No hay forma
No hay forma. No hay forma de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar concrete su programa si alcanza la presidencia del Gobierno. No hay forma ni esperanza, porque est¨¢ absolutamente convencido de que se trata de una acusaci¨®n puramente propagand¨ªstica y que el electorado sabe ya perfectamente qu¨¦ supondr¨ªa su llegada a la Moncloa: un cambio razonable. Y basta. "La mayor¨ªa de los espa?oles sabe lo que represento, aunque haya personas que no quieran enterarse", asegura.El candidato del Partido Popular ten¨ªa ayer, por primera vez, aspecto de estar algo cansado. Hasta ahora su calendario le permit¨ªa regresar todas las noches a Madrid a buena hora. Pero ayer fue distinto: volvi¨® de Canarias a las tres de la madrugada.
Cierto que son dos horas de vuelo y otra de r¨¦loj, pero seguro que tambi¨¦n intervino la euforia. A Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le han advertido que no se le debe notar la satisfacci¨®n. Quiz¨¢s incluso no hace falta que se lo adviertan, porque su car¨¢cter es reservado y hace tiempo que decidi¨® que en pol¨ªtica se necesita un cierto grado de desapego.
As¨ª que hace esfuerzos por controlar esa emoci¨®n, sin duda embriagadora, y casi lo consigue. Aunque hab¨ªa algo ayer en su manera de saludar, de moverse por su despacho, o de tratar a sus colaboradores, que le delataba. "Muy sorprendidos est¨¢is todos del resultado. Yo, no", advirti¨®.
El debate ha sido el rubic¨®n. Todo el equipo prepara ahora la segunda fase de la campa?a. ?Concretar la oferta? "Qu¨¦ man¨ªa", responde uno de sus colaboradores. La segunda etapa va a girar sobre otra idea: "Un proyecto de Espa?a, para Espa?a". Ya lo insinu¨® el propio Aznar en el mitin de Alcal¨¢ de Henares: "Europa es importante para Espa?a, pero la mejor aportaci¨®n que se puede hacer a la construcci¨®n de Europa es, precisamente, fortalecer Espa?a".
Recuerda algo al leiv motiv de la campa?a de Bill Clinton: Estados Unidos no puede tener un gran papel internacional si su situaci¨®n econ¨®mica no mejora. El problema es que, en teor¨ªa, los m¨¦todos propuestos por Clinton difieren mucho de los del PP.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar est¨¢, personalmente, algo molesto. No admite que exista confusi¨®n ni comprende por qu¨¦ se pone en duda su mensaje. "En 1982, el PSOE gan¨® las elecciones con tres ideas: cambio, honestidad y el lema de que Espa?a funcionara. Yo estoy ahora proponiendo un cambio razonable. He dicho, he repetido hasta la saciedad, que no quiero modificar todo. ?Qu¨¦ hace falta, que lo diga de rodillas y en ingl¨¦s? Eso es exactamente lo que quiero hacer si alcanzo la presidencia del Gobierno".
Aznar niega que la duda planee sobre su partido. Sabe que algunos asistentes a sus m¨ªtines no pueden resistir la emoci¨®n y se cuadran con el brazo en alto cuando entra en, las plazas de toros o los polideportivos, envuelto en una m¨²sica alegre y el flamear de banderas blancas. Pero reclama para s¨ª mismo y para su partido la oportunidad que se dio al PSOE: "Tambi¨¦n ellos ten¨ªan marxistas-leninistas entre sus filas y nadie medianamente sensato crey¨® que tendr¨ªan influencia en el Gobierno". Cierto que los socialistas hicieron un congreso para aclarar las cosas, pero en su caso estima que basta con mirar a la ejecutiva de su partido para comprender que est¨¢n en el centro.
El l¨ªder conservador no lo dice, pero parece pensar que la figura de Felipe Gonz¨¢lez fue suficiente garant¨ªa para los votantes de que su partido se mover¨ªa en coordenadas moderadas. La suya propia cumple el mismo papel. O se toma o se deja.
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