La cuenta atr¨¢s "El Pa¨ªs, contra Cambo"
Si los resultados confirman las previsiones, es bastante probable que los nacionalistas de Converg¨¦ncia i Uni¨® (CiU) y del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que podr¨ªan obtener, entre ambos, unos 25 diputados, sean invitados a formar parte de un Gobierno de coalici¨®n. Ello podr¨ªa ocurrir en principio tanto con el PSOE como con el PP, e independientemente de cu¨¢l de ellos obtenga m¨¢s esca?os. Ni Pujol ni Arzalluz han querido adelantar claramente sus preferencias. En todo caso, y cualquiera que sea el ganador, el pacto no resultar¨¢ f¨¢cil.Se ha dicho que Pujol se muestra m¨¢s partidario de pactar con Aznar, y Roca de hacerlo con los socialistas. Tal vez, pero en cualquiera de los dos casos tendr¨ªan que convencer primero a sus socios de Uni¨® Democr¨¢tica. El partido de Duran Lleida pertenece desde hace muchos a?os, al igual que el PNV, a la internacional democrata-cristiana -cuyo nombre actual es Uni¨®n Europea Democrata-Cristiana (UEDC)-, en la que se integr¨® recientemente el PP. Ese factor ha hecho pensar a algunos que la presi¨®n de la UEDC bastar¨ªa para convencer a los nacionalistas de la conveniencia de apoyar a Aznar. Parece razonable pensarlo, pero tal vez esa presi¨®n no baste. Los nacionalistas fueron muy reticentes a la admisi¨®n del PP en esa internacional, en cuyo ¨²ltimo congreso, celebrado en Varsovia en julio pasado, el representante del PP, Javier Rup¨¦rez, que hab¨ªa criticado muy duramente a los nacionalistas, acab¨® llamando cura trabucaire a Arzalluz, el cual replic¨® pidiendo a Aznar que pusiera un bozal al otro.
De todas formas, es dificil que Uni¨® acepte un compromiso si el PNV no lo acepta tambi¨¦n. Pero el PNV tendr¨ªa dificultades para entrar en un Gobierno espa?ol tanto si su socio es el PSOE como si lo es el PP. Arzalluz ha. dicho que ser¨ªa complicado gobernar en Vitoria con los socialistas y en Madrid con los populares. Pero la dificultad mayor vendr¨ªa del uso que los dem¨¢s partidos nacionalistas, y en particular el de Garaikoetxea, que se dirige al mismo electorado, podr¨ªan hacer de ese compromiso. Convencer a las bases nacionalistas de la necesidad de participar en un Gobierno espa?ol ser¨ªa tarea ardua si el socio fuera el partido de Gonz¨¢lez y Guerra, y a¨²n m¨¢s si lo fuese el de Aznar y Fraga.En 1917, Francesc Camb¨® fue recibido como un h¨¦roe en Bilbao, y muy elogiado en la prensa nacionalista su discurso en favor de un autonomismo gradualista y pactista. Pero cuando, cuatro a?os despu¨¦s, se integr¨® en el Gobierno de Maura, el diario Euzkadi iniciaba su duro comentario con estas expresivas palabras: "El Pa¨ªs, contra Camb¨®". Se refer¨ªa, naturalmente, al Pa¨ªs Vasco. Pero si al PNV no le interesa entrar en el Gobierno central, y ello dificulta que lo haga Uni¨®, lo que hace improbable que entre Converg¨¦ncia, tal vez los nacionalistas prefieran limitar su compromiso con el vencedor a un pacto de legislatura. Y hasta es posible que ello resulte, a la larga, menos arriesgado: un eventual fracaso de la participaci¨®n gubernamental de los nacionalistas no ser¨ªa interpretado por ellos como el de, una determinada f¨®rmula de Gobierno, sino como el fracaso de la pol¨ªtica de colaboraci¨®n con Espa?a.
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