"S¨®lo Dios sabe lo que ha aqu¨ª"
El mismo d¨ªa que se abr¨ªa la campa?a electoral, Juan Luis Rodr¨ªguez Vigil cavaba su tumba pol¨ªtica. La inversi¨®n de 366.000 millones de pesetas que hab¨ªa anunciado apenas 48 horas antes se desmoronaba estrepitosamente fruto de un gran enga?o. Cuando se descubri¨® el pastel, el presidente asturiano empalideci¨® y llam¨® a su consejero de Industria. "?T¨² has dado alguna peseta?", le inquiri¨®. La respuesta fue negativa; pero Vigil, temeroso, orden¨® un rastreo de sus gastos en los ¨²ltimos cuatro a?os. No encontr¨® nada. Aun as¨ª opt¨® por dimitir, pese a que. Felipe Gonz¨¢lez le recomend¨® lo contrario al saber que no hab¨ªa dinero de por medio.
A dos d¨ªas de dejar el cargo, Rodr¨ªguez Vigil todav¨ªa no acierta a entender nada: "S¨®lo Dios sabe lo que hay aqu¨ª", dice. Apenas acierta a dar tres nombres -cuatro si se incluye el de su consejero de Industria, V¨ªctor Zapico- para encontrar a los culpables del chasco de la petroqu¨ªmica asturiana que iba a crear m¨¢s de 1.500 puestos de trabajo directos y 5.000 inducidos. Un proyecto cuyo secreto, celosamente guardado "porque la resistencia de las refineras y petroleras espa?olas es total", rompi¨® a punto de iniciarse la campa?a electoral. La ingenuidad o la ambici¨®n le han costado el cargo.?l no duda en calificar la historia de "bufonada". Le han enga?ado y lo reconoce. "La tramoya", sospecha, "est¨¢ en Suiza". Pero ha quedado marcado de tal forma que cuando da su versi¨®n matiza constantemente: "seg¨²n parece", "seg¨²n dicen", "vete t¨² a saber", "yo ya no me f¨ªo de nada aqu¨ª", "todo esto se lo he sacado al consejero"...
"Yo no he llevado este asunto en nada", puntualiza a los pocos minutos de conversaci¨®n. Pero no le falta tiempo para asumir la realidad: "Todo ha sido una trama". Y se suelta: "Fue el empresario Juan Blas Sitges [adjunto a la direcci¨®n de Asturiana de Zinc], que manten¨ªa contactos con inversores para instalar aqu¨ª una petroqu¨ªmica, quien nos los present¨®. Fue ¨¦l quien aport¨® la alternativa saud¨ª: Maurice Jean Lauze y Jos¨¦ de la Serna, dos intermediarios que se presentan como muy relacionados con los negocios del petr¨®leo. Lauze aporta un documento, avalado por el canciller de la embajada saud¨ª, que le acredita como un honorable hombre de negocios. Exhibe tambi¨¦n un poder notarial visado en Suiza que le autoriza a actuar como representante del pr¨ªncipe Abdul¨¢ Infaisal Turk¨ª Albadula Albsa¨², que en los poderes se titula presidente ejecutivo del Saudi International Bank New York".
Un disparate
Cuando Vigil anuncia el proyecto, negociado en secreto por su consejero -"se lo ocult¨® a todo su equipo"-, el banco no tarda en deshacer el entuerto. Todo es una patra?a. "Me imagino que los documentos son falsificados. Me di cuenta esa misma tarde de que esto era un disparate. Llam¨¦ al presidente del banco y me lo confirm¨®. No hemos pagado ni una peseta. Lo he investigado todo y no hay nada. Es la cosa m¨¢s estramb¨®tica que puede haber. El m¨®vil no aparece".
La embajada en Riad confirma al presidente asturiano que el pr¨ªncipe Abul¨¢ s¨ª existe -"est¨¢ que se sube por las paredes"-, pero niega rotundamente cualquier relaci¨®n con Lauze y De la Serna. Los documentos son falsos. "No nos han hecho una estafa en el sentido de sacarnos cuartos, no hay nada irregular econ¨®micamente, pero qu¨¦ una operaci¨®n de este tipo salga fraudulentamente significa un golpe dur¨ªsimo para Asturias. Y me planteo dimitir".
Pregunta. ?El consejero lleg¨® a ver al pr¨ªncipe Faisal?
