El nadador Skip Storch cruzar¨¢ el estrecho de La Florida metido en una jaula
Skip Storch quiere m¨¢s a los corales que a su propia vida. Por ellos ayer se lanz¨® al mar en La Habana e intentar¨¢ nadar 170 millas sobre la peligrosa corriente del golfo hasta La Florida. Se trata de una empresa dif¨ªcil. Storch, de 36 a?os y 110 kilos de peso, debe nadar 50 horas seguidas dentro de una jaula que lo proteger¨¢ de los ataques de los tiburones y el fuerte oleaje del estrecho. All¨ª pasar¨¢ dos noches sin dormir, descansar¨¢ y comer¨¢ sin salir del agua. Si ma?ana logra llegar a Islamorada habr¨¢ adelgazado 20 kilos pero habr¨¢ triunfado. Entonces dir¨¢ s¨®lo una cosa: ?hay que salvar los corales!
"Quiero llamar la atenci¨®n del mundo sobre el peligro que corren los arrecifes de coral y los riesgos de su destrucci¨®n", dijo Storch antes de iniciar su aventura en La Habana. Para ¨¦l, cualquier esfuerzo personal es v¨¢lido si sirve para detener un desastre ecol¨®gico. "Los arrecifes de coral se est¨¢n blanqueando, los mares se mueren y las cadenas nutricionales se rompen". "As¨ª que", sentenci¨®, "aqu¨ª estoy yo, intentando unir a todo el mundo en torno a la paz ecol¨®gica".Poco despu¨¦s de hablar as¨ª, el nadador norteamericano se calz¨® un traje t¨¦rmico y se lanz¨® al mar desde la escollera de la Marina Hemingway, al oeste de la capital cubana. Sin aletas ni escafranda Skip entr¨® en la jaula de seguridad antitiburones. Se relaj¨®. Eran las 6.29 de la ma?ana del mi¨¦rcoles cuando el yate Toucan Express empez¨® a remolcar la jaula de Storch a una velocidad de dos nudos por hora. Ahora mismo Storch nada hacia Islamorada, uno de los primeros cayos al sur de la pen¨ªnsula de La Florida, su destino a 170 millas de La Habana. ?l calcula que tardar¨¢ en llegar entre 48 y 52 horas. Por eso se ha planteado esta aventura como un c¨²mulo de peque?as metas. Cada 15 minutos sonar¨¢ el reloj que lleva en su mu?eca y entonces se detendr¨¢. Beber¨¢ un poco de sopa de pollo y agua, estirar¨¢ los m¨²sculos, y a los 30 segundos el Toucan se pondr¨¢ en marcha de nuevo.
Los primeros 15 minutos nadar¨¢ a estilo libre, los siguientes a mariposa y luego se impulsar¨¢ con las piernas. Esto se repetir¨¢ una y otra vez hasta llegar a la mitad de la corriente del golfo, donde descansar¨¢ cuatro horas, siempre dentro del agua. "Lo m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢n las ¨²ltimas 25 millas", d¨ªjo Storch, quien durante la traves¨ªa ser¨¢ vigilado por un juez internacional que le impedir¨¢ apoyarse en la jaula, de unos cuatro metros de largo y dos de altura.
La temperatura y la salinidad del agua del estrecho han obligado a Skip a nadar embadurnado en vaselina para protegerse de las quemaduras, las algas t¨®xicas y el veneno de las medusas. Sin embargo, ¨¦stos no son los ¨²nicos obst¨¢culos de la empresa.
"?Que quieres hacer qu¨¦ cosa?", le dijeron en la oficina de intereses de Cuba en Washington cuando hace un a?o present¨® el proyecto. Finalmente, tras comprobar que sus objetivos eran s¨®lo ecol¨®gicos, le dieron el permiso, como tambi¨¦n hizo el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, con una sola condici¨®n: que no comprase m¨¢s de 100 d¨®lares en puros cubanos.
Storch se ha entrenado duramente, aunque tiene una muy buena condici¨®n f¨ªsica ya probada en haza?as anteriores. En 1982 nad¨® 46 horas en una piscina para recaudar fondos para los minusv¨¢lidos, y no hace mucho protest¨® contra la contaminaci¨®n de los r¨ªos recorriendo 153 millas por el r¨ªo Hudson hasta la Estatua de la Libertad.
"Cuando est¨¦ en alta mar los peces me recordar¨¢n lo importante de mi misi¨®n: preservar los fondos coralinos de las agresiones del hombre", le dijo a Fidel Castro, que acudi¨® a ver su partida.
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