Ning¨²n cambio sin consenso

El Sistema Nacional de Salud es uno de los pilares b¨¢sicos del Estado de bienestar en Espa?a. A trav¨¦s de ¨¦l, la sociedad toma parte en un generoso mecanismo que asegura la atenci¨®n sanitaria a todos los ciudadanos independientemente del coste de los servicios y de su capacidad de pago.Y se plantean ahora unos retos para el futuro inmediato que deber¨ªan abordarse con rigor en el debate pol¨ªtico. En este sentido, hay una doble dimensi¨®n de las pol¨ªticas sanitarias que es clave diferenciar.

n primer lugar, el problema de la solidaridad: ?c¨®mo se financias necesidades sanitarias y qu¨¦ cobertura se ofrece a la poblaci¨®n? A mi entender, s¨®lo mediante una financiaci¨®n p¨²blica se puede asegurar la solidaridad y gestionar de una manera colectiva el riesgo de enfermedad, sin acabar con diferentes grados de protecci¨®n. Ello no excluye mecanismos de coparticipaci¨®n en, el pago o de aseguramiento complementario privado, una vez asegurada la aportaci¨®n universal a la financiaci¨®n p¨²blica b¨¢sica. Por ejemplo: aseguramiento privado o p¨²blico a elegir en el campo de la medicina extrahospitalaria exclusivamente.

En segundo lugar est¨¢ la discusi¨®n sobre las maneras de provisi¨®n de los servicios sanitarios y el papel de los recursos p¨²blicos en el sistema. Los servicios sanitarios dan hoy una respuesta inadecuada a las demandas del consumidor y son gestionados sin la eficiencia deseable. Ello es debido, principalmente, a que los centros de salud y hospitales p¨²blicos est¨¢n encuadrados en el marco de la Administraci¨®n p¨²blica, que los autolimita en su capacidad de respuesta operativa.

Limitaciones

Por tanto, ser¨¢ preciso remover limitaciones como la regulaci¨®n excesiva y el inadecuado papel monopolista en la provisi¨®n, mediante la consolidaci¨®n y generalizaci¨®n de experiencias como las empresas p¨²blicas sanitarias, los consorcios p¨²blicos gestionados con t¨¦cnicas e instrumentos del derecho privado y la apertura a la iniciativa privada en la provisi¨®n de servicios. Paralelamente habr¨¢ que asegurar instrumentos de control pol¨ªtico, parlamentario y gubernamental, como la utilizaci¨®n de auditor¨ªas sobre el empleo de los fondos p¨²blicos.

Finalmente, los objetivos de la reforma no deben crear incertidumbre sobre el futuro del sector p¨²blico. Ser¨ªa un error crear expectativas que puedan da?ar la confianza de la poblaci¨®n y la motivaci¨®n de los profesionales. Los cambios deben desarrollarse con el m¨¢s amplio consenso entre las fuerzas pol¨ªticas.

Las distintas opciones pol¨ªticas deber¨¢n hacer expl¨ªcitas y claras sus opciones dirigidas a los tres aspectos clave: financiaci¨®n / cobertura, provisi¨®n / gesti¨®n, consenso pol¨ªtico / pacto de gesti¨®n sectorial. As¨ª se facilita tanto el debate como la elecci¨®n de los ciudadanos.