Europeos, en cualquier caso
Aunque no se ratificara el Tratado de Maastricht, la econom¨ªa espa?ola seguir¨ªa en la CE, por lo que hay que 'ponerse guapos' para la foto
La fuente m¨¢s cercana al Banco de Espa?a -la emblem¨¢tica Cibeles- amaneci¨® el domingo 2 de mayo jalonada por pancartas que rechazaban la convergencia con Europa. La oposici¨®n al objetivo de Uni¨®n Europea compart¨ªa espacio, en el cruce entre la Castellana y Alcal¨¢, con una proclama que rezaba: "Sin empleo no hay futuro". Los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid retiraron unas y otras el lunes, pero la precampa?a electoral recibi¨®, como huella del ¨²ltimo Primero de Mayo, la oposici¨®n de los sindicatos -aunque con alg¨²n matiz desde los dos mayoritarios- a la pol¨ªtica de convergencia econ¨®mica.La petici¨®n que encierra esta doble proclama es muy sugerente. Hace falta m¨¢s empleo y, por tanto, m¨¢s crecimiento, pero sobran las pol¨ªticas econ¨®micas que fijan su centro de atenci¨®n en la lucha contra los desequilibrios, es decir, en la inflaci¨®n o en el d¨¦ficit p¨²blico. La cuesti¨®n es si la doble petici¨®n resulta o no congruente. Desde el espectro parlamentario, s¨®lo Izquierda Unida -pues su socio Iniciativa per Catalunya mantiene una posici¨®n m¨¢s moderada, que califica Maastricht de "modesto paso adelante", seg¨²n Ram¨®n Espasa- mantiene una oposici¨®n militante frente a la pol¨ªtica de convergencia a la vez que defiende la creaci¨®n de empleo.
La oposici¨®n de la IU de Anguita contrasta con la coincidencia, a favor, del resto de las principales fuerzas parlamentarias. Con una precisi¨®n: ninguno agita ahora con entusiasmo la bandera europea, y menos a¨²n la que exige una pol¨ªtica econ¨®mica tan impopular como las medidas contra la inflaci¨®n y el d¨¦ficit p¨²blico. Quiz¨¢ porque ¨¦sta puede sumar muy pocos votos.
Con todo, la opini¨®n oficial de los dos principales partidos (PSOE y PP) y de los dos grupos nacionalistas m¨¢s relevantes (CiU y PNV) coincide en asumir que la preocupaci¨®n por la convergencia que recoge el Tratado de Maastricht es un requisito b¨¢sico para asegurar crecimiento econ¨®mico y creaci¨®n de empleo con garant¨ªas de estabilidad.
Esta opini¨®n puede resumirse con afirmaciones pol¨ªticas. Seg¨²n Isabel Tocino, del PP, "la convergencia es una cuesti¨®n de Estado". Miquel Roca, desde CiU, a?ade que "la convergencia es necesaria y urgente con o sin Maastricht". Emilio Olabarr¨ªa, del PNV, afirma que la convergencia es un "requisito" de una pol¨ªtica econ¨®mica "que potencie la inversi¨®n productiva". Carlos Solchaga, ministro del actual Gobierno, se ha hartado de decir: "Vivimos en econom¨ªas abiertas, donde las p¨¦rdidas de competitividad se traducen inmediatamente en p¨¦rdidas de la capacidad de crecimiento y en reducciones significativas del empleo". Y Felipe Gonz¨¢lez, presidente y candidato por el PSOE, ha remachado que la pol¨ªtica econ¨®mica para salir de la crisis no debe olvidar la estabilidad.
Y estabilidad, ?para qu¨¦? Aqu¨ª, los principales partidos parecen herederos de los tecn¨®cratas que tomaron las riendas de la econom¨ªa espa?ola a finales de los a?os cincuenta, y que despu¨¦s afirmaban convencidos que "el plan de estabilizaci¨®n de 1959 desarroll¨® la econom¨ªa espa?ola en los sesenta, y los polos de desarrollo se encargaron despu¨¦s de desestabilizarla".
Con o sin an¨¦cdotas, los principales valedores de esta herencia a favor de que la estabilidad acompa?e al crecimiento econ¨®mico son los dos organismos internacionales con m¨¢s prestigio en an¨¢lisis econ¨®mico: el Fondo Monetario Internacional y la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico, con sede en Par¨ªs). Ninguno de los dos se aburre de repetir que la lucha contra la inflaci¨®n y la reducci¨®n de los d¨¦ficit p¨²blicos han de ser los mandamientos b¨¢sicos de cualquier gobierno, y que tener ¨¦xito en ambos prop¨®sitos permitir¨¢ reducir los tipos de inter¨¦s. Todo ello -a?aden con la convicci¨®n de quien explica la ley de la gravedad- garantizar¨¢ un crecimiento sostenido y reducir¨¢ el impacto de las crisis.
La argumentaci¨®n de estos organismos, que tambi¨¦n asume la Comisi¨®n Europea, es, en l¨ªneas generales, la siguiente. La inflaci¨®n reduce competitividad y, en una econom¨ªa abierta, eso equivale a perder posibilidades de exportar y de producir dentro. La inflaci¨®n, adem¨¢s, reduce la credibilidad en la econom¨ªa que tienen los mercados financieros. Y esa credibilidad es imprescindible para captar ahorro sin tener que pagar unos tipos de inter¨¦s desorbitados. Tambi¨¦n el d¨¦ficit p¨²blico reduce la credibilidad, adem¨¢s de competir con las empresas en la captaci¨®n de ahorro. El Tratado de Maastricht proh¨ªbe transformar el d¨¦ficit en inflaci¨®n, pero nada evita que tengan que pagarlo los impuestos de generaciones futuras.
