?Se rinden los elefantes? (Acotaciones sider¨²rgicas)
Considera el autor del art¨ªculo que la siderurgia de los hornos altos se enfrenta en la actualidad a la dura competencia de los productos elaborados en los hornos el¨¦ctricos. A su juicio los resultados de la primera de ellas son de mayor calidad. Reducir costes y racionalizar los mercados son algunas de las exigencias que conlleva la a su juicio, necesidad de supervivencia de la siderurgia integral.
Los elefantes a los que me refiero en estas l¨ªneas son los hornos altos sider¨²rgicos, que b¨¢sicamente determinan las peculiaridades del proceso productivo de la siderurgia integral. Esta personal licencia de sinonimia no es caprichosa si tenemos en cuenta algunas similitudes entre estas dos especies del reino animal e industrial. Ambos tienen un comportamiento tranquilo y afable si reciben un trato adecuado, pero tambi¨¦n reaccionan con violencia y peligrosidad si se les hostiga por descuido o incompetencia. Asimismo, la longevidad es patrimonio com¨²n d e ellos. Parece que los probosc¨ªdeos son segundos que m¨¢s viven en la especie de los mam¨ªferos silvestres no humanos, y con gran probabilidad los hornos altos son los ¨²nicos supervivientes de la serie de inventos que se produjeron en el siglo XVIII con motivo de la llamada revoluci¨®n industrial. El ingl¨¦s Roebuck los present¨® en el circo industrial en el a?o 1760, y pr¨¢cticamente desde entonces no ha variado lo esencial de su funcionamiento, hecho que no deja de ser an¨®malo dentro del evolucionado campo tecnol¨®gico industrial. Su hidrofilia y el afecto que despiertan por su comportamiento y eficacia son algunas Altos Hornos de Vizcaya. otras caracter¨ªsticas comunes.En general, las amenazas tecnol¨®gicas tienen efecto y provocan la sustituci¨®n de los procesos productivos vigentes cuando las nuevas alternativas son aceptadas por el mercado en funci¨®n de que los consumidores finales sean satisfechos en sus exigencias de calidad integral a unos precios menores que los preexistentes.
Acometidas competitivas
En el caso de los hornos altos o, lo que es lo mismo, la siderurgia integral, ha venido sufriendo desde hace a?os las acometidas competitivas de los aceros producidos en horno el¨¦ctrico y, hasta hace pr¨¢cticamente cinco a?os, las heridas infligidas a nuestros queridos paquidermos s¨®lo se hab¨ªan traducido en reducciones de cuota en el mercado de la construcci¨®n a trav¨¦s de los productos denominados, en el argot sider¨²rgico, largos (perfiles, redondos, alambr¨®n, etc¨¦tera). Sin embargo, hasta esas fechas, nuestros paquidermos permanec¨ªan invulnerables disfrutando de los f¨¦rtiles pastos que suponen los sustanciosos mercados de la automoci¨®n, del envase y de los electrodom¨¦sticos, mediante los productos llamados planos (laminados en fr¨ªo, galvanizado y hojalata ... ). Esto ha sido posible porque s¨®lo el proceso integral sider¨²rgico pod¨ªa responder a las exigencias de calidad, resistencia y geometr¨ªa demandadas. Su mayor competidor, el horno el¨¦ctrico, no es capaz de llegar a ese nivel por su diferencia esencial en las materias primas.
Quiz¨¢ sea conveniente recordar en s¨ªntesis las diferencias b¨¢sicas entre ambos procesos de una forma sencilla, pero que nos sirva para ulteriores consideraciones:
-El mineral de hierro es la materia prima (muy abundante) para el proceso integral, y la chatarra (disponibilidad localizada), para el acero producido en horno el¨¦ctrico, con las correspondientes ventajas hacia el mineral en lo que a calidad final se refiere.
