Un galard¨®n incuestionable

Los cascos azules de las Naciones Unidas desplegadas en el territorio de la antigua Yugoslavia, entre ellos algo m¨¢s de 1.100 soldados espa?oles, han recibido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la cooperaci¨®n internacional. Pocos premios habr¨¢ menos controvertidos.La indecisi¨®n, falta de entendimiento y pereza intelectual de los pol¨ªticos de la comunidad internacional a la hora de afrontar la crisis primero y la guerra balc¨¢nica despu¨¦s han hecho imposible hasta hoy la imposici¨®n de la paz.

La decisi¨®n, entrega y efectividad de los soldados bajo bandera de las Naciones Unidas, con un mandato limitado y a todas luces insuficiente, han evitado que las v¨ªctimas de la guerra superen ya el medio mill¨®n de muertos. Sin duda se habr¨ªan producido ya durante el pasado invierno sin su abnegada conducci¨®n, protecci¨®n y distribuci¨®n de alimentos, medicinas y materiales para combatir el fr¨ªo.

Una menci¨®n especial merecen, y merecieron ayer en opini¨®n del jurado, los cascos azules espa?oles, cuya labor en Bosnia-Herzegovina ha sorprendido a todos aquellos, en nuestro pa¨ªs y fuera de ¨¦l, que ignoraban la capacitaci¨®n, profesionalidad y disposici¨®n al sacrificio de nuestras Fuerzas Armadas.

Su despliegue en Bosnia acab¨® muy pronto con las sonrisas ir¨®nicas del antimilitarismo, arraigado en Espa?a por motivos comprensibles. Los oficiales brit¨¢nicos de los cascos azules, acostumbrados a intervenciones fuera de su territorio, pronto se declararon impresionados por el buen hacer, la sobriedad y efectividad de la Legi¨®n y los paracaidistas espa?oles. Las tropas espa?olas abrieron al tr¨¢fico la carretera del valle del Neretva, por la que han alimentado y salvado la vida -primero la Agrupaci¨®n M¨¢laga, ahora la Canarias- a centenares de miles de personas en Bosnia central y en Sarajevo.

Con menos ostentaci¨®n de armamento que otros, mucho sentido com¨²n, af¨¢n conciliador y naturalidad, sus mandos se granjearon las simpat¨ªas y confianza de todas las partes implicadas y resolvieron una infinidad de conflictos, grandes y peque?os, con un fin, salvar vidas, muchas miles de veces conseguido. Uno de sus miembros, el teniente Arturo, Mu?oz, dej¨® su vida en esta labor. Ante los extraordinarios resultados de su honrosa intervenci¨®n en los Balcanes puede decirse que ha valido esta gran pena.