop¨®sito de hundir el tratado.
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