Baraja rusa
EL REFER?NDUM que se celebra hoy en Rusia no resolver¨¢ las inc¨®gnitas sobre la naturaleza del r¨¦gimen poscomunista, pero repartir¨¢ cartas decisivas entre los jugadores que pugnan por imponer sus propios modelos de futuro. De entrada, la decisi¨®n del Tribunal Constitucional de contabilizar los resultados de las dos primeras preguntas -confianza en el presidente y apoyo a su pol¨ªtica econ¨®mica- en funci¨®n de la mayor¨ªa de los votantes (y no la mayor¨ªa del censo electoral como hab¨ªa decidido el Congreso de los Diputados de Rusia) facilita la tarea de uno de los jugadores: Bor¨ªs Yeltsin.?ste quiere una nueva Constituci¨®n que convierta a Rusia en una rep¨²blica presidencial y permita la elecci¨®n de un nuevo Parlamento, m¨¢s manejable. La Constituci¨®n vigente no tiene mecanismos que permitan resolver las crisis entre el Ejecutivo y el Legislativo. Si el electorado se pronuncia a favor de las elecciones anticipadas del Parlamento, Yeltsin ver¨¢ simplificado el camino hacia sus objetivos. Esto, sin embargo, no es garant¨ªa suficiente para evitarle al presidente el salto mortal de tener que tomar decisiones como la disoluci¨®n o la neutralizaci¨®n del Parlamento, para las que, con refer¨¦ndum o sin ¨¦l, carece del instrumental legal que formalmente se requiere.
Pero el salto puede no ser tan mortal si Yeltsin consigue el apoyo combinado del Ej¨¦rcito y las provincias y rep¨²blicas que componen la Federaci¨®n Rusa. Una de las alternativas a las que Yeltsin puede recurrir es la recreaci¨®n, a escala rusa, del modelo utilizado por Gorbachov en 1991 para librarse del Parlamento sovi¨¦tico, cuando trat¨® de asentar la legitimidad del Estado sobre las rep¨²blicas sovi¨¦ticas mediante el famoso Tratado de la Uni¨®n (que nunca lleg¨® a firmarse). Despu¨¦s del refer¨¦ndum, Yeltsin puede recurrir a las 88 unidades territoriales de la Federaci¨®n Rusa -aglutinadas en el Consejo de la Federaci¨®n- para aprobar una nueva Constituci¨®n, o unas disposiciones constitucionales transitorias, al margen del Congreso. Por su parte, el jefe del Parlamento, Rusl¨¢n Jasbul¨¢tov, tratar¨¢ de usar los resultados de la segunda pregunta -el apoyo a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno- en contra del presidente.
Al margen de los resultados, la campa?a por el refer¨¦ndum ha polarizado a las fr¨¢giles instituciones que alg¨²n d¨ªa pueden llegar a convertirse en el entramado de una sociedad civil: los medios de comunicaci¨®n, que toman partido abiertamente por uno u otro bando, sacrificando o tergiversando la informaci¨®n; la intelligentsia, que ha perdido la capacidad cr¨ªtica que la caracterizaba en el pasado; los partidos pol¨ªticos, de cuyo espectro parecen haber sido barridas las ideas de centro; la Fiscal¨ªa del Estado, que ha incoado apresuradamente procesos contra allegados a Yeltsin en funci¨®n de las acusaciones del vicepresidente, Alexandr Rutsk¨®i. La contaminaci¨®n afecta adem¨¢s a la pol¨ªtica econ¨®mica gubernamental de corte populista, que dif¨ªcilmente se puede tomar en serio si se tiene en cuenta la crisis que padece el pa¨ªs. Todo lo cual pone de manifiesto la falta de vertebraci¨®n de una sociedad tan inmadura como escindida.
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