-La aportaci¨®n energ¨¦tica en los hornos altos es el carb¨®n coquizable, y en el horno el¨¦ctrico son kilovatios puros. Con las implicaciones desfavorables en costo para el horno el¨¦ctrico que esto puede suponer, seg¨²n los pa¨ªses. Espa?a tiene el precio m¨¢s caro de kilovatios/hora sider¨²rgico.
-La escala de las plantas en cuanto a producciones en toneladas m¨¦tricas es varias veces superior en las integrales comparadas con los de horno el¨¦ctrico, con lo que esto lleva consigo en inversi¨®n, fuerza laboral y servicios necesarios.
-La flexibilidad de marcha (arrancar y parar) es muy superior en los hornos el¨¦ctricos. Es la rigidez de la marcha paquid¨¦rmica en contra de la agilidad del felino el¨¦ctrico.
Esta podr¨ªa ser la situaci¨®n m¨¢s o menos en el a?o 1984, en el que, visitando Estados Unidos en viaje profesional sider¨²rgico con traje integral, capto por primera vez, y con la consiguiente alarma, que una empresa (NUCOR) de horno el¨¦ctrico est¨¢ poniendo en marcha un proceso que le va a permitir fabricar productos planos, aunque no de la m¨¢xima calidad que pueden ofrecer los hornos altos.
El tiempo pasa y hoy, en mayo del 1993, hace s¨®lo unas pocas semanas aparecen en dos revistas, The Economist y Bussiness Week., unas informaciones de m¨¢xima actualidad que vienen a cuenta de todo esto que estamos tratando, y que resumo a continuaci¨®n.
Hay compa?¨ªas sin-unions americanas y de horno el¨¦ctrico, lideradas por aquella que en 1984 empezaba con la nueva tecnolog¨ªa, que est¨¢n marcando actualmente los est¨¢ndares de m¨¢xima eficiencia en el proceso productivo del acero. Estos est¨¢ndares se consiguen en plantas que actualmente reciben el nombre de compactas. Su productividad es de menos de una hora / hombre por cada tonelada de acero producido, lo que supone un rendimiento horario tres veces positivo en relaci¨®n con las grandes integrales de Alemania, Jap¨®n o Estados Unidos. Asimismo, las relaciones y acuerdos laborales se encuadran cada vez m¨¢s profundamente compaginando contraprestaciones entre productividad y seguridad de empleo.
Rigidez de los costes
Adem¨¢s de la versatilidad de estas plantas compactas, NUCOR, que ocupa el sexto lugar en el ranking de firmas sider¨²rgicas norteamericanas, est¨¢ manejada con m¨ªnimos de personal en staff, comparativamente con otras firmas de ese pa¨ªs. The Economist se?ala que en Europa, despu¨¦s de la fuerte reconversi¨®n de los ochenta, todav¨ªa permanecen dos principales debilidades: una es el estilo de direcci¨®n, que en algunos pa¨ªses, como en Italia y Espa?a, est¨¢ abrumada por el problema del empleo, y la otra est¨¢ ligada a la rigidez de los costes derivados de las vastas cantidades de capital base empleadas, y muchas veces invertido, sin una rigurosa exigencia de recuperaci¨®n de la inversi¨®n y/o rentabilidad apropiada.
Todo lo anterior, habida cuenta de la rabiosa actualidad que en nuestro pa¨ªs tiene la problem¨¢tica situaci¨®n sider¨²rgica tiene inter¨¦s y parece l¨®gico que se hagan algunas consideraciones respecto al plan industrial que la Corporaci¨®n Sider¨²rgica Integral (CSI) tiene presentado al Consejo de Ministros de Industria de la CE, y del que la prensa especializada espa?ola ha dado cumplida informaci¨®n.
En una quiz¨¢ excesiva s¨ªntesis, y s¨®lo desde la ¨®ptica t¨¦cnica el plan industrial prev¨¦ una nueva planta compacta en Sestao y una reducci¨®n importante de hornos altos, manteniendo ¨²nicamente los de Gij¨®n, mejorado sustancialmente.
