Un nuevo incendio calcina siete chabolas en el poblado de Pe?a Grande
Dorm¨ªa sobre un colch¨®n en el suelo de su desamparada chabola cuando una bocanada de humo le despert¨®. Casi sin reaccionar, parte de la techumbre del chamizo se le vino encima envuelta en fuego. No pudo evitar quemarse la manos y la cara. Mohamed Asraoui, de unos 23 a?os, fue uno de los inmigrantes heridos en el incendio que calcin¨® al mediod¨ªa de ayer siete chabolas del poblado magreb¨ª de Pe?a Grande, en Puerta de Hierro. Un marroqu¨ª de ojos claros reclamaba ayer una explicaci¨®n a las frecuentes desgracias que en forma de fuego sacuden peri¨®dicamente sus casas.
"?Qu¨¦ pasa aqu¨ª ... ? ?Por qu¨¦ cada dos o tres meses arden nuestras casas?", inquir¨ªa enfurecido a los periodistas.La respuesta no la conoc¨ªa nadie, aunque un mando de la Polic¨ªa Municipal apunt¨®: "Mire como est¨¢n los cables y las tomas de luz, atrapados a ¨¢rboles o a improvisados postes, sin una m¨ªnima seguridad", dec¨ªa mientras los bomberos se afanaban en apagar los ¨²ltimos rescoldos.
Asraoui fue atendido por los bomberos de sus heridas, leves, all¨ª mismo. Del otro inmigrante herido desconoc¨ªan su identidad. "?l mismo acudi¨® al hospital Puerta de Hierro sin decir nada", indic¨® un portavoz de los bomberos. ?ste descart¨® cualquier tipo de intencionalidad en el incendio. "Puede haber sido cualquier cosa: desde un cortocircuito hasta una estufa; es dif¨ªcil saber".
Lo que s¨ª parece claro es que el fuego se declar¨® en una chabola, sobre las 13.30 de ayer, y se apoder¨® vertiginosamente de las otras seis colindantes.
Enseres quemados
Cinco o seis bombonas de butano tiznadas, una nevera, ropa amontonada y revuelta sobre la tierra, una televisi¨®n, varios radiocasetes... Eran los ¨²nicos enseres que se pudieron rescatar de las llamas. Las chabolas quemadas, situadas en la calle de Manuel Garrido, van desde la n¨²mero 102 hasta la 107. La s¨¦ptima, habitada por cinco personas, carec¨ªa de identificaci¨®n. En este poblado, donde viven unos 900 inmigrantes, la mayor¨ªa marroqu¨ªes, es dif¨ªcil distinguir unas calles de otras."Vivirnos como perros", se quejaba con impotencia Perouachi Hamid, de 27 a?os, uno de los afectados, mientras miraba de reojo los restos calcinados de su chabola. "Y menos mal que casi todos estamos bien. Ah¨ª", se?ala hacia uno de los huecos abiertos por las lenguas de fuego, "estaba la chabola de un matrimonio que tiene un ni?o de seis meses".
Justo al lado de los siete chamizos incendiados ayer se ve¨ªan la huellas del incendio que hace cuatro meses calcin¨® otros tres. Y a menos de 100 metros se distingu¨ªa tambi¨¦n la parcela sobre la que se elevaban las otras 31 quemadas en agosto pasado. No s¨¦ d¨®nde vamos a dormir esta noche", dec¨ªa Perouachi Hamid. Su chabola fue la ¨²nica que, al menos, mantuvo en pie parte de su estructura. De las otras s¨®lo se ve¨ªan ayer al mediod¨ªa las cenizas.
Mustaf¨¢, que tambi¨¦n es marroqu¨ª y habla perfectamente el castellano, fue otro de los padres de familia que perdieron ayer su casa. Dec¨ªa haber escuchado una explosi¨®n. Sali¨® asustado a la calle, vio el humo y entr¨® corriendo a la chabola para alertar a su esposa. El fuego no le dej¨® tiempo para nada m¨¢s.
La Asociaci¨®n de Trabajadores e Inmigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a (ATIME) exigi¨® ayer a los organismos p¨²blicos que busquen una vivienda de forma inmediata a las personas que han perdido sus casas en el incendio y que no demoren el anunciado realojamiento de los chabolistas de Pe?a Grande.
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