Los riesgos del progreso
LOS POSIBLES riesgos potenciales a los que se ven sometidos los miles de ciudadanos que viven cerca de l¨ªneas de alta tensi¨®n ilustran de manera patente las dificultades que entra?a el progreso de nuestra civilizaci¨®n y la necesidad de hacer frente a los nuevos problemas que se plantean con racionalidad y firmeza.Las investigaciones sobre los efectos potenciales de las radiaciones electromagn¨¦ticas de bajas frecuencias y bajas intensidades sobre los organismos vivos son relativamente recientes. Ha sido un equipo de investigadores espa?oles uno de los primeros que llamaron la atenci¨®n sobre los posibles efectos nocivos de las mismas. El reconocimiento de este trabajo signific¨® la elecci¨®n de Espa?a como sede de la Asociaci¨®n Europea de Bioelectromagnetismo.
La novedad de las investigaciones hizo que en un primer momento fuesen acogidas con sorpresa por la comunidad cient¨ªfica, pero poco a poco los resultados han sido aceptados y considerados como v¨¢lidos. Al mismo tiempo, en algunos pa¨ªses se iniciaron estudios epidemiol¨®gicos con objeto de comprobar si los organismos humanos eran sensibles a los campos electromagn¨¦ticos externos.
De entre estos estudios, el m¨¢s exhaustivo ha sido el realizado por el Instituto Karolinska de Estocolmo, finalizado en 1992, y que ha establecido que los ni?os que habitan cerca de l¨ªneas de alta tensi¨®n tienen un riesgo de contraer leucemia cuatro veces superior al resto de los ni?os. Este resultado confirma otros estudios epidemiol¨®gicos realizados con anterioridad en otros pa¨ªses, algunos de ellos recientemente en Europa. Sus conclusiones permiten considerar seriamente la existencia de una relaci¨®n entre los campos electromagn¨¦ticos y el riesgo de leucemia en los ni?os. Lo que, por el momento, no se conoce con precisi¨®n es la manera en que podr¨ªan producirse estos efectos.
Se trata de una situaci¨®n que se produce con frecuencia en la ciencia: una vez descubierta la penicilina, tuvieron que pasar muchos a?os antes de que se supiera de qu¨¦ modo actuaba sobre las bacterias, pero, mientras tanto, su utilizaci¨®n permiti¨® salvar muchas vidas humanas.
La situaci¨®n actual de los campos electromagn¨¦ticos es en cierta manera parecida, y la ¨²nica forma razonable de llevar la tranquilidad a los ciudadanos afectados consiste en adoptar las precauciones necesarias frente a estos campos y en acelerar la investigaci¨®n cient¨ªfica sobre los mismos.
La envergadura del problema requiere una discusi¨®n serena de las medidas que pueden adoptarse para hacer frente a este eventual riesgo y un esfuerzo para comprender mejor sus causas y combatir con eficacia sus posibles efectos. Es algo que ya se hace en los pa¨ªses del norte de Europa, donde existen y se aplican normativas precisas sobre los l¨ªmites tolerables de estas radiaciones y sobre las caracter¨ªsticas de algunos aparatos de uso frecuente cuya utilizaci¨®n prolongada puede aumentar el riesgo para los usuarios.
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