Un cad¨¢ver en la ba?era
EL PA?S, El cieno que acab¨® con la fulgurante carrera de Uwe Barschel salpic¨® casi seis a?os m¨¢s tarde al adversario al que ¨¦ste siempre quiso eliminar, Bj?rn. Enghom. Las aguas de aquella ba?era de un hotel de Ginebra donde apareci¨® el cad¨¢ver de Barschel el 11 de octubre de 1987 se han vuelto turbulentas contra quien, pol¨ªticamente, m¨¢s se benefici¨® de aquella muerte.
Barschel ten¨ªa 38 a?os y era el presidente m¨¢s joven de un Estado de la entonces Rep¨²blica Federal de Alemania. Daba la impresi¨®n de que el l¨ªder de Schleswig-Holstein era un hombre seguro, poderoso, ambicioso y feliz al que esperaba un brillante futuro pol¨ªtico como la gran promesa de la democracia cristiana alemana. Las investigaciones realizadas posteriormente tras su supuesto suicidio por sobredosis de droga descubrieron, sin embargo, a un hombre totalmente distinto, inestable y amedrentado ante la posibilidad de encarar, abierta y limpiamente una carrera electoral contra su enemigo del Partido Socialdem¨®crata.
Seg¨²n la comisi¨®n parlamentaria que investig¨® la muerte de Barschel, ¨¦ste era un mentiroso y un intrigante que organiz¨® las m¨¢s sucias maniobras que es posible imaginar para desvirtuar a su adversario y mantenerse en el poder. Uwe Barschel pervirti¨® y corrompi¨® el proceso democr¨¢tico de las ¨²ltimas elecciones en las que sali¨® vencedor, el 13 de septiembre de 1987, pero las calumnias vertidas contra Engholm se volvieron contra ¨¦l y apenas 10 d¨ªas m¨¢s tarde se vio obligado a dimitir de su cargo como presidente de Schleswig-Holstein.
Homosexual
Barschel se vio obligado a reconocer que toda la campa?a contra Engholm se orquest¨® en la oficina de prensa de la presidencia del Estado. El semanario Der Spiegel, el mismo que ahora ha descubierto la mentira de Engholm, public¨® las revelaciones de Rainer Pfeiffer, un periodista conocido como art¨ªfice de otras campa?as sucias, en las que aseguraba que hab¨ªa sido contratado en enero por esa oficina para filtrar a los medios de comunicaci¨®n que el dirigente socialdem¨®crata era un homosexual y un evasor de impuestos.
Engholm, v¨ªctima de toda aquella sucia trama, jur¨® que nada sab¨ªa de ella y, cuando Barschel no pudo aguantar el peso del esc¨¢ndalo y al parecer decidi¨® acabar con su vida, el pol¨ªtico socialdem¨®crata recibi¨® en las elecciones que siguieron a la muerte del presidente miles de votos de simpat¨ªa que le llevaro a ocupar el sill¨®n dejado por su contradictorio rival.
Pasados los a?os, las viejas miserias despiertan y dejan. entrever que, en contra del lo que se cre¨ªa, no qued¨® tan limpio lo que se llam¨® "pozo de lodo lleno de serpientes".
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