Inestabilidad rusa
LA REUNI?N convocada por Bor¨ªs Yeltsin para el 5 de junio puede ser m¨¢s decisiva que el propio refer¨¦ndum del pasado 25 de abril para impulsar el cambio pol¨ªtico que Rusia necesita. Es cierto que en esa consulta el presidente Yeltsin obtuvo una victoria rotunda y en cierto modo inesperada. Una gran mayor¨ªa le manifest¨® su confianza, y una mayor¨ªa m¨¢s modesta apoy¨® su pol¨ªtica econ¨®mica y social. Al mismo tiempo, si la demanda de nuevas elecciones obtuvo un amplio respaldo de los votantes, no se alcanz¨® la mayor¨ªa absoluta del censo, condici¨®n impuesta por el Tribunal Constitucional para que la decisi¨®n conllevase la convocatoria autom¨¢tica de las elecciones.Por tanto, a pesar del refer¨¦ndum, el viejo Congreso, con su presidente, Jasbul¨¢tov, sigue representando un obst¨¢culo constante a la reforma econ¨®mica y a la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs. A la campa?a contra Yeltsin se ha incorporado el vicepresidente Rutsk¨®i, y esta pugna sin soluci¨®n entre ejecutivo y legislativo es un factor peligroso para el sistema pol¨ªtico. Al destituir a Sk¨®kov, un conservador, como secretario del Consejo de Seguridad, Yeltsin ha despejado el camino de la reuni¨®n del 5 de junio, ya que dicho organismo es fundamental para la relaci¨®n del Kremlin con las rep¨²blicas y regiones de la Federaci¨®n Rusa.
La novedad de la reuni¨®n consiste en dar a las rep¨²blicas y a las regiones un papel fundamental en la elaboraci¨®n de la nueva Constituci¨®n rusa: el 5 de junio se reunir¨¢n dos delegados por cada una de las 88 rep¨²blicas y regiones que constituyen la federaci¨®n. Su misi¨®n ser¨¢ estudiar la nueva Constituci¨®n, de sesgo presidencialista, preparada por un equipo de colaboradores de Yeltsin. Este proyecto constitucional aumenta a la vez los poderes de las rep¨²blicas y regiones, lo cual deber¨ªa facilitar su acogida favorable. Despu¨¦s de ser aprobada con las correcciones que esta reuni¨®n introduzca, la Constituci¨®n podr¨ªa ser sometida a un nuevo refer¨¦ndum (es la tesis del sector radical de los amigos de Yeltsin) y entrar as¨ª en vigor con el respaldo directo del pueblo.
Esta f¨®rmula tendr¨ªa una ventaja fundamental: en un momento en que crecen las tendencias centr¨ªfugas en varias rep¨²blicas -sobre todo del C¨¢ucaso- y en numerosas regiones, dar¨ªa a ¨¦stas la posibilidad de negociar las soluciones susceptibles de evitar una dislocaci¨®n de la Federaci¨®n Rusa. Sin duda, ello ser¨¢ muy costoso para Rusia, porque la tendencia de cada regi¨®n a administrar sus propias riquezas es muy fuerte. Probablemente no exista en la actualidad otra alternativa, sin violencia, para conservar la federaci¨®n.
Por otra parte, buscar el apoyo de las regiones es una forma h¨¢bil de presionar al Congreso, que, seg¨²n la legalidad, deber¨ªa aprobar la nueva Constituci¨®n. Una vez que el texto haya recibido el respaldo del pueblo, se convocar¨ªan elecciones a un nuevo Parlamento y el antiguo quedar¨ªa disuelto. Hay fuertes argumentos pol¨ªticos a favor de este camino: se apoyar¨ªa en dos referendos, el del 25 de abril y el que deber¨¢ ser convocado para aprobar la Constituci¨®n. Sin embargo, esa v¨ªa se sale de la legalidad vigente, y ello, por obsoleto que sea el ordenamiento jur¨ªdico, podr¨ªa potenciar los riesgos. Hasta ahora, Yeltsin ha evitado salirse de lo establecido. Por otra parte, ciertos cambios en el seno del Congreso -como la actitud del vicepresidente Nikol¨¢i Riabov a favor de Yeltsin- permiten imaginar otra hip¨®tesis, por imposible que hoy parezca: la de que el Congreso acepte refrendar la Constituci¨®n preparada por Yeltsin.
En todo caso, la situaci¨®n de Rusia (con una inflaci¨®n galopante, una terrible ca¨ªda de la producci¨®n y la reforma econ¨®mica bloqueada por la pugna entre el legislativo y el ejecutivo) es improrrogable. Si no se celebran en breve elecciones a una nueva C¨¢mara, los efectos de la victoria de Yeltsin en el refer¨¦ndum del 25 de abril ir¨¢n perdiendo eficacia y la lucha en la cumbre del Estado aumentar¨¢ las tendencias disgregadoras en numerosas rep¨²blicas y regiones.
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