Konishev se desquita en la etapa calabresa
El llegador del Jolly Endrio Leoni culp¨® el mi¨¦rcoles a su compa?ero Dmitri Konishev de hacerle perder la llegada a Marcianise. Ayer, el individualista ruso se desquit¨® de las acusaciones venciendo de forma casi incontenible en la dura llegada a Terme Luigiane. El Giro contin¨²a dominado por un calor veraniego que ayuda a que en estas largas etapas sure?as los corredores se lo tomen con calma hasta que huelen la meta. Franco Chioccioli (GB-MG), de todas formas, no desapl7ovech¨® una de las cuestas para lanzar un petardo. Miguel Indur¨¢in sigue cuarto y ayer viaj¨® m¨¢s c¨®modo que nunca, casi despreocupado.
Desde el nivel del mar se sub¨ªa, por una carretera ancha y en poco m¨¢s de un kil¨®metro, hasta los 150 metros. Una corta subida, que fue lo ¨²nico que esperaban los corredores para montar su n¨²mero. Hasta entonces, se hab¨ªa corrido despacio, los corredores espant¨¢ndose las moscas, casi. Alguno se desperezaba y lanzaba un peque?o ataque, aprovechando alguno de los incontables premios menores diseminados por el recorrido. Otros se daban a la bebida.Indur¨¢in hizo de abstemio. "Hab¨ªa que dosificarse y tener cuidado con el l¨ªquido. Con este calor te entran muchas ganas de beber y algunos, como Sierra o Hampsten, han pagado al final los litros que han engullido", explic¨® despu¨¦s el navarro.
A falta de ocho kil¨®metros, y acariciados los ciclistas por la tenue brisa marina, la cosa se anim¨®. En un descenso saltaron tres hombres fuertes: Flavio Giupponni (Mercatone Uno), Stefano della Santa (Mapei) y Konyshev. Malas noticias para Fondriest (Lampre). Hab¨ªa so?ado con la llegada. Era un traje a su medida. Hasta entonces hab¨ªan controlado sus hombres y los del l¨ªder, otro con condiciones para el final. Pero este tr¨ªo no eran unos cualquieras y les sorprendieron. Giupponni, por ejemplo, se entrena bajo los consejos del doctor Ferrari, el mismo de Rominger, y quiere quitarse la etiqueta de promesa fracasada. Della Santa ya mostr¨® su capacidad en la pasada Vuelta a Valencia. Konyshev, nacido en Gorki hace 27 a?os y residente junto al lago de Garda, es el hombre de clase. El ciclista bien dotado pero poco amigo del entrenamiento. El corredor que asegura unos cuantos golpes al a?o -dos veces medalla de bronce en el Mundial y ganador de tres etapas en el Tour- pero al que no se puede pedir regularidad.
Lucha en el cuarteto
La lucha fue cu¨¢druple. Por un lado los tres escapados, cada uno contra los otros; por otro, los tres contra el pelot¨®n. Su ventaja no lleg¨® nunca a alcanzar el medio minuto. Detr¨¢s, el pelot¨®n se estir¨® en las rampas, los m¨¢s fuertes oliendo la rueda de Fondriest. Delante cada uno confiaba en sus fuerzas. Lo dieron todo y gan¨® el m¨¢s inteligente.,
Giupporini se desfond¨® el primero. Los ¨²ltimos 800 metros le midieron dos kil¨®metros. Fueron interminables. Della Santa parec¨ªa el m¨¢s fuerte. "Yo segu¨ªa la rueda de Della Santa porque iba bien. Sab¨ªa que llegar¨ªamos", explic¨® Konyshev. "Luego, a falta de 200 metros busqu¨¦ reservas en mi interior y dej¨¦ saltar mi punta de velocidad". Por detr¨¢s, Fondriest maldijo. Lanz¨® un sprint potent¨ªsimo, lleg¨® a pillar a Giupponni, pero no le super¨®. El brillante ruso justific¨®, as¨ª, su tormentoso fichaje por el Jolly. Hasta hace apenas dos meses no figuraba inscrito en ning¨²n equipo, ya que hab¨ªa firmado a la vez por dos conjuntos: el TVM y el Jolly. Al final los italianos soltaron dinero a los holandeses y todo arreglado.
La pel¨ªcula continu¨®, despu¨¦s de la etapa. Indur¨¢in hab¨ªa decidido ejercer de detective para encontrar al tipo que pinchaba sus ruedas. Todo ocurr¨ªa cuando el ciclista espa?ol dejaba su bicicleta para atender las entrevistas con la prensa. Los pinchazos eran inevitables. Indur¨¢in decidi¨® cazar al p¨ªcaro. Con un ojo en el entrevistador y otro en la bicicleta, esper¨® la llegada del maniaco de los tubulares. El gamberro tambi¨¦n se gui¨® por la costumbre: se dirigi¨® a la bicicleta de Indur¨¢in y pinch¨® sus ruedas. El corredor le vi¨® y le enganch¨®. Su sorpresa aument¨® al comprobar que, se trataba de un tal Francesco Saldi, presentador de un programa sat¨ªrico en el Canal 5, una de las televisiones privadas d¨¦ Silvio Berlusconi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.