Respuesta. No; claro que no. Si lo hubiera llegado a ver, yo no estar¨ªa ahora dimitiendo.
P. ?Cu¨¢ndo se dio cuenta de que todo era un enga?o?
R. Yo me doy cuenta el mismo viernes 21 de que esto es... lo que sea. Todav¨ªa no lo tengo claro, manejo varias hip¨®tesis. Y me planteo dimitir inmediatamente. Pero al d¨ªa siguiente ven¨ªa Felipe Gonz¨¢lez a inaugurar la factor¨ªa de Du Pont y el esfuerzo tan enorme que hemos hecho con esta planta no se merec¨ªa que todo se encagarretase de manera brutal. Tragu¨¦ los sapos adecuados y esper¨¦ a plantearle mi renuncia cuando lleg¨® aqu¨ª.
P. ?Y qu¨¦ le dijo Gonz¨¢lez?
R. Me pregunt¨® si hab¨ªamos dado alg¨²n dinero. Le dije que no y me respondi¨®: "Pues no veo por qu¨¦ vas a tener que dimitir. Az¨²a [vicepresidente del Gobierno vasco] anunci¨® una f¨¢brica de General Motors con 4.000 empleos en el Pa¨ªs Vasco y al d¨ªa siguiente se lo desmintieron, y Leguina anunci¨® una factor¨ªa de coches coreanos y tambi¨¦n se lo desmintieron". "Si no hay nada feo", me dijo, "no dimitas. De estas cosas habr¨¢ miles por ah¨ª. Siempre y cuando no haya una cochinada, no pasa nada". Le insist¨ª y me dijo que lo pensara.
P. Tard¨® s¨®lo dos d¨ªas.
R. Lo hice despu¨¦s de hablar tambi¨¦n con Mart¨ªnez Noval [secretario general de la Federaci¨®n Socialista Asturiana]. Me dec¨ªa lo mismo que Felipe Gonz¨¢lez, pero acab¨¦ convenci¨¦ndole. Le hice ver que este tipo de cosas tienen que tener una reparaci¨®n. A ver si la gente va a creer que estamos aqu¨ª agarr¨¢ndonos al cargo.
P. Cuando usted habla con Gonz¨¢lez, ?le garantiza que no ha habido dinero por medio?
R. Tengo la total seguridad. Aqu¨ª no hab¨ªa posibilidad de sacar un duro, ni antes ni despu¨¦s.
P. ?Ni una, comisi¨®n, un favor, alg¨²n compromiso?
R. Nada. Yo hice el rastreo de la Intervenci¨®n General y no se encontr¨® nada de nada.
P. ?Ni fuera del Gobierno?
R. Yo qu¨¦ s¨¦. S¨ª. El papel que tra¨ªa Maurice Lauze dec¨ªa que el pr¨ªncipe le pagar¨ªa un tanto por mil en acciones de la refiner¨ªa, y por otra operaci¨®n de gasolineras, que no ten¨ªa nada que ver con nosotros.
P. Pero usted se apresur¨® a anunciar que el Gobierno central subvencionar¨ªa la petroqu¨ªmica con 108.000 millones de pesetas.
R. Yo lo hab¨ªa hablado don Pedro P¨¦rez [secretario de Estado de Econom¨ªa]. Nos pareci¨® una locura, porque los incentivos eran enormes; pero como insist¨ªan, decidimos estudiar la inversi¨®n. Los 108.000 millones saldr¨ªan de aplicar el mismo esquema que a Du Pont, que invirti¨® 120.000 millones y recibi¨® 35.000. El 30%.
P. Y desde que se da cuenta de la trama, el viernes, hasta que dimite, el lunes, ?no ha vuelto a hablar con Lauze?
R. No. Yo s¨®lo habl¨¦ con ¨¦l una vez. Eso es cosa del consejero. A Zapico [el consejero de Industrial le dije: ?Pero, oiga, esto qu¨¦ es?, y me contest¨®: "No se preocupe. Van a hacer un comunicado desde otra embajada". Es de traca, de risa.
P. ?Y Zapico s¨ª ha vuelto a hablar con Lauze?
R. El consejero est¨¢ en una situaci¨®n que a m¨ª me da pena. Es pat¨¦tica. Todav¨ªa dice que [la inversi¨®n] no va a fallar. Me insiste en que har¨¢n una declaraci¨®n...
