Una extensi¨®n blanca, la absoluta nada
Los miembros de la expedici¨®n polar m¨¢s larga de la historia narran su viaje por el ?rtico
"Si sales de tu entorno y pasas fr¨ªo o hambre es porque lo est¨¢s haciendo mal, ya que la naturaleza no es hostil en s¨ª misma". Ram¨®n Hernando de Larramendi, de 27 a?os, y Antonio Mart¨ªnez, de 32, acaban de regresar a su ciudad natal, Madrid, tras una expedici¨®n de tres a?os de duraci¨®n por la zona ¨¢rtica, y han cambiado el concepto que ten¨ªan de relaci¨®n del hombre con su entorno.
Su esp¨ªritu, "nada especial porque pienso en el polo desde que era ni?o", dice Larramendi, y "de monta?ero y alpinista" de Antonio Mart¨ªnez, les ha llevado a recorrer 14.000 kil¨®metros usando el tiro de perros, la marcha y la navegaci¨®n sin motor en la llamada Expedici¨®n Circumpolar, que ya ha pasado a la historia.
"El gran logro del viaje es estar aqu¨ª", dec¨ªan ayer en una recepci¨®n celebrada en el Ayuntamiento de Madrid. ?Quiere decir que hab¨¦is pasado situaciones l¨ªmite en las que hab¨¦is temido por vuestras vidas? "No han faltado situaciones extremas, aunque el peor momento fue cuando Manuel [otro de los cuatro miembros de la expedici¨®n] se cay¨® a las aguas heladas y estuvo sin poder salir durante media hora".
De hecho y en contra de lo previsto inicialmente, la ausencia de comida convirti¨® el viaje en una penosa experiencia contra el hambre y el agotamiento. No hab¨ªan cazado en su vida, pero tuvieron que aprender a cazar para subsistir, lo mismo que necesitaron aprender la lengua de los esquimales para poder comunicarse y recoger datos sobre sus costumbres. Tampoco faltaron preocupaciones en la expedici¨®n cuando en medio de una tormenta se rompi¨® en dos partes el ¨²nico trineo que ten¨ªan, o cuando tuvieron que caminar al menos 400 kil¨®metros en condiciones de noche polar y soportar temperaturas por debajo de 50 grados.
De esta aventura, realizada en compa?¨ªa de otros dos espa?oles, Manuel Olivera y Rafael Peche, de 29 y de 25 a?os, respectivamente, se han tra¨ªdo no s¨®lo el r¨¦cord del mundo de expedici¨®n no mecanizada y sin reabastecimientos a¨¦reos, sino tambi¨¦n lo que consideran m¨¢s importante, la amistad entre nosotros, el conocimiento de la vida de los esquimales y la cercan¨ªa de la naturaleza".
Larramendi, estudiante frustrado de Geolog¨ªa, vacila en sus gestos al hablar mientras se?ala que se est¨¢ adaptando al reencuentro con esta civilizaci¨®n y dice: "Me imagino todav¨ªa la extensi¨®n blanca, con una gran sensaci¨®n de paz..., la absoluta nada". Y como si se sintiera todav¨ªa enganchado por ese paisaje, se?ala que le gustar¨ªa ir a vivir al ?rtico.
Mart¨ªnez, a quien no le preocupa en exceso aprobar las tres asignaturas que le quedan de ingeniero forestal, resta importancia a las posibles contrapartidas econ¨®micas de esta expedici¨®n. "La aventura le ha costado a la empresa patrocinadora, Mapfre, 35 millones de pesetas. Pero no lo hemos hecho por dinero", a?ade. Ahora llega el tiempo de reflexi¨®n, de ordenar materiales, de escribir libros y montar un v¨ªdeo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.