Los generales chilenos dan por finalizado su movimiento de advertencia
El acuartelamiento en el primer grado de alerta que realizaron el viernes algunas unidades del Ej¨¦rcito en Santiago de Chile constituy¨® una se?al del malestar de los militares por un clima de hostigamiento contra la instituci¨®n y su jefe, el general Augusto Pinochet, indicaron fuentes castrenses a dos diarios. La alerta, que consiste en un refuerzo de las guardias y en poner a las fuerzas en situaci¨®n de disponible, dur¨® ocho horas, mientras Pinochet estaba reunido con el cuerpo de generales en la sede del alto mando.
Al concluir la reuni¨®n de los generales, el Ej¨¦rcito indic¨® en una sucinta declaraci¨®n que el encuentro fue planificado y retir¨® la inusual vigilancia de soldados del edificio. El Gobierno acept¨® esta explicaci¨®n y, en un breve comunicado, el subsecretario del Ministerio de Guerra, Marcos S¨¢nchez, sostuvo en la noche del viernes que las Fuerzas Armadas "desarrollan sus labores habituales en forma normal", sin referirse al acuartelamiento.La tensi¨®n por el inusual despliegue de una docena de soldados de elite fuertemente armados en el exterior del edificio donde se reunieron los generales y de una treintena en su interior dej¨® paso ayer a variadas interpretaciones sobre esta acci¨®n.
A la reuni¨®n, que se prolong¨® durante ocho horas, asistieron 39 de los 41 generales del Ej¨¦rcito, algunos con uniforme de combate. El despliegue s¨®lo se observ¨® en el Ej¨¦rcito y coincidi¨® con la apertura de un juicio por presunta estafa contra el fisco, en el que aparecen involucrados altos oficiales, en activo y retirados, junto con Augusto Pinochet Hiriart, hijo del general Pinochet.
Pese a las declaraciones de normalidad, la preocupaci¨®n era notoria el viernes en el Gobierno y en los pol¨ªticos. Contribuy¨® a la tensi¨®n el hecho que el presidente chileno, Patricio Aylwin, y varios de sus ministros estaban en Dinamarca, en una gira por Europa. Aylwin ha decidido mantener ¨ªntegramente su gira.
Parlamentarios y dirigentes de la coalici¨®n de Gobierno coincidieron en se?alar que el Ej¨¦rcito quiso indicar su malestar. En una transici¨®n a la democracia donde el ex dictador Augusto Pinochet permanece como jefe del Ej¨¦rcito y conserva amplias atribuciones, a los militares les bastan se?ales de este tipo para hacer notar su estado de ¨¢nimo a la sociedad.
No es la primera vez que el Ej¨¦rcito chileno act¨²a de este modo desde la restauraci¨®n democr¨¢tica. En 1990, cuando una comisi¨®n de la C¨¢mara de los Diputados investigaba la compra de una empresa por parte del Ej¨¦rcito en 1989, por la que pag¨® el equivalente a tres millones de d¨®lares al hijo de Pinochet -el mismo caso que ahora llev¨® a la justicia el Consejo de Defensa del Estado y desencaden¨® el malestar de la instituci¨®n-, los militares acuartelaron sus unidades en el pa¨ªs.
El Ej¨¦rcito calific¨® de "ejercicio de enlace" a ese movimiento, y el Gobierno acept¨® la explicaci¨®n, aunque para todos constituy¨® una presi¨®n militar. El equilibrio y estabilidad en las relaciones entre las Fuerzas Armadas y los civiles han requerido de este tipo de eufemismos para explicar las presiones castrenses.
Los generales analizaron en su reuni¨®n iniciada el viernes temas relacionados con un supuesto "hostigamiento y acoso" al Ej¨¦rcito y a Pinochet, seg¨²n el influyente diario El Mercurio. En la versi¨®n de este peri¨®dico, dentro de esas expresiones se incluye el caso del hijo de Pinochet y las denuncias contra la intromisi¨®n de militares en la derecha y la iniciativa del Gobierno para devolver al presidente la facultad de pasar a retiro a los oficiales de las Fuerzas Armadas.
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