Bruguera se asoma a la gloria en Par¨ªs
ENVIADO ESPECIALSergi Bruguera es el nombre. El lugar, Par¨ªs.La ocasi¨®n, la final del torneo de Roland Garros. La misi¨®n, devolver el tenis espa?ol a las cimas de gloria que Manuel Santana, Andr¨¦s Gimeno y Manuel Orantes escalaron hace a?os. Bruguera luchar¨¢ ma?ana con el estadounidense Jim Courier por un t¨ªtulo inalcanzado desde 1972, cuando Gimeno derrot¨® al franc¨¦s Patrick Proisy, tras batir ayer en una gran semifinal al ucranio Andr¨¦i Medvedev por 6-0, 6-4 y 6-2 en lb 30m. Courier sufri¨® m¨¢s ante el holand¨¦s Richard Krajicek: 6-1, 6-7 (2-7), 7-5 y 6-2.
?Qu¨¦ crueldad! La tarde en que Bruguera se asoma a la gloria, el momento m¨¢s feliz de su carrera, el ¨¦xito m¨¢s grande de sus 22 anos... y no puede celebrarlo. Es el lado amargo del tenis. De nada vale haber alcanzado la final en el menor tiempo que se recuerda (10 horas y 21 minutos en seis partidos, a un promedio de 1h 40m), de nada sirve haber cedido s¨®lo una manga en el torneo m¨¢s exigente de todos, para nada cuenta haber eliminado al n¨²mero uno mundial (el norteamericano Pete Sampras) y a la gran revelaci¨®n de 1993 sobre tierra batida (Medvedev), si despu¨¦s se fracasa en la cita decisiva.Cuando desear¨ªa gritar,llorar, abrazarse a su padre, Llu¨ªs, y dejar correr la emoci¨®n contenida durante 14 d¨ªas de silencio, angustia y concentraci¨®n, Bruguera debe callar, sonre¨ªr todo lo m¨¢s y fortalecer su brazo y su cerebro piara el duelo m¨¢s duro, e que est¨¢ por llegar, el definitivo. Si pierde, quedar¨¢ la estela de un trabajo soberbio y una etiqueta insuficiente, la de finalista. Si gana... Nadie puede imaginar qu¨¦ suceder¨¢ si gana.
Roland Garros nunca ha confiado en Bruguera. De ¨¦l se aceptaba su solvencia sobre arcilla, sus siete victorias en competiciones del circuito y su eterna condici¨®n de aspirante. Sin embargo, nunca tuvo ventaja en los corrillos de las apuestas. Como una losa pesaban sus anteriores eliminaciones en la primera ronda o la segunda. Nunca antes consigui¨® pasar de los octavos. Siempre fue para los parisienses una esperanza frustrada. Ante Medvedev,sus posibilidades eran m¨ªnimas: tres enfrentamientos, tres derrotas. Ni siquiera su magn¨ªfico triunf¨® ante Sampras en los cuartos logr¨¦ cambiar los vaticinios: Medvedev respondi¨® al reto con un impresionante ¨¦xito contra Edberg. El coraz¨®n, no la cabeza, ten¨ªa la responsabilidad de apostar por el catal¨¢n; sobre todo, despu¨¦s de la pu?alada de tristeza que sobrevino en la expedici¨®n tras la inesperada eliminaci¨®n de Arantxa S¨¢nchez.
Bruguera destroz¨® los pron¨®sticos con su derecha, elimin¨® los gritos de aliento hacia Medvedev con su rev¨¦s y espant¨® los 20 a?os de sequ¨ªa del tenis espa?ol con su servicio. ?Qu¨¦ sereno en los intercambios! ?Qu¨¦ tremendo en los paralelos! ?Qu¨¦ suave en las dejadas! ?Qu¨¦ implacable en su saque!... Algunas cr¨®nicas dir¨¢n que Medvedev no tuvo su d¨ªa, que no dio una a derechas. Mentira. El m¨¦rito fue de Bruguera. No le dej¨® pensar. Le oblig¨® a correr de un lado a otro y le fundi¨® los plomos con golpes profundos, severos, ganadores. Bruguera cometi¨® s¨®lo ocho errores no forzados; Medvedev, 47. ?l tuvo 14 pelotas de ruptura; su rival, ninguna. Gan¨® el 80% de los puntos con su primer servicio; el ucranio, el 65%. Son los datos de la paliza.
El 6-0 del primer set fue el aviso inicial. Medvedev s¨®lo gan¨® ocho tantos. El segundo prob¨® la fortaleza an¨ªmica de Bruguera: lleg¨® a desperdiciar tres puntos de ruptura. El tercero fue un paseo. Sergi rompi¨® en el segundo juego y, siempre con la derecha como martillo pil¨®n, acorral¨® a su adversario hasta el ¨²ltimo, en el que volvi¨® a romper para machacar con la primera bola de partido de que dispuso. En el palco, su padre rompi¨® su est¨¢tica figura y alz¨® los dos pu?os al cielo en una explosi¨®n de j¨²bilo in¨¦dita. Junto a ¨¦l, Manuel Santana, dos veces ganador (1961 y 1964). En el otro lado de la pista, en una tribuna elevada y repleta de cabinas, el ¨²ltimo campe¨®n espa?ol, Andr¨¦s Gimeno (1972). Santana acababa de llegar. No pudo ser m¨¢s oportuno. Fue un momento m¨¢gico: tres campeones espa?oles en uno de los santuarios del tenis.
Courier aguant¨® el primer asalto, el primer conato revolucionario de la nueva ola. Krajicek puso a prueba la fortaleza an¨ªmica del rey y fracas¨®. Una manga ganada en la muerte s¨²bita fue todo su premio. Nada m¨¢s. El estadounidense se mantiene invicto en sus ¨²ltimos 20 partidos de Par¨ªs. Una racha tremenda que le ha permitido sumar dos t¨ªtulos. Ma?ana ir¨¢ por el tercero. Frente a ¨¦l, el nuevo l¨ªder de la revoluci¨®n: Bruguera.
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