Las tropas espa?olas se interponen entre croatas y musulmanas tras el nuevo pacto de alto el fuego
ENVIADO ESPECIAL, Los m¨¢ximos jefes militares del Ej¨¦rcito bosnio, Sefer Halilovic, y de las Fuerzas de Defensa Croatas (HVO), Milivoj Petkovic, firmaron ayer, en el cuartel general de la Agrupaci¨®n Canarias en Medjugorje, un ambicioso acuerdo de cese de las hostilidades en toda Bosnia-Herzegovina. Una campa?a de esta fuerza espa?ola reforzada con zapadores, equipo de transmisi¨®n y ambulancia, en total algo m¨¢s de 100 hombres, se despleg¨® anoche para interponerse entre los dos bandos enfrentados en Mostar y pacificar toda la ruta del r¨ªo Neretva.
El compromiso se alcanz¨® tras nueve horas de duras negociaciones y bajo la mediaci¨®n del comandante en jefe de las Fuerzas de Protecci¨®n de las Naciones Unidas (Unprofor), el general franc¨¦s Philippe Morillon.El pacto, que se produce cuatro d¨ªas despu¨¦s de otro similar logrado en Sarajevo entre musulmanes y serbios, supone un importante envite para las tropas espa?olas. Pues deber¨¢n desarrollar en los pr¨®ximos d¨ªas sumisi¨®n m¨¢s comprometida y peligrosa desde su llegada a la antigua Yugoslavia. Establecer¨¢n su base permanente dentro de Mostar en el aeropuerto de la ciudad.
Tras el despliegue de las tropas espa?olas, los combatientes musulmanes y croatas deber¨¢n retirarse con todo su armamento a sus respectivos cuarteles a las doce del mediod¨ªa de hoy, jueves. El alto el fuego es inmediato en toda Bosnia-Herzegovina.El general Morillon, tras nueve horas y media de intensa negociaci¨®n, sonri¨® satisfecho a las cinco y media de la tarde. Oblig¨® a los jefes militares croata y bosnio a estampar su firma delante de la prensa internacional.
Escasa confianza
Petkovic y Halilovic rubricaron el compromiso con caras serias. Se intercambiaron los papeles, pero no un apret¨®n de manos. El acuerdo de cese de hostilidades significa adem¨¢s la apertura inmediata de todas las carreteras, el libre paso de los convoyes de ayuda humanitaria, la retirada de los controles militares, el intercambio de los prisioneros, la liberaci¨®n de los civiles detenidos y el regreso de todos los refugiados. "No tengo demasiada confianza. en este acuerdo", asegur¨® un comandante espa?ol. "Hasta ahora ninguno de los firmados ha durado m¨¢s de una semana".A las cinco y media de la tarde, el coronel ?ngel Morales, jefe de la Agrupaci¨®n Canarias, que ha jugado un papel determinante en las negociaciones, sali¨® de la sala y dio ¨®rdenes precisas a sus hombres: "?Que se preparen los blindados!" "Quiero sacos de dormir para todos, no s¨¦ d¨®nde vamos a estar esta noche", espet¨® el coronel.
Los BMR de la Agrupaci¨®n Canarias empezaron a calentar motores. La carretera hacia Mostar, que pasa por delante del cuartel, se llen¨® de soldados que corr¨ªan de un lado a otro. Todos parec¨ªan saber su misi¨®n.
Negociaciones y combates
El acuerdo ha sido una obra de paciencia. Mientras que Morillon, Halilovic y Petkovic negociaban las condiciones de la paz, la ciudad de Mostar se consum¨ªa por cuarto d¨ªa consecutivo en unos cruentos combates. Los controles militares del HVO no dejaron ni acercarse a las colinas circundantes. Los observadores espa?oles tampoco estaban all¨ª para ser testigos de la guerra. Una palabra mal traducida, una coma fuera de lugar o un trazo a rotulador descolocado en uno de los mapas era excusa suficiente para alargar el tira y afloja una hora m¨¢s. Mientras, a tan s¨®lo 30 kil¨®metros de la mesa de conversaciones, la artiller¨ªa croata no dejaba de disparar sobre el sector musulm¨¢n de Mostar.
Conseguir la sola firma de los jefes militares de los bandos enfrentados ha resultado una costos¨ªsima operaci¨®n de paciencia y tacto. Ambos, Petkovic y Halilovic, parec¨ªan empe?ados en alargar indefinidamente el proceso de las conversaciones. Como si el prestigio de lo acordado dependiera del n¨²mero de horas de discusi¨®n. Algunos opinan que ese teatro de la dificultad estaba dirigido a sus propios hombres, para que no pareciera que todo hab¨ªa sido f¨¢cil. El futuro de este acuerdo depender¨¢ en gran medida de la capacidad de ambos jefes militares para obligar a sus hombres a silenciar las armas. El general Morillon, junto al jefe militar croata Petkovic y el coronel espa?ol Morales, se desplaz¨® anoche a Jablanica y Konjic para transmitir a las facciones en lucha las condiciones del alto el fuego pactado.Fuentes de las Naciones Unidas confirmaban ayer, mientras tanto, que las tropas croatas siguen manteniendo prisioneros en las cercan¨ªas de Mostar a unos 1.300 civiles musulmanes a los que obligaron a abandonar sus hogares. Representantes de la organizaci¨®n internacional que fueron autorizados a visitar el centro de detenci¨®n el martes por la noche precisaron que los detenidos parec¨ªan en general relativamente bien tratados, aunque la comida era escasa.
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