Memoria 'al vent'
EL FESTIVAL de celebraci¨®n de los 30 a?os de Al vent, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, ha sido un justo y c¨¢lido homenaje internacional a su creador, el cantautor Raimon, que una vez m¨¢s se erigi¨® en s¨ªmbolo de una coherente manera de hacer y de un oficio. Pero ha sido algo m¨¢s. Frente al comprensible temor de que el recital constituyera una demostraci¨®n de autocomplaciente nostalgia generacional a cargo de los protagonistas del cambio democr¨¢tico, constituy¨® una reivindicaci¨®n tranquila y gozosa de la memoria como elemento germinal del presente. No de una memoria cualquiera, sino de los momentos de la historia reciente que los catalanes y todos los espa?oles pueden exhibir con mejor orgullo, como ha sido internacionalmente reconocido y algunos tratan hoy est¨²pidamente de minusvalorar o menospreciar: el momento de la resistencia frente a la dictadura y de la transici¨®n democr¨¢tica, que son los pilares sobre los que entre todos hemos edificado el nuevo orden de convivencia pac¨ªfica. Las sociedades que olvidan est¨¢n condenadas a empezar siempre de nuevo.Ayud¨® a este empe?o que el artista incluyera algunos gui?os desacralizadores de su propia obra, la variedad de registro de los temas -con un acertado equilibrio entre lo intimista y lo reivindicativo- y el tono general que los Viglietti, Serrat, Cilia, Laboa, Pi de la Serra, Montllor, Paco Ib¨¢?ez y Pete Seeger, entre otros, supieron imprimir a sus actuaciones. Esta qu¨ªmica no s¨®lo confort¨® a los habituados a estos rituales. Tambi¨¦n sugestion¨® a los m¨¢s j¨®venes.
Fue un concierto de madurez. De madurez art¨ªstica: el paso del tiempo ha dejado para la historia de la m¨²sica y de la cultura popular unas cuantas piezas a las que no podr¨¢ negarse ya la calidad de cl¨¢sicas. Y de madurez c¨ªvica, cuya mejor expresi¨®n, tal vez, fue la normalidad con que los pol¨ªticos de todas las tendencias aguantaron una solemne censura de Paco Ib¨¢?ez, sonoramente coreada por el p¨²blico. En los recitales del pasado la protesta dominaba y la an¨¦cdota era el silencio. Ahora mucho ha cambiado, afortunadamente, pero nunca acaba todo por cambiar.
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