Usch¨¢kov sorprende a sus compa?eros de fuga
CARLOS ARRIBAS, Un ciclista debutante, ucranio, emigrante en Suiza y encuadrado en un equipo italiano, enga?¨® ayer a sus compa?eros de fuga y gan¨® la etapa de Gij¨®n. Sergu¨¦i Usch¨¢kov (Lampre), que el martes hizo 25 a?os, fue m¨¢s veterano que nadie ante expertos velocistas y dem¨¢s camaradas en la escapada m¨¢s larga de la Vuelta: 154 kil¨®metros a su aire y por delante de un pelot¨®n indiferente que Reg¨® a casi nueve minutos. Los marginados aprovecharon su ocasi¨®n y los favoritos contemplaron el paisaje. Mejores tiempos llegar¨¢n el domingo para el suizo Tony Rominger (Clas) y su ¨²nico rival, su compatriota Alex Z¨¹lle (ONCE).
Una fuga consentida salv¨® de la modorra otro d¨ªa llamado al sprint. Una peque?a disputa por el triunfo y los dimes, diretes y tejemanejes entre ocho compa?eros mal avenidos y sus respectivos directores dieron emoci¨®n a la t¨ªpica etapa llamada t¨®picamente de transici¨®n, aqu¨¦lla en la que los favoritos no van a moverse, en la que a los velocistas les duelen las piernas y en la que a la mayor¨ªa s¨®lo le apetece observar el panorama.El grupo era irregular, desordenado. Cada uno de los ocho era de un equipo diferente. Hab¨ªa sufridos gregarios -Uriarte (Banesto), Torres (Lotus) y Usch¨¢kov-, veloces llegadores _Baffi (Mercatone) y Saitov (Kelme)- y buscavidas varios -Cordes (Amaya), Meinert (TVM) y Rodrigues (Artiach)-. Cada uno busc¨® l¨®gicamente sus intereses. As¨ª, despu¨¦s de colaborar para poner tierra por medio respecto a un pelot¨®n pasota, el grupo se transformm¨® en un avispero. Picotazos por todos los lados, sin importar a qui¨¦n. Ni siquiera cuando ese qui¨¦n era uno mismo. Que tires t¨², que tiro yo... Los kil¨®metros pasaron. Cansados y aburridos de o¨ªr disputas, los dos m¨¢s j¨®venes, Menert y Usch¨¢kov, se dijeron "ah¨ª os qued¨¢is, nos vamos juntos porque no os aguantamos". Los discutidores se apuntaron "son j¨®venes e inexpertos y ya se dar¨¢n cuenta de su error". Pero los podencos se hicieron galgos.
El ucranio fue m¨¢s listo. El dan¨¦s Meinert se ha distinguido por meterse en las escapadas tontas. Usch¨¢kov debutaba en la experiencia. El a?o pasado lleg¨® a Suiza, vivi¨® en Mendrisio y estuvo a prueba en el Carrera. Muy dotado para el ciclismo, al equipo de Chiappucci no le gust¨® su fama de perezoso. No le gusta entrenarse. Cuando gana, lo hace por su calidad, no por su esfuerzo. Rebotado al Lampre, cal¨® enseguida. Estaba hecho para la escuela italiana. Siempre se dice que cuando hay un grupo disput¨¢ndose una victoria gana el italiano. Lleg¨® solo con Meinert. Dej¨® que le adelantara, le hizo ponerse a 200 pulsaciones y, como a un ni?o, le enga?¨® y le dej¨® tirado.
Junto al ucranio emigrado a Suiza, tambi¨¦n habl¨¦ un suizo de pura cepa. El l¨ªder, Rominger, desminti¨® su presunta muerte: "Me siento fuerte y voy a m¨¢s", asegur¨®. "Treinta y tres segundos, adem¨¢s, son suficientes ante Z¨¹lle. No tendr¨¦ problemas", agreg¨®. Intentaba bajar la moral de Z¨¹lle.
Cada cual, con su perspectiva
C. A., "Lo que a Z¨¹lle le falta de fuerzas lo suple con la ilusi¨®n". Es el diagn¨®stico de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, el director del Banesto, alguien a quien ni le va ni le viene lo que pase entre los dos primeros clasificados en la actual edici¨®n de la Vuelta Ciclista a Espa?a.
Los implicados prefieren darle a las generalidades el d¨ªa de resaca de la cl¨¢sica subida a los lagos de Covadonga. "Rominger no intent¨® despegarse de Z¨¹lle", dice Juan Fern¨¢ndez, el responsable del Clas; "todo lo m¨¢s, intent¨® probarle".
En el ONCE se hacen los sorprendidos y muestran admiraci¨®n. "?C¨®mo subi¨® Z¨¹lle!", exclama Manolo S¨¢iz; "ser¨ªa demasiado bonito que ganara". Apuestan por su ilusi¨®n y sus ganas y hacen un s¨ªmil.
Z¨¹lle es un toro bravo ante el dolor. Las endorfinas que libera el cerebro cuando el cuerpo sufre son una especie de dopaje natural. Producen placer a su esp¨ªritu, que parece masoquista. Al igual que el toro acude al caballo del picador, siente el puyazo y vuelve con m¨¢s ganas y casi con alegr¨ªa, as¨ª Z¨¹lle recib¨ªa los ataques de Rominger y tantas ganas echaba. en el envite que el picador, cansado y temiendo quedar descabalgado, daba media vuelta y se largaba... a nadar y guardar la ropa.
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