Luchar contra ambos es, seg¨²n esta visi¨®n ortodoxa de la econom¨ªa, imprescindible para que puedan bajar los tipos de inter¨¦s. Y ello, unido a la estabilidad del tipo de cambio, compone, sin n¨²meros, el compromiso de Maastricht. En el Tratado, todo est¨¢ acompa?ado de cifras m¨¢ximas y fechas l¨ªmite, que ahora se ponen en cuesti¨®n incluso desde los pa¨ªses m¨¢s ricos de la CE. No es impensable que los Doce llegaran a suavizar o a posponer alg¨²n tiempo el cumplimiento de las condiciones exactas para acceder a la tercera fase de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM), sobre todo si los daneses responden con un no a su segundo refer¨¦ndum.
La clave, pues, puede no estar en los n¨²meros, sino en el tipo de pol¨ªtica que exigen los mandamientos de la OCDE y el FMI contra la inflaci¨®n y el d¨¦ficit. La Comisi¨®n Europea, en un informe especial sobre convergencia, pone la lucha contra el d¨¦ficit en primer lugar, al asegurar que "la disciplina fiscal es un requisito clave para el funcionamiento de la UEM, y tambi¨¦n para que la transici¨®n se logre con ¨¦xito".
PP, PNV y CiU comparten esta preferencia por el d¨¦ficit, y apuntan con dedo cr¨ªtico al Gobierno porque su radical discurso a favor de reducirlo ha estado acompa?ado de medidas de contenci¨®n bastante laxas en la pr¨¢ctica. El PSOE, en su manifiesto electoral, asume que "la principal amenaza para la recuperaci¨®n econ¨®mica proviene de la combinaci¨®n de tres desequilibrios". Primero destaca la inflaci¨®n, despu¨¦s afirma que "es posible" reducir el d¨¦ficit p¨²blico sin aumentar m¨¢s la presi¨®n fiscal", y, en tercer lugar, coloca el d¨¦ficit exterior que, aunque no figura en Maastricht, es uno de los problemas m¨¢s graves de la econom¨ªa espa?ola.
Todos, en cualquier caso, est¨¢n de acuerdo en que la convergencia fijada en Maastricht equivale a una foto que se har¨¢n las econom¨ªas europeas en 1997 o 1999. En palabras de Joaquim Molins, de CiU: "Como despu¨¦s nos tratar¨¢n de acuerdo con esa foto, debemos preparamos para llegar guapos".
Esta terapia de imagen es v¨¢lida tanto si se mantienen las condiciones de Maastricht como si se suavizan, o incluso, si el Tratado queda sin ratificar por un eventual segundo no en Dinamarca o por la imposibilidad de alcanzar un consenso en la C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica. El motivo es que, aun sin Maastricht, la econom¨ªa espa?ola seguir¨¢ en la CE. Y en el club de los Doce hay total libertad de movimientos de mercanc¨ªas y de capital, con lo que cualquier p¨¦rdida de competitividad reducir¨¢ a las empresas sus posibilidades de producir y exportar, y eso se traduce r¨¢pidamente en menos empleo y un crecimiento econ¨®mico m¨¢s bajo.
Por la estabilidad
Una de las afirmaciones de Felipe Gonz¨¢lez durante esta precampa?a deja claro que los objetivos de convergencia siguen en el punto de mira del PSOE. Seg¨²n Gonz¨¢lez, "hay que hacer una apuesta por la estabilidad y no buscar una salida de la crisis en falso por la v¨ªa de una gran expansi¨®n del gasto p¨²blico, mayor endeudamiento y mayor d¨¦ficit".
'Ahora', la UEM
Lejos quedan las dudas sobre la conveniencia de mantener la peseta en el Sistema Monetario Europeo que expres¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en octubre. Ahora, como reza el lema popular, el PP defiende "entrar en el grupo de pa¨ªses que estar¨¢n en la fase final de la Uni¨®n Monetaria y Econ¨®mica (UEM)". Para ello destacan que "la estabilidad es imprescindible".
Convencer a Doce
Izquierda Unida, en una muestra del pragmatismo de sus propuestas de pol¨ªtica econ¨®mica, considera "inevitable una adecuada acci¨®n conjunta de todos los pa¨ªses de la Comunidad Europea, de forma que se ralenticen y flexibilicen los cors¨¦s monetaristas impuestos por la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria". Pero IU rechaza de plano cualquier objetivo de convergencia.
Reest¨ªmulo vasco
El Partido Nacionalista Vasco considera imprescindible "reestimular la convergencia". Emilio Olabarr¨ªa afirma que "uno de sus requisitos para participar en un Gobierno de coalici¨®n -en caso de que sea estrictamente necesario- ser¨ªa que ¨¦ste aceptara impulsar la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria". Para ello defienden "disciplina presupuestaria".
Recortar el gasto
"Espa?a deber¨ªa ser capaz de cumplir los objetivos de Maastricht aunque no existiera Maastricht". Con esta frase, el candidato a diputado Joaquim Molins resume la posici¨®n de Converg¨¨ncia i Uni¨® sobre la convergencia europea. CiU defiende un recorte dr¨¢stico del d¨¦ficit p¨²blico, para lo que propone una "reducci¨®n del gasto p¨²blico del 10%".
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