En los p¨¢rrafos anteriores se ha puesto de alguna forma en evidencia que las plantas compactas en el mundo sider¨²rgico de cabeza (EE UU y Jap¨®n) son el camino rentable para afrontar los nuevos desarrollos productivos con la condici¨®n de que exista mercado suficiente. Si estamos en el Mercado Europeo, o si nos dejan estar, podemos concluir que este aspecto del plan industrial de la CSI es absolutamente positivo.
Asimismo, hemos procurado definir que hay mercados selectivos que por la calidad de los productos demandados s¨®lo pueden ser atendidos desde los hornos altos, y esto tambi¨¦n est¨¢ previsto en el plan industrial reduciendo la producci¨®n actual, pero aumentando en productividad. Todo ello sin entrar en posibles condicionamientos sociopol¨ªticos de ubicaci¨®n de las nuevas plantas.
La conclusi¨®n de que el plan industrial de la CSI es absolutamente coherente parece evidente y pone de manifiesto que existen otras facetas y consideraciones pol¨ªtico-econ¨®micas y/o influencias interesadas que est¨¢n retrasando la decisi¨®n que las altas autoridades industriales y europeas deber¨ªan tomar de una manera inmediata y positiva.
Efectos negativos
Es evidente que este retraso tiene un doble efecto negativo para la siderurgia integral. Uno es que a medida que pasa el tiempo, y puesto que las circunstancias del mercado sider¨²rgico son negativas, el deterioro de los resultados econ¨®micos se acrecienta, con lo que el plan econ¨®mico financiero que va ligado al plan industrial, si en la actualidad est¨¢ considerado como excesivo por la CE, y quiz¨¢ es la causa principal de su reprobaci¨®n, la demora lo har¨¢ todav¨ªa m¨¢s inviable. El segundo efecto viene inducido porque la CSI va, a perder la ventaja que le supone frente a sus competidores europeos, al estar preparado para contratar inmediatamente la planta compacta y mejora de hornos altos, una vez recibida la autorizaci¨®n. Parece evidente que los europeos tendr¨¢n que sustituir parte de su capacidad de producci¨®n integral por plantas compactas, y para ello necesitar¨¢n el tiempo de estudio y gesti¨®n que los t¨¦cnicos de la CSI espa?ola ya han hecho durante casi dos a?os de preparaci¨®n. Estaremos, una vez m¨¢s, sufriendo sometidamente la prepotencia de los mercaderes europeos. Al final, de lo que se est¨¢ hablando es de mercado, y el plan de la CSI se supone que contemplar¨¢ como potencialmente suyo el conjunto del Mercado Europeo, cosa que no satisface nada a los sider¨²rgicos de la CE y, l¨®gicamente, reaccionan en consecuencia y con todos sus resortes, que parecen m¨¢s eficaces que los nuestros.
Retornando el t¨ªtulo de estas l¨ªneas, y respondiendo a la interrogaci¨®n en ¨¦l planteada, la conclusi¨®n es que mis queridos elefantes sider¨²rgicos no se van a rendir todav¨ªa, sino que s¨®lo van a tener que restringir sus pastos por el momento, ya que, adem¨¢s de las razones aducidas por calidad, existe otro concepto, que ¨²nicamente de . o enunciado para no ser demasiado prolijo. Se refiere a un personal convencimiento de que la chatarra puede ser el tal¨®n de Aquiles de las plantas de horno el¨¦ctrico, ya que, como consecuencia de un mundo consumista m¨¢s ecol¨®gico, por un lado, y de una mayor demanda de las plantas de horno el¨¦ctrico, por otro, se puede producir una escasez cr¨ªtica en cuanto a disponibilidad de la misma. Pero esto es futurolog¨ªa, y prefiero terminar, deseando a los probosc¨ªdeos suder¨²rgicos larga y eficiente vida.
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