Indur¨¢in toma la 'maglia rosa' y hunde a Bugno
Tremendo. Todos pecaron de prudentes. Miguel Indur¨¢in (Banesto) destroz¨® los pron¨®sticos y ya viste de rosa, a falta de 11 etapas para, que acabe el Giro. La contrarreloj de Senigallia caus¨®, adem¨¢s, la primera v¨ªctima: Gianni Bugno (Gatorade). El campe¨®n mundial cedi¨® casi dos minutos al espa?ol. La prestaci¨®n de Indur¨¢in en los 28 kil¨®metros de ayer queda engrandecida por el hundimiento de Bugno, quien declar¨®: "El Giro est¨¢ perdido para m¨ª". La lucha por la victoria final parece resumida a un cara a cara entre Indur¨¢in y Claudio Chiappucci (Carrera). El Diablo se declar¨® "content¨ªsimo", pese a perder 1,14 minutos, m¨¢s aun que lo que cedi¨® el a?o pasado sobre 38 kil¨®metros. Aun as¨ª, asegura: "El Giro ha comenzado hoy".
"Bien, s¨ª; perfecto, tampoco". A Miguel Indur¨¢in no le cambia la maglia rosa. Sigue siendo enemigo de los absolutos. Eso de palabra. En la carretera es otra cosa. Ayer, incluso, se mostraba un poco insafisfecho de una contrarreloj en la que ha empezado a ganar su segundo Giro. "Quiz¨¢s no ten¨ªa que haber empezado tan fuerte, al final me habr¨ªa gustado tener m¨¢s fuerzas", explic¨® tranquilo y medio sonriente. Ven¨ªa de hacer una media cercana a los 48 kil¨®metros por hora en un recorrido insidioso, "como un serrucho", en palabras de Eusebio Unzue, segundo director del Banesto.Indur¨¢in no efectu¨® la exhibici¨®n de Luxemburgo, el pasado Tour, pero casi de forma similar ha creado un vac¨ªo por detr¨¢s. "El principio es lo peligroso. Si te cebas ah¨ª, date por perdido", se?alaba antes de la salida Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, director del Banesto. E Indur¨¢in no se ceb¨®, pero casi: "Todo es cuesti¨®n de regularse. Aunque sal¨ª a tope, en las subidas no lo di todo; incluso creo que ced¨ª tiempo, pero en las bajadas me lanc¨¦, dej¨¦ caer todo mi peso, recuper¨¦ lo perdido y aument¨¦ la ventaja".
Y mientras Indur¨¢in crec¨ªa, Bugno menguaba. Era como si le fuera robando las energ¨ªas en provecho propio. A Indur¨¢in se le ve¨ªa seguro y tranquilo, casi inm¨®vil. Sin levantarse apenas en las subidas, moviendo un desarrollo que asustaba a los rivales. Derrochaba potencia por todos los poros. Alargado cuan largo es sobre la bicicleta. Casi relajado. Y mientras m¨¢s brillaba, m¨¢s se oscurec¨ªa Bugno. Contra¨ªdo. Su cuerpo casi una mueca, sin elasticidad ni ligereza. Y una fuente. ?C¨®mo sud¨®! "?C¨®mo se puede sudar tanto a los tres kil¨®metros de haber empezado la contrarreloj que quiz¨¢ es la de su vida", se preguntaba Alfredo Martini, seleccionador italiano y padre deportivo de Bugno. "Han sido los nervios. Estaba reconcomido. Ten¨ªa miedo", se respond¨ªa a s¨ª mismo.
Gian Luigi Stanga, director del Gatorade, apareci¨® en la sala de prensa como si fuera a un funeral. Empez¨® a recibir p¨¦sames. En respuesta, ¨¦l explicaba los s¨ªntomas de la enfermedad que hab¨ªa causado la muerte a su pupilo: "En la tercera curva ya me dije 'malo, malo, hoy damos el petardazo'. Gianni nunca se encontr¨®. Siempre piano, piano. No dio en ning¨²n momento con el golpe de pedal. No ha sido cuesti¨®n de unos pocos kil¨®metros, ha sido todo el tiempo".
Bugno quiso salir detr¨¢s de Indur¨¢in para tener referencias de su tiempo. Hasta quiso saber el desarrollo del navarro. "Ha puesto un plato de 55 dientes aunque se: siente m¨¢s c¨®modo con el de 54% explicaba Ech¨¢varri. "Pero ha visto los descensos y ha preferido arriesgar para sacar m¨¢s tiempo". Esta explicaci¨®n no la oy¨® Bugno. Y se asust¨®. ?l sali¨® con 54. "Trat¨® enseguida de soltar toda su potencia y se qued¨® vac¨ªo de repente", continu¨® Stanga. "Y m¨¢s cuando sab¨ªa los tiempos de Indur¨¢in. La gente los voceaba en las cunetas y yo tambi¨¦n se los dec¨ªa. ?Por qu¨¦ los voy a callar? Nunca le enga?ar¨¦". Y Stanga se fue a intentar resucitar a Bugno. "Todo es una cuesti¨®n psicol¨®gica. El miedo le hundi¨®. No pudo con la presi¨®n de tener el liderato cerca. Ahora cuento con su orgullo. Gianni es muy orgulloso".
De las Cuevas, segundo Armand de las Cuevas (Banesto) hizo el segundo mejor tiempo. Igual que hace un a?o justo. Se ha especializado en abrir el camino para Indur¨¢in. Por la ma?ana hicieron juntos el recorrido y en la comida comentaban las curvas y las cuestas. Luego, el franc¨¦s sali¨® media hora antes. La comunicaci¨®n funcion¨®.
Si Bugno se hundi¨®, Chiappucci mantuvo el tipo. Y los 74 segundos -traducidos a metros, 979, casi un kil¨®metro menos que los 1.561 metros de Bugno- que perdi¨® s¨ª que se debieron a la superioridad del navarro. "Optim¨ªsimo". Al Diablo le faltaban superlativos para describir por televisi¨®n la actuaci¨®n de Indur¨¢in. Porque le vio ganando tiempo donde se debe en una contarreloj en la que la t¨¦cnica y la potencia jugaban un papel similar. El sitio del ahorro eran las curvas. Trazarlas bien para no tener que tocar el freno y, con la inercia de la marcha, afrontar la siguiente subida con menos esfuerzo. As¨ª lo hizo Indur¨¢in.
Cinco horas antes del comienzo de la contrarreloj, Miguel Indur¨¢in se pas¨® al menos 10 minutos ajustando la posici¨®n de su sill¨ªn al mil¨ªmetro. El ciclista navarro ven¨ªa de entrenarse y de conocer el recorrido por el que por la tarde iba a exprimirse al m¨¢ximo. "Est¨¢ en la misma posici¨®n que ayer", dijo el mec¨¢nico. "Ya", contest¨® Indur¨¢in, "pero no quiero estirar hoy la pierna a tope". Un pel¨ªn es un par de mil¨ªmetros. Entonces, Indur¨¢in ech¨® la plomada despu¨¦s de haber comprobado con el nivel que el sill¨ªn estaba recto. Luego, la cinta m¨¦trica, con la que mide la distancia entre el eje de pedalier y la punta del sill¨ªn, marcada por el cordel del plomo. S¨®lo quedaban un par de martillazos adelante y atr¨¢s, y nuevas comprobaciones. "Perfecto", dijo Indur¨¢in. "Ahora, a comer, que ya es hora". Con la misma precisi¨®n, Indur¨¢in tom¨® el liderato por la tarde.
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