El trabajo de la crisis
Los despidos saturan las magistraturas y disparan la facturaci¨®n de los despachos laboralistas
El que se acerca a media ma?ana al Servicio de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n (SMAC) de Madrid recibe una bofetada de olor a humanidad. La procesi¨®n de trabajadores despedidos, empresarios que despiden, abogados de ambas partes y dem¨¢s acompa?antes, por una sala que no re¨²ne condiciones para semejante traj¨ªn, deja el rastro de un ambiente espeso. La hemorragia de paro -entre 2.000 y 3.000 personas van al desempleo cada d¨ªa desde hace meses- reparte tarea a los que viven del mundo laboral. Los despachos de abogados reconocen un incremento en su facturaci¨®n de un 30% y en los juzgados de lo social de Madrid y Catalu?a los juicios han aumentado un 25%. Es el trabajo que da la crisis.
Los empleados de un hotel de la madrile?a calle Montera vivieron una experiencia inesperada, un domingo de mediados de diciembre. De pronto, como si de una redada policial se tratase, los due?os del hotel irrumpieron en el local, acompa?ados de unos cuantos guardas jurados, y avisaron a todo el mundo (trabajadores y clientes) que ten¨ªan una hora para abandonarlo porque se iba a echar el cerrojo. Los hu¨¦spedes hicieron las maletas y los 27 empleados ganaron el despido en los tribunales, pero la empresa se declar¨® insolvente.La crisis trae aparejado un repentino deseo -necesidad en otros casos- de algunos empresarios de hacer mutis por el foro. Los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) revelan que las deudas declaradas por las 1.135 empresas que suspendieron pagos en 1992 super¨® por primera vez en la historia el bill¨®n de pesetas. El pasado mes de enero se cre¨® un 39% menos de empresas que el mismo mes de 1992. Y, si en febrero de 1992 se disolvieron 294 sociedades, el pasado mes de febrero lo hicieron 736 compa?¨ªas.
"Ante una espant¨¢, la batalla no es conseguir una sentencia favorable, sino que sea efectiva para algo", explica Vicente Mart¨ªn, abogado laboralista. Los inspectores de trabajo comentan que han vuelto a escuchar, de boca de los porteros de las casas, la frase "?huy!... esa empresa se march¨® de aqu¨ª hace unos meses". El juez Jose Luis Gil Olmo, delegado decano de lo social en Madrid, se?ala que "hay m¨¢s citaciones que antes en las que la empresa no se presenta". Fogasa, el fondo que se encarga de pagar las indemnizaciones a los trabajadores de empresas que han quebrado o suspendidos pagos, tuvo que destinar en 1992 casi un 20% m¨¢s de dinero que en 1991.
La inspecci¨®n no para de localizar fraude a la Seguridad Social. "Lo primero que deja de pagar la empresa, antes que el IRPF, es la Seguridad Social de sus trabajadores. Hace unos meses era dif¨ªcil sumar 15 millones de cotizaciones no pagadas y el mes pasado llegu¨¦ a un total de 41 millones de pesetas", se?ala un inspector. A lo largo de 1992 la Inspecci¨®n de Trabajo intervino 124.367 veces para liquidar cuotas impagadas a la Seguridad Social por valor de 86.000 millones de pesetas, un 31,8% m¨¢s de los objetivos comprometidos.
Paro ol¨ªmpico
En los juzgados de lo social de Madrid y Catalu?a ha aumentado el trabajo un 25%, en relaci¨®n con 1992, que tambi¨¦n fue fuerte. "Llega un momento en que el ritmo no se puede absorber", dice Javier Mart¨ªnez-L¨¢zaro, juez de lo social de Madrid. "Cuando desmontaron los Juegos Ol¨ªmpicos lleg¨® una avalancha de trabajo a los juzgados", explican en el decanato catal¨¢n. En Barcelona, la media de juicios ha aumentado de un centenar al mes a 180, "con lo que el retraso de los juicios ha pasado de entre tres y cuatro meses en 1992 a seis meses en 1993", explica Ascensi¨®n Sol¨¦, juez de lo social.
Y como alguien tiene que defender a las partes, el tr¨¢fico en los despachos se ha intensificado. El n¨²mero de expedientes colectivos de regulaci¨®n de empleo creci¨® casi un 15% en 1992 y afect¨® a un 10% m¨¢s de trabajadores que en 1991, seg¨²n Trabaj¨®. El n¨²mero de conciliaciones individuales resueltas en 1992 en los servicios de mediaci¨®n de toda Espa?a fue superior a los de los ¨²ltimos siete a?os. En la comunidad de Madrid, las conciliaciones pasaron de 76.193 en 1990, de las que 42.000 eran de despidos, a 103.034 (55.000 de despidos) en 1992. De enero a abril son ya 4.390 expedientes m¨¢s que en el mismo periodo de 1992.
Con un ritmo de entrada de 400 expedientes diarios y con s¨®lo 12 letrados conciliando, el SMAC de Madrid no puede atender todo el trabajo y se cita 20 d¨ªas despu¨¦s, cuando la ley da 15 d¨ªas de plazo. Los funcionarios de este servicio en Madrid se quejan de trabajar al m¨¢s puro estilo decimon¨®nico.
Los abogados laboralistas suelen cobran un 10% "de lo que se saque" [la indemnizaci¨®n] en un despido individual, mientras que en los expedientes colectivos se pacta la minuta, que suele oscilar entre el 4% y el 8% de la indemnizaci¨®n. El laboralista Mart¨ªn recuerda que, en crisis, "tambi¨¦n se pleitea mucho y se cobra poco". El coste medio de los despidos pactados en el SMAC de Madrid en 1990 fue de 1.200.000 pesetas y en 1992 subi¨® hasta 1,7 millones.
Las salas de espera de las asesor¨ªas jur¨ªdicas sindicales se han quedado peque?as. En CC OO de Madrid afirman que en sectores como oficinas, despachos y banca, en el del metal y en la construcci¨®n ha crecido un 100% el n¨²mero de expedientes que tienen que defender; y en transportes se ha incrementado un 60%. Una de las abogadas de CC OO exclama: "desde finales de 1992, ha sido una locura para todos".
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