La mina
La mina es la gran canallada de la democracia espa?ola. Su existencia est¨¢ amenazada, pero desde la muerte de Franco, por razones electorales, la mina es la mina de siempre, siniestra y enternecedora: se cisca en Dios, en la Virgen y la madre que pari¨® a todo. Y ah¨ª est¨¢. D¨ªas pasados, Felipe Gonz¨¢lez, en trance electoral, en Le¨®n, regate¨® el progreso y dijo: el carb¨®n es viable. Am¨¦n Jes¨²s.Por fin llegamos al pozo Cand¨ªn, hist¨®rico como el pozo Mar¨ªa Luisa, de Hunosa, estatal, en Langreo, alimento de 13.500 obreros que, si son picadores de campanillas, embolsan m¨¢s de 300.000 pesetas al mes. Eso s¨ª, a cambio de la silicosis m¨¢s o menos actualizada, y a cambio de retirarse, seguro, a los 47 a?os. Hunosa pierde 58.000 millones de pesetas anuales. Y, si muere un minero, la solidaridad triunfa, y la leyenda engorda. La mina es una tragedia y s¨®lo la saben quienes la torean a diario: los mineros. A ello vamos.
Antes de bajar al pozo Cand¨ªn se impone la ley, estricta: hay que vestirse con medias, botas de goma, calzoncillos, camisa, camiseta, guantes de lana, buzo y casco con la l¨¢mpara incorporada. Y despu¨¦s, entrar en la jaula. Y en un pis pas estamos a 700 metros bajo tierra. Y galer¨ªas, transversales, carriles, vagones de hierro, todo es seguridad. Los mineros se pitorrean de los se?oritos de Madrid que claman al cielo cuando muere un minero: "La seguridad es total, en la medida de lo posible; tendr¨ªan que venir aqu¨ª para saber de lo que hablan". "Aqu¨ª se podr¨ªa construir una pista de tenis", apuntala un vigilante. El otro d¨ªa pereci¨® un barrenista en un pozo cercano; su propia imprudencia hizo la fatalidad, pero los ni?os bien de la pluma, de la pantalla del ordenador quiere decirse, lavaron su ignorancia y una especie de conciencia voceando la inseguridad de la mina.
Aqu¨ª, a 700 metros, en la entra?a del lobo de carb¨®n hulla, hay que escuchar sin decir ni p¨ªo lo que dicen los mineros: "El Estado no tiene por qu¨¦ ser rentable; alrededor de Hunosa viven 200.000 personas en una poblaci¨®n de un mill¨®n". "Mis hijos no quiero que sean mineros, pero que nos pongan otra cosa". Otro minero: "Escuchando en la televisi¨®n a los de la derecha, temblamos, porque hablan de privatizar". Otro abogado de la causa minera: "Aqu¨ª se han perdido puestos de trabajo, pero con prejubilaciones con el 100% de lo que ganaban neto".
En Asturias "somos socialistas por naturaleza". Hablan varios obreros a la vez: "Los sindicatos nos defienden y apoyan, pero no son responsables porque echan la culpa a la direcci¨®n de la empresa en cada ocasi¨®n; con huelgas y m¨¢s huelgas no se arregla nada". "Aznar no me sugiere nada; si pierde el PSOE, lo tenemos todo perdido". Punto final: "A m¨ª me gusta Asturias, la fabada, la sidra y la mina si no me dan otro trabajo. Y viva la izquierda aunque no lo haga bien".
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