Jard¨ªn de bons¨¢is

Hubo avalancha de gente en busca de entradas para ver a Himekami en Madrid. Una de dos: o el d¨²o japon¨¦s es una aut¨¦ntica maravilla, o bien la promoci¨®n que le han hecho durante las semanas previas ha sido excelente. Apuesten por esto ¨²ltimo, que hay premio seguro."Espero que ustedes sientan el esp¨ªritu de nuestro pa¨ªs", dijeron los Hoshi, un matrimonio que crea atm¨®sferas evocadoras de un Jap¨®n ancestral. Sin embargo, instrumentos tradicionales como el koto (c¨ªtara), el shakuhachi (flauta de bamb¨²) o el shamisen (la¨²d) brillan por su ausencia. Todo se resuelve a base de sintetizador.

Al cabo de una hora salieron los Yamaguchi Drums. Ambos se dedicaron a aporrear diversos tambores inspirados en la m¨²sica sagrada nipona, variando constantemente de f¨®rmulas r¨ªtmicas y aderez¨¢ndolas con sus grititos. Himekami sugiere a quienes acuden a escucharle dejar la mente en blanco y sentirse libre merced a su m¨²sica contemplativa, que deber¨ªa reservarse como relajante sinton¨ªa de despedida de la programaci¨®n nocturna de televisi¨®n o para amenizar la visita a un jard¨ªn