P. ?Le dice eso a estas alturas?
R. Est¨¢ el hombre como un boxeador sonado en un rinc¨®n.
P. ?Y c¨®mo es que usted s¨®lo habl¨® una vez con Lauze?
R. Yo a ese se?or lo conozco cuando me lo trae el consejero, el mismo d¨ªa que anunciamos p¨²blicamente el proyecto. No s¨¦ que han podido hablar entre ellos, pero en mi presencia le advert¨ª que en el plazo de cuatro d¨ªas tendr¨ªamos que ir con el pr¨ªncipe a Madrid para negociar los incentivos con el Ministerio de Econom¨ªa. Me lo garantiz¨®. Esto era el martes, 18, y la cita que yo concert¨¦ con Carlos Solchaga era para el jueves.
P. ?Pondr¨ªa la mano en el fuego por su Gobierno de que no se ha cobrado aqu¨ª un duro?
R. S¨ª. Tengo la prueba clara. Aqu¨ª un consejero no puede mover m¨¢s de un mill¨®n de pesetas sin acuerdo del consejo de Gobierno. Hemos examinado todo: estudios informes, pagos por todos los conceptos... Y nada.
P. ?No hubo cierta ingenuidad colectiva por parte del Gabinete? Cuando usted anunci¨® el proyecto en conferencia de prensa dijo que todo estaba "amarrado y con plenas garant¨ªas".
R. Total ingenuidad. Por eso se dimite. El consejero obr¨® con clar¨ªsima imprudencia y nos llev¨® adelante.
Da?o a Asturias
P. ?Usted dimite por una mala gesti¨®n de un consejero o porque hay algo oscuro?
R. ?Nada, de nada, de nada! Yo dimito porque se ha hecho un da?o serio a lo que es la ilusi¨®n colectiva asturiana. Porque hay una gesti¨®n de un consejero ingenua y no cuidadosa. A este consejero lo he nombrado yo y en un sitio peque?o como Asturias eso es una p¨¦rdida de credibilidad pol¨ªtica de las instituciones que s¨®lo se restaura con la dimisi¨®n.
P. ?Le queda la espina de que fuera del Gobierno alguien se ha llevado algo?
R. A costa de nuestro dinero no se ha lucrado nadie. A costa de nuestra ingenuidad, es posible. Si lo que se persegu¨ªa era un papel para conseguir un cr¨¦dito en un banco... Yo no lo s¨¦.
P. ?Por qu¨¦ en el Consejo no se hab¨ªa hablado de este tema?
R. Porque era un acuerdo de intenciones. Se hacen 70 y nunca pasan por el Consejo. No nos comprometen a nada.
P. Pero uno tan importante como el de la petroqu¨ªmica, ?ni siquiera se coment¨®?
R. S¨ª, s¨ª. Se coment¨® que hab¨ªa la expectaci¨®n de una posible inversi¨®n fuerte.
P. ?Qu¨¦ experiencia saca?
R. Que el que pierde, paga.
P. ?Y el nuevo Gobierno?
R. Tenemos la mayor¨ªa suficiente para que haya un nuevo Gobierno socialista.
P. ?Sin pactar con IU?
R. S¨ª. Nos basta la mayor¨ªa relativa. Claro que tendr¨¢n que gobernar como yo, en minor¨ªa. Una situaci¨®n que explica las presiones a que fue sometido el consejero para traer empresas.
Rodr¨ªguez-Vigil consume la conversaci¨®n con cuatro hip¨®tesis que, a su juicio, podr¨ªan explicar lo ocurrido: 1) "Esto es obra de unos mit¨®manos que montan una historia absolutamente incomprensible". 2) "Es un intento de estafa, m¨¢s o menos artera, a una empresa". 3) "Es un l¨ªo en el que se ha metido alg¨²n pa¨ªs, o alg¨²n agente, sin acceso a los mercados de la gasolina europeos: Irak, Gadari 4) "Es una tramoya de tipo criminal o pol¨ªtico con fines inexplicables".
No descarta ninguna y se querellar¨¢ "en todas las direcciones". Aunque a ¨¦l le gustar¨ªa que todo sea obra de una persona que, deduce, "est¨¢ mal del tanque". Un intermediario que se ha burlado de un consejero al que el presidente aplica con reiteraci¨®n la palabra "ingenuo", si bien donde pone m¨¢s ¨¦nfasis es en "negligente". Pero con el que se solidariza en la dimisi¨®n.
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