"No quise seguir el camino de Pinochet"
PIOTR ADAMSKI A los cuatro a?os del comienzo del fin de su presidencia en Polonia y del comunismo en el este de Europa, Jaruzelski, quien dentro de un mes cumplir¨¢ los 70 a?os, asegura que sigue siendo de izquierdas, pero no piensa volver a la pol¨ªtica. Al corresponsal de EL PA?S lo recibe en un modesto despacho en una de las editoriales donde escribe su nuevo libro.
Pregunta. ?Por qu¨¦ cay¨® el comunismo? ?Por la ineficiencia econ¨®mica, la resistencia social, los errores pol¨ªticos?
Respuesta. En cierto sentido me sigo considerando marxista. A fin de cuentas, lo decisivo es la realidad econ¨®mica que determina la atm¨®sfera social y la actitud de la sociedad ante un r¨¦gimen. No quiero, por ello, restar importancia al factor pol¨ªtico y moral. Pero resulta de lo que generan las condiciones de vida de millones de personas.
P. ?Por qu¨¦ pol¨ªticos como usted o como Janos Kadar no lograron reformar el sistema para mejorar la suerte de estos millones y evitar su colapso?
R. Las reformas econ¨®micas fracasaron en primer lugar porque no rebasaban los l¨ªmites del sistema comunista, que establec¨ªa el predominio de los medios de producci¨®n socializados y estatales. Adem¨¢s, en aquellos tiempos, la mayor¨ªa decidida de la sociedad estaba en contra del capitalismo. En tercer lugar, si incluso hubi¨¦ramos decidido realizar unas reformas m¨¢s radicales no habr¨ªamos podido vencer las resistencias sociales. Sin el respaldo que ofrece la democracia parlamentaria no pod¨ªamos ir m¨¢s lejos porque esto desembocar¨ªa en un nuevo conflicto, y nosotros ni pod¨ªamos ni quer¨ªamos ir por el camino de Pinochet.
P. ?En 1989 entreg¨® el poder para garantizar el apoyo democr¨¢tico para la reforma?
R. Esper¨¢bamos que tras las elecciones pudiera formarse un Gobierno de coalici¨®n. Debo reconocer que fue un espejismo m¨ªo y de toda mi agrupaci¨®n. La participaci¨®n en la transformaci¨®n se reserv¨® s¨®lo para la gente de la antigua oposici¨®n.
P. ?Cree que Solidaridad derroch¨® su victoria?
R. Considero que Solidaridad se nutri¨® de la ilusi¨®n de que bastar¨ªa derrocar el antiguo r¨¦gimen para que todo cambiara, casi de forma autom¨¢tica. El programa econ¨®mico de Balcerowicz fue atrevido y consecuente, pero extremista. Tengo la sensaci¨®n de que de la misma manera en la que nosotros, en los a?os cuarenta, intentamos adaptar a las condiciones polacas el sistema sovi¨¦tico, ahora se ha intentado aplicar de una forma mec¨¢nica un modelo demasiado radical, monetarista. Tras los 50 a?os de existencia del r¨¦gimen de socialismo real esto trajo consigo una enorme tensi¨®n social, aunque trajo tambi¨¦n unos cambios en los escaparates que pueden apreciarse a simple vista. Me temo que ahora la realizaci¨®n hasta. de los principios econ¨®micos m¨¢s razonables, pero incompatibles con la capacidad de aguante de la sociedad, pueda conducir al fracaso.
P. ?Quiz¨¢ estas reformas no puedan realizarse en este pa¨ªs por otra v¨ªa que no sea la de una dictadura?
R. Yo mismo he dirigido un Gobierno autoritario. Estoy convencido de que una dictadura que no recurra a los m¨¦todos extremos en las condiciones polacas, en las condiciones de esta parte del mundo, en este momento hist¨®rico no puede ser eficaz. A lo mejor el terror, un gobierno a lo Pinochet, lo que proporcionalmente en Polonia habr¨ªa significado matar a 100.000 personas, habr¨ªa ayudado durante un tiempo. Pero a nosotros no se nos ocurri¨® ni pensar en esta soluci¨®n.
P. ?Fue necesaria y eficaz, entonces, la ley marcial?
R. Fue necesaria y en cierto grado eficaz. Fue un mal menor porque exist¨ªa entonces un peligro mucho mayor por parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica,
P. Ha mencionado en muchas ocasiones el peligro de una intervenci¨®n militar. En menos ocasiones, sin embargo, ha hablado del anunciado bloqueo econ¨®mico de Polonia.
R. S¨ª, se nos amenaz¨® con reducir a cero o casi a cero los suministros de las materias primas, lo que en aquellos tiempos habr¨ªa significado un par¨¢lisis total de nuestra econom¨ªa, una cat¨¢strofe total y en las, condiciones invernales hasta una cat¨¢strofe biol¨®gica. El principal objetivo de la ley marcial era entonces impedir la cat¨¢strofe. La reforma era s¨®lo un objetivo secundario.
P. Hablando de Rusia y la antigua URSS: usted conoce este pa¨ªs todav¨ªa de los tiempos de su deportaci¨®n durante la II Guerra Mundial y de sus posteriores contactos pol¨ªticos. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en Rusia?
R. La respuesta a esta pregunta merece un Nobel. Me sorprende positivamente que los cambios gigantescos se hayan efectuado de una forma relativamente tranquila. Rusia est¨¢ acostumbrada a la autoridad. Bor¨ªs Yeltsin no es -a lo mejor- una autoridad cien por cien, pero en cierta manera se corresponde con la visi¨®n tradicional de los rusos. Los rusos deben tener a su zar, bueno para con el pueblo y que corta -como Pedro el Grande- las barbas a los nobles. Si Yeltsin no comete alg¨²n grave error podr¨¢ conseguir un apoyo estable para seguir realizando las reformas.
P. ?No cree que los antiguos l¨ªderes comunistas, como Milosevic en Serbia o Tudjman en Croacia, han recurrido al nacionalismo para mantenerse en el poder?
R. Sin duda es uno de los elementos de la situaci¨®n. Pero debe recordarse que las tendencias centr¨ªfugas comenzaron no en Serbia, sino en Croacia y en Slovenia. A mi juicio, el desencadenante fue Croacia. Esto est¨¢ fuera de cualquier duda y existen adem¨¢s pistas que apuntan a que detr¨¢s se encontraba una inspiraci¨®n alemana.
P. ?C¨®mo ve el futuro de la izquierda tanto en Europa como en Polonia?
R. El colapso del sistema de socialismo real en el este de Europa influy¨® sobre todo en la suerte de los partidos comunistas y en cierto sentido en la postura general hacia la izquierda. No obstante, creo que en su debilitamiento incidi¨® principalmente la situaci¨®n econ¨®mica. En cualquier caso, no es un movimiento en una sola direcci¨®n. En Italia, la izquierda se ha fortalecido. Tambi¨¦n la elecci¨®n del presidente Clinton, seg¨²n los criterios europeos, signific¨® una opci¨®n de izquierdas. A la izquierda polaca no le auguro el retorno al poder durante los pr¨®ximos a?os. Tampoco creo que la izquierda lo desee. Lleva todav¨ªa su cruz a cuestas.
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